elecciones Alemania, elecciones 2025
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| Alice Weidel, candidata a canciller de AfD. Ronald Wittek/EPA-EFE |
23 febrero 2025.- En las semanas previas a las elecciones alemanas, el partido de extrema derecha Alternative für Deutschland (AfD) obtuvo un 20% de los votos. Por primera vez, la AfD desafía la estrategia tradicional de los partidos tradicionales de aislar a la extrema derecha.
El ascenso de la AfD es sorprendente, dada la historia de autoritarismo y nacionalsocialismo que vivió el país durante las décadas de 1930 y 1940. Durante décadas, los movimientos de extrema derecha fueron generalmente estigmatizados y tratados como parias. Las élites políticas, los partidos tradicionales, los medios de comunicación y la sociedad civil marginaron efectivamente a la extrema derecha y limitaron sus perspectivas electorales.
El avance de la AfD en las elecciones federales de 2017 rompió ese status quo. Con el 12,6% de los votos y 94 escaños en el Bundestag, se convirtió en el tercer partido más importante de Alemania, abriendo un espacio político viable a la derecha del partido de centroderecha CDU/CSU por primera vez en la era de posguerra.
La AfD fue fundada en 2013 por miembros descontentos de la CDU, entre ellos los profesores de economía Bernd Lucke y Joachim Starbatty y los periodistas conservadores Konrad Adam y Alexander Gauland. Comenzó como un partido antieuro que defendía una única idea y abogaba por la salida de Alemania de la eurozona.
Apodado el “partido de los profesores” , ganó credibilidad gracias al apoyo de académicos y ex políticos tradicionales, lo que le dio una “seriedad inusual” para un partido de protesta. Si bien se podría decir que los elementos nativistas estuvieron presentes desde el principio, la AfD no fue concebida inicialmente como un partido de extrema derecha.
Cuando se presentó por primera vez al Bundestag en 2013, su manifiesto de cuatro páginas se centró exclusivamente en la disolución de la eurozona. En ese momento, el partido abogó por el asilo político para los perseguidos y evitó una retórica dura contra los inmigrantes o el islam, cultivando más bien una imagen “burguesa”.
Esto ayudó a la AfD a construir lo que la politóloga Elisabeth Ivarsflaten ha llamado un escudo reputacional : un legado utilizado para desviar el estigma social y las acusaciones de extremismo.
En un principio, la AfD se distanció de los partidos de extrema derecha de los países vecinos. Sin embargo, los sucesivos cambios de liderazgo entre 2015 y 2017 hicieron que el partido adoptara una posición más dura , en particular en materia de inmigración, islam e identidad nacional. En 2016, su plataforma se había alineado en gran medida con las de los partidos populistas de derecha radical de otros países.
Puntos de vista de extrema derecha
Hoy en día, el partido puede clasificarse inequívocamente como de extrema derecha. Este términos generales recoge los vínculos cada vez más estrechos entre los partidos y movimientos de “derecha radical (populista)” (antiliberal-democrático) y de “extrema derecha” (antidemocráticos). Ideológicamente, la extrema derecha se caracteriza por el nativismo y el autoritarismo.
El nativismo es una forma xenófoba de nacionalismo que sostiene que los elementos no nativos constituyen una amenaza para el Estado-nación homogéneo. En Alemania, el nativismo conlleva un legado histórico. El “nacionalismo völkisch” fue una de las ideas centrales del siglo XIX y principios del XX que fue ampliamente adoptada por el nacionalsocialismo para justificar las deportaciones y, en última instancia, el Holocausto.
La ideología völkisch se basa en la idea esencialista de que el pueblo alemán está indisolublemente ligado a la tierra, por lo que otras personas no pueden formar parte de la comunidad völkisch.
La AfD se ha convertido en un partido de extrema derecha radicalizando continuamente sus posiciones. Actuó como un caballo de Troya , importando la ideología nacionalista völkisch a la arena parlamentaria y pública, que antes estaba bloqueada por los mecanismos de control de la democracia alemana.
La AfD se ganó un nicho al promover políticas antiinmigratorias más estrictas. Esto se produjo en respuesta a la llamada “crisis de los refugiados”, cuando la entonces canciller Angela Merkel recibió a más de un millón de solicitantes de asilo en Alemania. En su mitín de lanzamiento de campaña en enero de 2025, la candidata a canciller de la AfD, Alice Weidel, prometió implementar “repatriaciones a gran escala” (o “remigración”) de inmigrantes.
El partido aboga por el retorno a una ciudadanía basada en la sangre, insistiendo en que, con muy pocas excepciones para inmigrantes bien asimilados, la ciudadanía sólo puede determinarse por la ascendencia y el linaje sanguíneo, y no por el derecho de nacimiento.
Además, el partido defiende la familia nuclear blanca como un ideal y se ha comprometido a despedir a los profesores universitarios acusados de promover una “ideología de género izquierdista y progresista”. El partido también pide el levantamiento inmediato de las sanciones contra Rusia y se opone a los envíos de armas a Ucrania.
En los últimos años, el partido ha adoptado la estrategia de extrema derecha de inundar los medios y el discurso público con controversia, desinformación y retórica incendiaria, para dominar la atención y transgredir las normas políticas tradicionales.
Un ejemplo llamativo es la afirmación que hizo en 2018 el exlíder de la AfD, Alexander Gauland, de que los 12 años de régimen nazi fueron “meras tonterías en más de 1.000 años de exitosa historia alemana”. Con esta observación, intentó replantear la Alemania moderna como una continuación de su historia anterior a 1933, al tiempo que restaba importancia a la era nazi.
Normalización de la AfD
Hasta hace poco, la extrema derecha era sistemáticamente excluida de los partidos políticos tradicionales. Un mito fundacional de la antigua República Federal de Alemania era que las fuerzas democráticas no cooperaban con la extrema derecha. Al menos en el plano parlamentario, esto funcionaba bastante bien como parte de la “democracia militante” alemana .
Sin embargo, el muro de contención político, el Brandmauer , ha empezado a derrumbarse. Desde entonces, la AfD ha celebrado la elección de sus primeros alcaldes a nivel local.
El éxito de la AfD se ha visto impulsado sobre todo por la narrativa de una “crisis de refugiados” en Alemania. La dura retórica política sobre la migración ha contribuido al éxito electoral del partido, así como a la adopción generalizada de algunas de sus posiciones.
Curiosamente, el AfD tiene un éxito especial en las zonas rurales y remotas con bajos niveles de migración, pero es débil en las zonas urbanas más globalizadas y orientadas a la universidad.
De cara a las elecciones de 2025, Friedrich Merz, el principal candidato de la CDU, rompió un tabú político histórico cuando su propuesta de endurecer las políticas de asilo fue aprobada por un estrecho margen en el Bundestag con el apoyo de la AfD. Mientras tanto, los medios alemanes tratan cada vez más a los representantes de la AfD como contendientes políticos legítimos.
Antes marginados de los debates políticos, ahora son invitados regularmente a programas de entrevistas y han recibido legitimidad internacional de figuras como el vicepresidente estadounidense JD Vance y el dueño de X, Elon Musk.
Estas elecciones pueden dar una pista de hasta dónde llegará la normalización de la AfD y cómo afectará al futuro político de Alemania. Más allá del éxito electoral, la cuestión principal será hasta qué punto los partidos tradicionales incorporarán ideas de extrema derecha en su agenda política.
Lo que sí está claro, sin embargo, es que el panorama político ha cambiado. Los límites que una vez mantuvieron a la extrema derecha al margen ya no son tan firmes como antes.
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