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El Reino de Asturias, nacido tras la invasión musulmana de comienzos de siglo VIII, generó un sorprendente arte que se extendió por toda la cornisa cantábrica, desde Galicia hasta hasta las Asturias orientales en los siglos IX y X.
Prueba de ello, es que el románico internacional, arte foráneo venido principalmente de Francia a través del Camino de Santiago y por el asentamiento de monasterios cluniacenses va a tener dificultades en en penetrar.
De hecho, el románico no lo conseguirá, salvo excepciones, hasta bien entrado el siglo XII, jugando la catedral de Oviedo un papel preponderante en su difusión. Desgraciadamente queda poco del románico ovetense, pero lo suficiente para saber que existieron grandes talleres en la capital asturiana que después irían extendiendo su arte por el resto de la actual provincia.
El románico rural asturiano suele ser modesto desde el punto de vista arquitectónico, mientras que en canecillos, metopas, ventanales y portadas suele haber un riquísimo repertorio decorativo. Presentamos aquí el conjunto monumental religioso más destacado de aquella época.
Colegiata de Arbás del Puerto
Desde León, por el mítico Puerto de Pajares (Montes Erbasos), a dos kilómetros se encuentra la Colegiata de Arbás del Puerto, antiguo hospital de peregrinos. Se trata de una notable construcción tardorrománica exuberante en decoración y completamente vinculada al románico asturiano a pesar de encontrarse en el extremo de la provincia de León.
Su origen fue un hospital para los peregrinos que iban camino de Oviedo cuya fundación se atribuye al conde leonés Fruela Díaz y su esposa Estefanía Sánchez. Desde León, ciudad por donde pasa el denominado Camino de Santiago Francés, los peregrinos subían hacia el norte para visitar San Salvador, pasando por Pola de Gordón, Arbas, Casa Tibigracias, Puente de los Fierros, Campomanes, Pola de Lena, Mieres, Olloniego, La Manjoya y Oviedo, donde se enlaza con el Camino de Santiago de la costa o Ruta del Norte.
Declarada Bien de Interés Cultural en 1931, se trata de una construcción caracterizada, en su exterior, por la sencillez de sus líneas, tratándose de un románico tardío, pero que se acerca a la estética cisterciense, e incluso gótica, como demuestra la decoración vegetal de muchos de sus capiteles. A su estructura original se le añadieron otros elementos arquitectónicos, principalmente en el XVII y XVIII. Planta basilical con tres naves divididas en tres tramos y cabecera triple con capilla mayor semicircular y ábsides laterales cuadrangulares cubiertas con bóvedas de cañón.
Las naves se separan mediante pilares de sección cruciforme con columnas adosadas sobre las que apoyan los arcos formeros de medio punto, y los perpiaños apuntados; la bóveda central en crucería estrellada, mientras que las naves laterales se cubren con bóvedas de arista. La portada principal está protegida por un pórtico del XVIII y se compone de un arco de medio punto con cuatro arquivoltas muy ornamentadas que descansan sobre ocho esbeltas columnas. Única en su género en la provincia de León, es el resultado de la unión del románico asturiano, zamorano y salmantino.
Iglesia de Santa Cristina de Lena
Tras bajar el Puerto de Pajares -entrando en Asturias- y comer en el Restaurante Santa Cristina, ubicado a unos cientos de metros de Santa Cristina de Lena, visitaremos esta deliciosa ermita, el primer templo del Prerrománico Asturiano de nuestro viaje. Obra del periodo más notable -el Ramirense- nos ofrece una integración soberbia con el paisaje y un interior lleno de encanto.
Una curiosa colina que se erige sobre la aldea asturiana de Vega del Rey en el concejo de Lena, sustenta un pequeño edificio que sobresale en la lontananza. Sin duda, Santa Cristina de Lena es una de las iglesias más hermosas de toda la Península Ibérica. El prerrománico más hermoso e histórico, a la altura de otros templos como Santa María del Naranco.
La construcción se enmarca dentro del arte prerramirense, con el reinado de Alfonso II el Casto, rey de Asturias entre los años 791 y 842. Le sucede Ramiro I, gracias al cual este estilo se engrandece: nace en el monte Naranco el palacio de Santa María, su iglesia palatina, San Miguel de Lillo, y Santa Cristina de Lena.
Su estructura difiere de las de otras iglesias de la monarquía asturiana. La iglesia, que hereda el estilo de construcción visigodo, ocupa dos plantas incomunicadas, la capilla de San Miguel y la cripta de Santa Leocadia. Su planta responde al modelo tradicional de tres naves, con ábsides cuadrados iluminados por una ventana y bóvedas de cañón. Tiene vestíbulo a los pies, capilla cuadrada en la cabecera y muros decorados con alquerías ciegas.
