Las reglas fiscales de la UE deben reformarse para que las ciudades puedan invertir en la transición climática. En la imagen: una antigua ...
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| Las reglas fiscales de la UE deben reformarse para que las ciudades puedan invertir en la transición climática. En la imagen: una antigua grúa portuaria en Nantes. [Guillermo Chevillón] |
A medida que se reforman las reglas fiscales de la UE, la inversión en bienes públicos verdes, digitales y sociales debería excluirse de los cálculos de la deuda.
23 octubre 2022.- Existe un doble vínculo en Europa en un momento en el que no podemos permitirnos tener las manos atadas. Hay un llamado urgente a avanzar en la resiliencia climática, social y digital, e invertir en nuestro futuro, para que en 10 o 50 años no nos veamos obligados a mirar hacia atrás con remordimiento por nuestra falta de acción.
La ambición está ahí y, sin embargo, una mirada al gasto real en Europa muestra que no hay dinero. Una mirada a las regulaciones fiscales muestra que no solo no respaldan estas ambiciones, sino que las están frenando activamente.
A medida que la importancia de invertir en nuestro futuro se vuelve más urgente cada día, el nivel de inversión real a largo plazo disponible para nuestras ciudades continúa en la espiral descendente en la que ha estado atrapado durante más de 10 años. Estos no son solo números: las ramificaciones reales de esta tendencia son que la infraestructura verde, digital y social que necesitamos construir localmente para lograr los objetivos declarados de Europa no está ahí, y no estará ahí a menos que emprendamos un ajuste rápido.
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento de Europa, actualmente en revisión, puede limitar la inversión a gran escala en bienes públicos, especialmente a nivel local, donde más se necesita. Este pacto controla las deudas y los déficits, lo cual está muy bien cuando se trata de gastos generales, pero debe haber un enfoque diferente cuando se trata de inversiones a largo plazo que permitirán que Europa sea sostenible, social y digitalmente resiliente.
Muchas ciudades tienen grandes deudas en este momento debido al gasto necesario durante la pandemia del Covid. ¿Le vamos a pedir al cambio climático que se tome un respiro mientras reorganizamos nuestras finanzas?
Según las normas actuales de la UE, el gasto en suministros de oficina se trata de la misma manera que el gasto en paneles solares. Este planteamiento no es válido para las ciudades de Europa, que no son equivalentes y que cualquier sistema que las trate como tales debería reiniciarse, y rápido. Las nuevas reglas fiscales reformadas podrían estar respaldadas por un presupuesto europeo que financie bienes públicos europeos clave.
Otro peligro del sistema actual es que los gobiernos tienen la libertad de endeudarse en tiempos de bonanza, cuando debería haber poca necesidad de hacerlo, mientras que se ven obligados a ser tacaños en tiempos de crisis económica, justo cuando es necesario impulsar el gasto público.
El Banco Europeo de Inversiones descubrió que el 70 % de las ciudades carecían de los recursos necesarios para las inversiones necesarias en infraestructura social, digital y climática. Si queremos llenar este enorme vacío de inversión y asegurarnos de no dejar a la gente en la oscuridad en tiempos de crisis, es cierto que el gasto público no será suficiente.
Sin embargo, lo que hemos visto con ciudades que invierten en soluciones innovadoras y eficientes en toda Europa es que cuando el gobierno local gasta, los financiadores privados hacen lo mismo. Cuando respaldamos ideas inteligentes, los actores privados se suben al tren y, juntos, realmente tenemos el poder de marcar la diferencia. Nuestras acciones también centran el gasto en personas, para planificar un futuro socialmente sostenible. Pero primero se debe habilitar el gasto de la ciudad, o la primera ficha de dominó no se derribará.
Los cambios necesarios a nivel de la UE pueden llevar tiempo, pero necesitamos una respuesta inmediata. Como solución provisional, la infrautilización de los fondos de la UE debe destinarse a inversiones sociales, verdes y digitales locales. La UE debe crear un nuevo programa que ayude a las ciudades a aprovechar al máximo las fuentes combinadas de financiación y apalancando financiación privada con inversiones públicas.
Sin embargo, tales medidas solo funcionarán como una solución provisional. El éxito a largo plazo requiere una planificación e inversión a largo plazo. Necesitamos un replanteamiento completo de las normas fiscales de la UE.
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe promover la estabilidad: la inversión en bienes públicos verdes, digitales y sociales, cuidadosamente evaluada de acuerdo con la taxonomía adecuada, debe excluirse de los cálculos de la deuda. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe promover el crecimiento: la inversión a largo plazo debe tratarse de manera diferente al gasto normal, dando a las ciudades más espacio para financiar infraestructura vital y servicios públicos preparados para el futuro.
Solo una vez que el pacto se transforme en un mecanismo de apoyo económico contracíclico, en lugar de uno diseñado para amplificar los auges y las recesiones económicas, solo una vez que sea lo suficientemente flexible como para permitir un pensamiento real a largo plazo, podrá proteger y reforzar los intereses a largo plazo de Europa.
Fuente: André Sobczak, secretario general de Eurocities.
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