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| Foto: Canva |
Al igual que sus contemporáneos impulsados por combustibles fósiles, los coches eléctricos y sus componentes tienen una vida útil finita. En realidad, ¿cuánto tiempo durará un vehículo eléctrico antes de averiarse por completo?
06 diciembre 2024.- En un contexto marcado por la crisis climática y una economía global incierta, la electrificación avanza rápidamente.
Con el auge de los VE (Vehículos Eléctricos), el papel de la economía circular en el reciclaje y la reutilización de sus componentes es cada vez más relevante. Especialmente, las baterías presentan desafíos únicos que exigen soluciones sostenibles durante y al final de su vida útil.
Las baterías de los VE tienen una vida limitada y, con el tiempo, experimentan degradación, un proceso químico y físico que reduce su capacidad de carga. Aunque este desgaste plantea dudas para los compradores, los avances tecnológicos han mejorado significativamente su durabilidad.
Hoy, los VE están diseñados para durar entre 15 y 20 años, cifras comparables o incluso superiores a las de los coches de combustión interna. La vida útil de las baterías suele definirse cuando su capacidad cae por debajo del 70-80 % de la original. Sin embargo, muchas baterías modernas mantienen su rendimiento más allá de este umbral, por lo que esta métrica podría quedar obsoleta en el futuro.
Aunque los fabricantes suelen ofrecer garantías de ocho años o 160.000 km, datos reales muestran que las baterías duran mucho más tiempo, reforzando su fiabilidad en última instancia.
Sustitución de baterías: costes y opciones
El reemplazo de una batería es uno de los mayores gastos asociados a los VE. Sin embargo, las tecnologías actuales permiten sustituir módulos individuales en lugar de toda la batería, lo que reduce costes y es más sostenible.
En Europa, los precios varían según el modelo del vehículo, el tamaño de la batería y el país. En Alemania, por ejemplo, los costes oscilan entre 4.500 y 18.600 euros, dependiendo del fabricante y el tipo de batería. Tesla, por ejemplo, tiene opciones más económicas en su Model 3, mientras que los Model S y X son más caros.
Otros fabricantes, como BMW y Nissan, presentan igualmente amplios rangos de precios. En el Reino Unido, el coste de reemplazo suele ser más alto que en Alemania o Francia. A pesar de estos costes, se espera que bajen a medida que la tecnología avance y aumente la producción en masa.
Economía circular y reutilización
Cuando un VE llega al final de su vida útil, la economía circular ofrece soluciones para prolongar la utilidad de sus componentes, especialmente las baterías. Estas, aunque ya no puedan alimentar un vehículo, conservan una capacidad significativa que puede reutilizarse en aplicaciones menos exigentes, como el almacenamiento de energía estacionaria.
Este segundo ciclo prolonga la vida útil de las baterías, reduce el impacto ambiental y ahorra recursos. Sin embargo, presenta desafíos como garantizar la seguridad y la fiabilidad.
Además, la reutilización retrasa el reciclaje, lo que demora la recuperación de materiales valiosos necesarios para nuevas baterías. Este equilibrio es crucial para avanzar hacia un modelo verdaderamente sostenible.
Reciclaje y recuperación de materiales
Cuando las baterías dejan de ser útiles incluso en aplicaciones secundarias, el reciclaje se convierte en esencial. Contienen materiales como litio, cobalto y níquel, que pueden recuperarse mediante procesos avanzados como la hidrometalurgia y la pirometalurgia.
En Europa, plantas como la de AE Elemental en Polonia están liderando el reciclaje sostenible, recuperando materiales y reduciendo la necesidad de nuevas extracciones. Además de las baterías, otros componentes de los VE, como los motores eléctricos, también pueden reciclarse o reacondicionarse, contribuyendo a la sostenibilidad del ciclo de vida del vehículo.
Innovaciones en baterías
A medida que crece la preocupación por la escasez de materiales y los costes, muchos fabricantes están adoptando baterías de fosfato de hierro y litio (LFP). Estas son más económicas, duraderas y seguras, aunque ofrecen menor autonomía.
Por otro lado, las baterías de estado sólido, que reemplazan el electrolito líquido por un material sólido, son una innovación prometedora. Estas baterías prometen mayor seguridad, densidad energética y vida útil, pero su producción masiva aún está a varios años de distancia.
Entender el ciclo de vida de los VE es clave para garantizar su sostenibilidad. A medida que se masifican, el reciclaje y la reutilización de baterías se vuelven fundamentales para minimizar su impacto ambiental.
Los avances tecnológicos, como las baterías LFP sin cobalto y las de estado sólido, mejorarán la durabilidad, la seguridad y la eficiencia de los VE. Aunque persisten desafíos, el desarrollo constante de la tecnología y las infraestructuras de reciclaje allanan el camino hacia un futuro más verde y sostenible.
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Fuente: Geraldine Herbert, editora de automovilismo en el periódico 'Sunday Independent', y experta en movilidad eléctrica
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