La fumata blanca se elevó desde Bruselas cuando los negociadores acordaron prohibir la venta de automóviles nuevos de gasolina y diésel a pa...
 |
| La fumata blanca se elevó desde Bruselas cuando los negociadores acordaron prohibir la venta de automóviles nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035. [ Ody_Stocker/Shutterstock ] |
01 noviembre 2022.- Tras el acuerdo de la UE de la pasada semana sobre los objetivos de CO2 para automóviles y furgonetas, sería razonable que los responsables políticos europeos acelerasen el paso para implementar las condiciones propicias para una movilidad sin emisiones en Europa.
El acuerdo entre representantes de la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo reducirá las emisiones de CO2 de automóviles y furgonetas en un 100 % a partir de 2035, prohibiendo de hecho la venta de vehículos tradicionales con motor de combustión interna (incluidos los híbridos).
Esta decisión de gran alcance no tiene precedentes. Significa que la Unión Europea ahora será la primera y única región del mundo en volverse completamente eléctrica.
No nos equivoquemos, la industria automotriz europea está a la altura del desafío de proporcionar estos automóviles y furgonetas de cero emisiones, pero queda pendiente de conocer las condiciones marco que son esenciales para cumplir este objetivo reflejadas en las políticas de la UE. Estos incluyen una gran cantidad de energía renovable, una red de infraestructura de carga pública y privada sin interrupciones y acceso a las materias primas necesarias para la producción de baterías. Todas ellas, medidas cuya garantía de accesibilidad/disponibilidad queda en manos de los responsables políticos europeos.
Los motores de combustión con combustibles electrónicos neutrales para el clima seguirán estando permitidos después de 2035. Por lo tanto, una prohibición general de los motores de combustión interna a partir de 2035 puede estar fuera de la mesa
Gracias a las continuas inversiones de la industria, el año pasado, uno de cada cinco automóviles nuevos vendidos en la UE tenía un enchufe. Para 2030, se prevé que aumente a tres automóviles de cada cinco, lo que colocará a la UE por delante de todas las demás regiones del mundo. Con estas cifras en la mano, no cabe duda de que los fabricantes de automóviles están adaptando su negocio en base a las decisiones emanadas desde el seno de la UE, y preparándose para abordar los importantes desafíos sociales e industriales que trae consigo esta transformación.
Ahora, se trata de trabajar juntos en políticas que garanticen el acceso a las materias primas necesarias para la movilidad eléctrica, hacer que los coches eléctricos sean productos asequibles para el mercado masivo, mitigar las consecuencias negativas para el empleo y permitir que los ciudadanos europeos carguen su vehículo eléctrico de forma rápida y sencilla.
Como parte de una política industrial integral, Europa necesita construir cadenas de suministro resilientes, especialmente cuando se trata de piezas críticas como baterías y materias primas (litio, cobalto, níquel). De lo contrario, los fabricantes de vehículos de la UE estarán en una desventaja significativa en comparación con sus homólogos de otras regiones, especialmente a la luz del aumento de los precios de la energía.
Por ello, sería conveniente una revisión intermedia sólida y significativa de la regulación de emisiones de CO2. Esto será esencial para evaluar si se ha avanzado lo suficiente en el desarrollo del mercado, el despliegue de infraestructura, la disponibilidad de materias primas y la asequibilidad.
De hecho, la asequibilidad corre el riesgo de convertirse en un obstáculo mayor, con la inflación en aumento y el precio de las baterías aumentando por primera vez en más de una década. Por lo tanto, los responsables de la formulación de políticas también deben abordar las emisiones de la flota de vehículos existente en la carretera y de la que quedará en ellas a partir de 2035 y que puede durar otros diez años.
En este contexto, es de observar que el acuerdo final de la UE incluye referencias al posible papel futuro de los combustibles renovables en el sector del transporte. La apertura tecnológica sigue siendo esencial para mantener la agilidad a la hora de responder a diferentes necesidades y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Como demuestra la actual crisis energética, la diversificación es esencial para mejorar la resiliencia de Europa y la de sus ciudadanos.
Una cláusula de considerando no vinculante proporciona un mayor margen de maniobra para los motores de combustión, y pide a la Comisión que "haga una propuesta para registrar después de 2035 vehículos que funcionen exclusivamente con combustibles neutros en CO2 de conformidad con la legislación de la UE, fuera del alcance de los estándares de la flota". Sin embargo, se entiende que esto se aplica solo a los vehículos de emergencia, como ambulancias y camiones de bomberos.
A pesar de la cláusula de revisión, sigue siendo poco probable que el motor de combustión interna tenga un regreso glorioso. Los fabricantes de automóviles ya están cambiando la producción a vehículos eléctricos en masa.
La redacción del texto es más bien un ejemplo del tipo de 'ambigüedad estratégica' necesaria para que todos en la mesa participen, el tipo de concesión hecha para salvar el rubor de los políticos que deben justificarse en su capital nacional.
Pero nunca digas nunca. Mucho dependerá del informe de 2026. Si la Comisión encuentra que, de hecho, existe una ruta verde que utiliza motores híbridos y combustibles electrónicos, entonces no es inconcebible que la ecuación pueda cambiar.
COMENTARIOS