arqueología, denisovanos
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Reconstrucción del cráneo del «Hombre Dragón» en su hábitat. El fósil ha sido identificado como un denisovano. Fuente: Chuang Zhao |
Proteínas antiguas y placa dental calcificada identifican a un fósil de cejas pobladas procedente de China como un denisovano.
19 junio 2025.- Una reciente publicación en Nature ha revolucionado nuestra comprensión sobre la apariencia física de los denisovanos, un grupo de homínidos extintos estrechamente relacionados con los neandertales y los humanos modernos. El hallazgo de un cráneo casi completo, procedente de las cercanías de Harbin en el noreste de China, ofrece por primera vez una visión detallada de cómo eran físicamente estas personas antiguas y coloca nuevos puntos de referencia en el estudio de nuestra evolución.
Descubrimiento que pone fin a décadas de incertidumbre
Hasta hace poco, el conocimiento sobre los denisovanos se basaba únicamente en pequeños fragmentos óseos y en estudios genéticos extraídos de fragmentos dispersos, como el famoso fragmento de falange hallado en 2008 en la Cueva de Denisova, y en análisis de proteínas antiguas. La reciente identificación del cráneo, que data de al menos 146,000 años, cierra una brecha de más de 15 años de incertidumbre en torno a la morfología craneal de este grupo. Gracias al análisis de moléculas antiguas y a técnicas avanzadas de paleogenética, los investigadores han podido confirmar que el fénix craneal pertenece de manera indiscutible a un individuo denisovano.
Aspectos morfológicos y sus implicaciones
El cráneo revela rasgos tanto sorprendentes como reveladores. Se ha observado la presencia de una prominente cresta superciliar, un rasgo compartido con los neandertales, pero que en el caso de los denisovanos se complementa con otras características únicas. Por ejemplo, el cráneo muestra una cavidad craneal de gran volumen, comparable al de los individuos modernos, lo que sugiere que estos antiguos humanos poseían una capacidad cerebral similar y posiblemente compleja. La combinación de estos rasgos permite inferir que los denisovanos, pese a las diferencias con nuestros parientes más cercanos, compartían con los humanos modernos y los neandertales adaptaciones cognitivas avanzadas.
Este descubrimiento no solo profundiza en el conocimiento de la diversidad física de los homínidos del Pleistoceno, sino que también invita a reflexionar sobre la variabilidad biológica y genética en los orígenes humanos. La presencia de ciertos rasgos faciales y estructurales sugiere que las poblaciones antiguas, lejos de ser monolíticas, presentaban una gran diversidad morfológica, adaptándose a diversos entornos y desafíos a lo largo de los milenios.
Reconstrucción virtual del cráneo fósil hallado cerca de Harbin, China. Fuente: Xijun NiImpacto en el estudio de la evolución humana
El análisis del cráneo denisovano abre nuevos horizontes en la investigación sobre la evolución de los seres humanos. Al comparar sus características morfológicas con las de los neandertales y los humanos modernos, los científicos pueden reconstruir mejor los caminos evolutivos y las interacciones entre estos grupos. Se está evidenciando, por ejemplo, que los denisovanos pudieron haber heredado o compartido ciertos rasgos anatómicos con otros homínidos, lo que refuerza la idea de una historia evolutiva compleja y entrelazada.
La precisión del análisis molecular y morfológico empleado en el estudio ha permitido no solo identificar al cráneo como denisovano, sino también situarlo en un contexto más amplio de la evolución humana en Asia. Estos datos aportan claridad sobre las rutas migratorias y las adaptaciones que estas poblaciones realizaron para sobrevivir en entornos variables, caracterizados por desafíos climáticos y ecológicos extremos.
El hallazgo del cráneo casi completo de un denisovano, documentado en Nature, representa un avance fundamental para la paleoantropología. Revela aspectos inéditos sobre la apariencia y capacidades de este grupo extinto, enriqueciendo nuestro entendimiento de la diversidad y complejidad de los ancestros humanos. Este descubrimiento subraya la importancia de la innovación tecnológica y la interdisciplinariedad en el estudio de la evolución, abriendo nuevas preguntas y caminos de investigación sobre nuestros orígenes.
Cada nuevo fósil, cada molécula extraída de restos milenarios, aporta piezas al rompecabezas de la evolución humana, permitiéndonos conocer de manera más precisa cómo eran las personas de la antigüedad y cómo se adaptaron a los desafíos de su tiempo. Así, el cráneo denisovano no sólo ilumina la apariencia física del pasado, sino que también refuerza la interconexión que compartimos con otros homínidos en el largo camino de la evolución.
Fuente: Nature
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