Los promotores de la IA creen que está revolucionando la experiencia humana, pero los críticos enfatizan que la tecnología corre el riesgo...
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| Los promotores de la IA creen que está revolucionando la experiencia humana, pero los críticos enfatizan que la tecnología corre el riesgo de poner a las máquinas a cargo de decisiones que cambian la vida. |
Desde aspiradoras "inteligentes" y automóviles sin conductor hasta técnicas avanzadas para diagnosticar enfermedades, la inteligencia artificial se ha abierto camino en todos los ámbitos de la vida moderna.
07 diciembre 2022.- Sus promotores creen que está revolucionando la experiencia humana, pero los críticos enfatizan que la tecnología corre el riesgo de poner a las máquinas a cargo de decisiones que cambien la vida.
Los reguladores de Europa y América del Norte están preocupados. Es probable que la Unión Europea apruebe una legislación el próximo año, la Ley de IA, destinada a frenar la era del algoritmo. Estados Unidos publicó recientemente un plan para una Declaración de Derechos de AI y Canadá también está considerando la legislación.
El uso de datos biométricos, reconocimiento facial y otras tecnologías por parte de China para construir un poderoso sistema de control ha cobrado gran importancia en los debates. Ante estos avances tecnológicos, hay quienes opinan que Occidente también estaba en peligro de crear "infraestructuras totalitarias", sin importar los beneficios.
Pero antes de que los reguladores puedan actuar, se enfrentan a la abrumadora tarea de definir qué es realmente la IA.
'Juego de oportunistas'
Suresh Venkatasubramanian de la Universidad de Brown, coautor de la Declaración de derechos de la IA en EE.UU., dijo que tratar de definir la IA era "un juego de oportunistas". Cualquier tecnología que afecte los derechos de las personas debe estar dentro del alcance del proyecto de ley, tuiteó.
La UE de 27 naciones está tomando la ruta más tortuosa de intentar definir el campo en expansión. Su proyecto de ley enumera los tipos de enfoques definidos como IA e incluye prácticamente cualquier sistema informático que implique automatización. El problema surge del uso cambiante del propio término IA.
Durante décadas, describió los intentos de crear máquinas que simularan el pensamiento humano. Pero la financiación para esta investigación, conocida como IA simbólica, se agotó en gran medida a principios de la década de 2000.
El ascenso de los titanes de Silicon Valley hizo que la IA renaciera como una etiqueta general para sus programas de procesamiento de números y los algoritmos que generaban. Esta automatización les permitió dirigirse a los usuarios con publicidad y contenido, ayudándolos a ganar cientos de miles de millones de dólares.
De ahí que la UE y los EE.UU. hayan llegado a la conclusión de que cualquier definición de IA debe ser lo más amplia posible.
'Demasiado desafiante'
Pero a partir de ese momento, las dos potencias occidentales han orientado el problema a través de caminos separados.
Por un lado, el proyecto de Ley de IA de la UE tiene más de 100 páginas. Entre sus propuestas más llamativas se encuentra la prohibición total de ciertas tecnologías de "alto riesgo", el tipo de herramientas de vigilancia biométrica que se utilizan en China, por ejemplo.
También limita drásticamente el uso de herramientas de inteligencia artificial por parte de funcionarios de migración, policías y jueces. Algunas de estas tecnologías son "simplemente demasiado desafiantes para los derechos fundamentales ".
Por otra parte, la Declaración de derechos de AI en EE.UU., es un breve conjunto de principios enmarcados en un lenguaje aspiracional, con exhortaciones como "debe estar protegido de sistemas inseguros o ineficaces". El proyecto de ley fue emitido por la Casa Blanca y se basa en la ley existente.
Los expertos consideran que no es probable que haya una legislación dedicada a la IA en los Estados Unidos hasta 2024 como muy pronto porque el Congreso está estancado en esta materia.
Las opiniones difieren sobre los méritos de cada enfoque. Para unos, los "modelos de lenguaje grandes" (la IA detrás de los chatbots, las herramientas de traducción, el software de texto predictivo y mucho más) pueden usarse para generar desinformación dañina. Otros cuestionan el valor de las leyes destinadas a abordar la IA en lugar de los "modelos comerciales de vigilancia" que la sustentan.
Pero hay expertos que han acogido ampliamente el enfoque estadounidense. Según este grupo, la IA era un mejor objetivo para los reguladores que el concepto más abstracto de privacidad y que si no se mantiene un enfoque "abierto", podría haber un riesgo de exceso de regulación.
Pero donde los expertos coinciden ampliamente es en la necesidad de eliminar la exageración y el misticismo que rodea a la tecnología de IA. La IA no es algo mágico si lo comparamos con una hoja de cálculo de Excel altamente sofisticada.
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