La esencia de Tolstói (reseña de Mariano Luna de Matías)
Imagen de León Tolstói |
09 septiembre 2024.- Yo había leído lo que se solía leer cuando eras un adolescente. Quevedo, Góngora, Dumas, Shakespeare.... Mi hermano me habló de los genios rusos, de los escritores rusos. Rusia para mí era el hielo y la distancia, una polis desmembrada y un perfume hacia lo desconocido.
Empecé por " Anna Karenina". Mi pulso creció y me arropé bajo las sábanas de la consistencia, de habitar regiones que no dominaba. Galdós y Clarín copiaron mi modelo. Se recostaron en los bazares de la creación de personajes maniqueos y humanos.
Con León Tolstói viví la historia del marido infiel y la esposa aturdida y convulsionada por una sociedad que mira y obedece, que no piensa, que capta el movimiento y que transpira en odio y recelo. La sociedad rusa estaba dominada, estaba asentada con la tutela del eslavismo y el zarismo. España hoy es eso, casi dos siglos después.
El contraste entre lo que debes ser o crees ser y lo que te dictan las normas protocolarias. El mamón de Tolstói me lo dijo hace años. Nos escondemos detrás de las cortinas y rompemos todos los jarrones. Stiva, el protagonista, no sabe ni tan siquiera lo que hace.
Con " Guerra y paz" contemplé los desastres de la guerras de Napoleón. Cuánta masacre y cuánto odio frenético sin causa. " El imbécil" me enseñó los conceptos de Moliere. El ser humano en su esencia, la doble moral.
Claro que Tolstói es eso: la esencia. Cervantes lo hacía a través de la sonrisa, Homero , con la virtud, Valle con el desencanto, Shakespeare con la pulsión... Tolstói lo hacía desde el cariño. Quería transformar la sociedad a través de la empatía y el amor universal. De la dicha a través de la ayuda, de eliminar lo epicúreo.
Qué grande fue León. Y su mujer. Su mujer tanto o más que él. Crió trece hijos y lo ayudó a escribir sus grandes novelas. Gracias a León y Sofía por tanto.
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