En Santa Cristina de Lena el viajero se encuentra con características muy especiales que no aparecen en Santa María del Naranco ni en San Miguel de Lillo, ya que se trata de un edificio más pequeño, posiblemente una iglesia monacal de menor importancia que los edificios reales del Naranco, cuya planta recuerda mucho a las iglesias visigodas cruciformes. Quizás Santa Cristina de Lena fuera anterior a ambas. Está considerada como la última construcción del periodo ramirense.
San Julián (Santullano) de los Prados
La primera será San Julián de los Prados, construida poco después de la constitución de Oviedo como capital del reino, allá por los comienzos del siglo IX. Además de su sobria pero noble arquitectura, veremos restos importantes del tipo de pintura mural de que disponían estas iglesias.
La iglesia prerrománica de San Julián de los Prados es el más antiguo y mayor de los edificios prerrománicos que aún se conservan. Construida durante el reinado de Alfonso II el Casto (791-842), fue dedicada a San Julián y su esposa Santa Basilisa. En el año 896 fue donada a la catedral de San Salvador junto ''con sus palacios, baños y triclinios'' por Alfonso III el Magno.
Consta de planta basilical latina de tres naves, crucero formado por una gran nave transversal, cabecera tripartita con tres capillas cuadradas cubiertas con bóvedas de cañón, pórtico a los pies y cuartos laterales. En el interior, las naves están separadas por arcos de medio punto sobre pilares cuadrados. La nave central está separada de la transversal por un arco toral a cuyos lados hay dos huecos con arco de piedra.
Santa María del Naranco
Tras "Santullano" visitaremos la falda del Monte Naranco, donde el monarca Ramiro I construyó una pequeña ciudad palatina con iglesia y palacio, las famosas Santa María y San Miguel de Lillo. Ambos monumentos son considerados la cumbre de la arquitectura prerrománica asturiana. Santa María del Naranco fue, al comienzo, el palacio de recreo veraniego, de ahí que sea un edificio de hechuras distintas al resto de los templos del estilo.
El edificio, de planta rectangular, está dividido en dos pisos, uno inferior o cripta que es totalmente cerrada y una superior diáfana, unidas por una escalera exterior. La construcción, de cuidada mampostería, está elevada sobre un zócalo de piedra para imprimirle un sentido vertical que se refuerza con los contrafuertes estriados que llegan hasta el tejado. El piso inferior o cripta, es similar a la de Santa Leocadia, en la Cámara Santa. Se accede a ella desde el exterior, y está totalmente abovedada reforzada con arcos fajones. Al piso superior se llega desde la escalera exterior. Es una sola estancia con miradores a ambos lados y unas ventanas ajimezadas que simulan otro piso en una de sus caras.
Mención aparte merecen las dos fachadas de los extremos. En ambas, totalmente simétricas excepto en la planta inferior, toman mayor importancia las tres zonas horizontales, cada una con una estructura diferente pero formando parte de un diseño común de proporciones áureas y de gran belleza. La zona inferior, mientras que en el costado oriental cuenta con tres ventanas terminadas en arcos de medio punto, en el occidental tiene una sola puerta de entrada a la nave.
Los miradores se estructuran en triple arquería que apoyan sobre columnas con fustes labrados y capiteles corintios. Exteriormente, desde las ventanas penden pilastras estriadas y con cruces que se rematan en medallones con figuración animal y humana. El interior, totalmente abovedado, está recorrido por arcos fajones que repiten la decoración exterior de pilastras decoradas con remate de medallones.
En resumen, consideramos la visita a Santa María el Naranco como algo imprescindible para conocer los altos niveles de calidad a los que llegó el arte prerrománico español y uno de los primeros y más interesantes antecedentes del románico europeo.
San Miguel de Lillo
San Miguel de Lillo fue la iglesia áulica del complejo y debió ser el edificio más grande de todos los construidos por el joven reino, pero una gran parte de él se derrumbó unos siglos más tarde. Aún así llama la atención su esbeltez y la audacia de su arquitectura, incluyendo la forma en disponer sus abovedamientos. Su nombre original en asturiano era el de Samiguel de Lliño, ubicada en el monte Naranco y a escasos minutos de la capital del Principado de Asturias.
Junto con Santa María del Naranco conforman lo que se conoce como el Prerrománico del Naranco, y sin duda alguna es una excursión de lo más interesante, no solo para disfrutar de una parte del prerrománico asturiano, sino también de la naturaleza. Y es que estos dos monumentos se encuentran ubicados en un lugar privilegiado, en el Monte Naranco, desde donde tienes un vista maravillosa, además de unos restaurantes de gran calidad para terminar la visita disfrutando de la gastronomía asturiana.
