salud, psicología, Tania Astray, alcalá de henares
Mi sello personal, la calidez. La sensación de seguridad facilita el establecimiento del vínculo con el ser humano que solicita acompañamiento terapéutico.
El EMDR está revolucionando la forma de acompañar a los pacientes en la resolución de problemáticas complejas como los traumas. El acompañamiento en duelo es una de las últimas formaciones que he realizado y como profesional me ha permitido ampliar mis capacidades para intervenir en estas situaciones
En la terapia infantil, una parte fundamental del trabajo, lo realizo con padres o cuidadores del menor. En la etapa adolescente, las problemáticas son de gran intensidad emocional. El niño deja de serlo y entra en una etapa de metamorfosis que puede ser compleja.
Tania Astray es psicóloga clínica y realiza terapia individual. Después de varias colaboraciones en diferentes centros de psicología, ha decidio dar el paso y ha abierto un espacio propio. Mi sello personal, la calidez. La sensación de seguridad facilita el establecimiento del vínculo con el ser humano que solicita acompañamiento terapéutico.
Se graduó por la UNED en Psicología, y realizó el Máster habilitante para el ejercicio como psicóloga clínica, y otro en Intervención Infanto-Juvenil, complementado con Terapia en Caja de Arena.
Una de las intervenciones más novedosas, el EMDR está revolucionando la forma de acompañar a los pacientes en la resolución de problemáticas complejas como los traumas. Es una de las formas que utiliza en terapia por lo humana, y efectiva que resulta.
El acompañamiento en duelo es una de las últimas formaciones que ha realizado y como profesional le ha permitido ampliar sus capacidades para intervenir en estas situaciones, sea duelo por muerte, de pareja, perinatal, de salud, mascotas y la gran variedad de pérdidas que podemos transitar a lo largo de la vida.
Trabaja con 3 grupos de edad:
En la terapia infantil, una parte fundamental del trabajo lo realiza con padres o cuidadores del menor. Esta etapa del neurodesarrollo es muy cambiante. Se hace necesario conocer los principales hitos que deben alcanzar los niños en su desarrollo, para poder enseñarles a comportarse de una forma sana y emocionalmente enriquecedora.
En la etapa adolescente, las problemáticas son de gran intensidad emocional. El niño deja de serlo y entra en una etapa de metamorfosis, donde tiene muy claro lo que no quiere ser, y explora con sus amigos, para ver qué es lo que desea. En esta era digital, en la que nuestros hijos son los mejores conocedores de la tecnología, nos encontramos una generación de “padres analógicos”. Son ellos, los más jóvenes quienes ostentan el conocimiento las redes sociales y los que se exponen más a ellas. Esta situación requiere de nosotros como padres que seamos curiosos y mantengamos las líneas de comunicación abierta con ellos. Lo que es compatible con el establecimiento de límites que garanticen la seguridad de los jóvenes.
En adultos, el trabajo empieza con la recogida de la historia vital y del motivo de consulta. A partir de ahí, como en todas las edades, es fundamental construir un vínculo que permita al otro, sentir que puede ser vulnerable y que está en un espacio seguro, en el cual puede llorar, reír, aprender sobre el cuerpo y la mente que habita, y sanar.
La ansiedad, la depresión, los duelos, en adultos, las relaciones con los amigos y parejas en la adolescencia, y en niños, los problemas de conducta o de rendimiento académico suelen ser los problemas más comunes que llegan a consulta.
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