Ucranianos que huyen de la guerra caminan hacia un tren en Cracovia para llevarlos a Berlín el 15 de marzo de 2022. Omar Marques/Getty Ima...
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| Ucranianos que huyen de la guerra caminan hacia un tren en Cracovia para llevarlos a Berlín el 15 de marzo de 2022. Omar Marques/Getty Images |
Más de 6,3 millones de ucranianos han huido de su país desde que Rusia invadió por primera vez a finales de febrero de 2022. La Unión Europea ha dado la bienvenida a refugiados ucranianos, permitiéndoles ingresar a sus 27 países miembros sin visas y vivir y trabajar allí por hasta tres años.
Los europeos comunes también han abierto sus puertas, y sus bolsillos, para recibir a ucranianos y ayudarlos a encontrar guarderías, por ejemplo, y otros servicios. Pero es difícil pensar que puedan regresar a su país en tres años. Antes habrá que decidir cuándo y cómo (en qué condiciones) de "da carpetazo" a la guerra entre Rusia y Ucrania. Y no parece que Putin tenga una excesiva prisa. Alargará el conflicto hasta el próximo invierno con el fin de presionar aún más a la UE y forzar una "paz" con las condiciones que él imponga.
Pero todavía quedará una realidad incómoda: los refugiados ucranianos también son peones políticos del presidente ruso, Vladimir Putin, con la intención de desestabilizar políticamente a la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Muchos polacos inicialmente se ofrecieron a ayudar a los ucranianos. Pero ahora, más de dos meses después de que comenzara la guerra, hay señales de que la compasión pública se está desvaneciendo.
La población de Varsovia ha aumentado un 15 % desde el comienzo de la guerra, lo que llevó al alcalde de la ciudad, Rafal Trzaskowski, a proponer una estrategia para manejar los crecientes costes.
Acoger a refugiados ucranianos podría costar a los países más de 30.000 millones de dólares solo en el primer año, según un análisis del grupo de expertos sin fines de lucro Center for Global Development . Esto podría plantear nuevos desafíos para la economía europea, que ya está bajo presión debido a la alta inflación .
Es importante comprender que a menudo existe una conexión entre la migración forzada , es decir, la migración de personas que a menudo huyen de conflictos o desastres ambientales, y las preocupaciones de seguridad nacional o regional .
El vínculo entre migración y seguridad
En los últimos años, los expertos en seguridad nacional han considerado cada vez más la migración humana como un factor clave que puede influir en la estabilidad política.
Esto se produce cuando la cantidad de personas obligadas principalmente por la violencia o el cambio climático a migrar en todo el mundo casi se ha duplicado desde 2010 hasta 2020, aumentando de 41 millones a 78,5 millones durante este tiempo, según las Naciones Unidas .
En algunos casos, como durante la guerra civil de Ruanda en la década de 1990, los líderes políticos y militares obligaron o alentaron a las personas a emigrar a otros países.
Una migración masiva puede funcionar como una herramienta política de dos maneras principales. Primero, la llegada repentina de muchos recién llegados puede abrumar la vivienda, la atención médica y otros recursos y poner a prueba la paciencia de las poblaciones receptoras.
Esto puede ejercer presiones más amplias sobre coaliciones políticas como la Unión Europea, que depende de los países miembros, algunos de ellos reacios, para compartir los costos de acoger a los migrantes.
No es la primera vez
Este no es el primer intento de Putin de utilizar la migración masiva para promover sus ambiciones políticas en Europa. Este tipo de táctica se remonta a una práctica de la era soviética de " ingeniería étnica ", que significa tratar de exacerbar las tensiones políticas basadas en los diferentes orígenes religiosos, étnicos o lingüísticos de las personas.
Según funcionarios y expertos occidentales, Putin ayudó a crear la crisis migratoria europea de 2015 y 2016 desde el Medio Oriente. Aproximadamente 1,3 millones de personas que buscaban asilo, una forma de protección legal para las personas en situaciones inseguras, y otros inmigrantes llegaron a Europa en esa época.