San Miguel de Lillo está dedicada a San Miguel Arcángel, y fue mandada construir por el rey Ramiro I. En un primer momento era la capilla palatina a donde acudía el rey casi a diario desde su palacio, Santa María del Naranco que después fue consagrado como iglesia. Desde este complejo gobernaba y observada con todo detalle su reino, Oviedo.
El interior se encuentra dividido en tres naves, que están separadas por medio de columnas, de una gran altura, que sustituyen a los pilares convencionales. Dichas columnas se apoyan sobre bases que se encuentran decoradas con algunos símbolos de los evangelistas. Además los capitales de gran tamaño donde se apoyan las arquerías, se encuentran decorados con motivos, cuyo origen es bizantino y norteafricano. Por último, y ya en el exterior llama la atención una escalerilla de piedra, que da acceso a una tribuna interior. A ella se accede por un hueco, no demasiado grande, decorado por pilastras de mármol.
En 2020, el Ministerio de Cultura y Deporte ha finalizado el proyecto de conservación y restauración de las pinturas y revestimientos murales de la iglesia ovetense de San Miguel de Lillo, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1985, y uno de los más destacados exponentes del Prerrománico asturiano. El mayor logro de este proyecto, junto con la puesta en valor de estas manifestaciones plásticas, ha sido la ampliación del catálogo de restos pictóricos conocidos, recuperados tras la eliminación de los revestimientos aplicados en las diferentes restauraciones históricas, una sucesión de recubrimientos heterogéneos y discordantes que presentaban un peligroso estado de deterioro.
Esta estructura columnaria tan generosa nos ofrece un enorme número de capiteles historiados de gran interés iconográfico aunque la plástica es un tanto ruda. La iconografía de los capiteles hace referencia a temas del Antiguo y Nuevo Testamento, las vidas de los santos, así como a temas profanos y simbólicos. Hay otros de iconografía dudosa.
Iglesia de Santa María de la Oliva de Villaviciosa
Nuestro destino final del día es Villaviciosa donde veremos la iglesia de Santa María de la Oliva. Muy cerca de Amandi, en la propia capital de la comarca, Villaviciosa, la iglesia de Santa María de la Oliva -conocida popularmente como Santa María del Concellu- es otro ejemplo de cómo el románico tardío asturiano se resiste a morir y aunque incorpora los arcos apuntados y otros rasgos góticos (se trata de un edificio ya del siglo XIII avanzado), la escultura y decoración no abandona los patrones románicos.
Se estima que pudo ser construida en las últimas décadas del siglo XIII cuando Alfonso X el Sabio otorga la Carta Puebla a puebla de Maliayo (denominación medieval de la actual Villaviciosa) y financiada por las gentes de la villa. De hecho, este templo estaba rodeado de porches o pórticos -queda el del costado sur- donde se reunían los miembros del concejo, de ahí el nombre popular de Santa María del Concellu.
Debió ser bastante reconstruida tras un incendio acaecido en el siglo XV y durante los siglos modernos se realizaron algunas adiciones y reformas. Durante la Guerra Civil fue convertida en refugio antiaéreo. Su planta es sencilla: una sola nave unida a una cabecera de planta rectangular. No obstante, se trata de un edificio de buen porte, muy bien trabajado y construido a base de perfecta sillería. Algunos autores atribuyen tan notable fábrica a que en ella trabajó algún taller tardío del vecino monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós.
La cabecera, a pesar de los siglos transcurridos conserva el carácter arcaizante heredado de la arquitectura asturiana prerrománica (siglos VIII-X) de testero completamente plano. No obstante es agradable ver la buena sillería del muro que queda animado por contrafuertes, una cenefa horizontal y especialmente por un elegante ventanal románico con arquivolta de medio punto de diseño zigzagueante. Por su parte, los canecillos románicos que soportan el alero de la cornisa fueron tallados con seres simiescos fundamentalmente.
En el interior de la iglesia, podemos observar como la cabecera se une con la nave mediante un arco triunfal doblado y apuntado. Hay una serie de columnas soportando este arco así como las nervaduras de la bóveda de crucería. Estas columnas nos ofrecen capiteles con atlante, mascarón humano, etc. Uno de los capiteles dobles lleva una cabeza humana mirando hacia abajo entre dos ¿cuadrúpedos? que sujetan con las patas figuras humanas.
Más información: Turismo Asturias ; Prerrománico y románico de Asturias.
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