La mayoría de los inmigrantes eran de Siria, como resultado de la mortal guerra civil . Putin y el presidente sirio Bashar Assad utilizaron bombas y otras armas para aterrorizar a los civiles y obligarlos a abandonar sus hogares para ir a Turquía y los países de la Unión Europea.
En 2016, el general de la Fuerza Aérea de EE.UU. Philip Breedlove, quien se desempeñó como comandante militar de la OTAN en ese momento, advirtió que Putin y Assad estaban “utilizando deliberadamente la migración como arma en un intento de abrumar las estructuras europeas y romper la determinación europea”.
En respuesta a la ola de recién llegados, la Unión Europea acordó acoger a los refugiados sirios que se encontraban en Turquía. Pero Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa se negaron a aceptar a los refugiados .
Esto resultó en tensión política entre los países de la UE y un aumento de los partidos políticos nacionalistas y antiinmigrantes en lugares como Italia y Alemania, que aceptaron un gran número de sirios. La preocupación pública por la inmigración también llevó a los ciudadanos británicos a votar en 2016 por la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
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| Sirios que huyeron de los bombardeos en Alepo, Siria, se ven en una ciudad de tiendas de campaña cerca de la frontera turco-siria en 2016. Fatih Aktas/Agencia Anadolu/Getty Images |
Nuevas migraciones forzadas
Unos meses antes de la guerra de Ucrania, el manual de Putin sobre la migración como arma inspiró al aliado político, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko. Lukashenko prometió públicamente a personas de Irak y otros países que si venían a Bielorrusia, los ayudaría a cruzar a la Unión Europea. Lukashenko proporcionó a los inmigrantes transporte gratuito a Bielorrusia y la frontera con Polonia .
Pero los guardias fronterizos polacos bloquearon violentamente el ingreso de estos inmigrantes a su país. En diciembre de 2021, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen , calificó la táctica de Lukashenko de “ataque híbrido”.
“Esta no es una crisis migratoria”, dijo von der Leyen. “Este es un intento de un régimen autoritario de tratar de desestabilizar a sus vecinos democráticos. Esto no tendrá éxito”.
Polonia, Hungría y Eslovaquia se encuentran ahora entre los países que acogen al mayor número de refugiados ucranianos. Mientras que Polonia ha acogido a 3,1 millones de ucranianos, Hungría ha recibido a 550.000 y Eslovaquia ha admitido a 391.000.
Manteniéndose en línea con las tácticas anteriores de Rusia durante la guerra de Siria, el ejército ruso nuevamente está apuntando y atacando a civiles en Ucrania, empujando a millones a huir de sus hogares y su país.
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| Un artista estadounidense con Magicians Without Borders entretiene a niños refugiados ucranianos en Cracovia, Polonia. Dominika Zarzycka/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images |
Se vislumbra el desgaste
Si bien algunas comunidades europeas han llamado a los ucranianos "invitados" y no "refugiados", se informa que otras comunidades locales están abrumadas. En Varsovia, por ejemplo, será necesario construir 75 nuevas escuelas para educar a los niños refugiados de Ucrania.
“Es como sentarse sobre una bomba de relojería”, dijo Agnieszka Kosowicz, presidenta del Foro Polaco de Migración, una organización sin fines de lucro con sede en Varsovia. “Los polacos simplemente no tienen los recursos para mantener sus niveles iniciales de generosidad”, explicó.
Hasta ahora, los políticos europeos no han calificado de crisis la ola de refugiados ucranianos. Algunos expertos dicen que esto se debe a que los ucranianos son predominantemente blancos y cristianos. Otras situaciones migratorias muestran que las similitudes culturales y étnicas no siempre previenen la inestabilidad política.
En Turquía, por ejemplo, la mayoría de los residentes turcos y los refugiados sirios son predominantemente musulmanes. Pero las encuestas públicas muestran una disminución constante de la tolerancia hacia los sirios en los últimos 10 años.
Putin sabe que las ansiedades económicas alimentan la retórica contra la inmigración en Hungría, Francia y otros países. Esto puede crear nuevas amenazas para la solidaridad de la UE y, por extensión, para la seguridad europea.
Fuente: The Conversation
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