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| Fuente: Dr_Microbe/iStock |
Una investigación danesa sugiere que el equilibrio de bacterias en el intestino de una persona afecta la cantidad de energía que obtiene de los alimentos, lo que podría allanar el camino hacia estrategias personalizadas de nutrición y pérdida de peso.
28 diciembre 2022.- Las personas en el estudio con una menor diversidad de bacterias intestinales pesaban significativamente más que otras, de formas que no podían explicarse por las diferencias en la dieta. También tenían menos energía residual en sus heces fecales, a pesar de que los alimentos pasaban más rápido por sus tractos digestivos.
Esto fue sorprendente, informan los investigadores en la revista Microbiome , y contradice la idea de que los tiempos de tránsito más lentos permiten extraer más energía.
El autor principal, Henrik Roager, profesor asociado del departamento de nutrición, ejercicio y deportes de la Universidad de Copenhague, dijo que los hallazgos podrían ayudar a explicar por qué algunas personas aumentan más de peso que otras sin comer más.
“Si estas diferencias en la extracción de energía dependiente de la microbiota resultan ser de importancia clínica, en otras palabras, si podemos demostrar que tiene implicaciones para el aumento de peso, entonces podremos estratificar a las personas según su intestino. composición de la microbiota y adaptar las dietas más al individuo teniendo esto en cuenta”, dijo el autor principal del estudio.
El equipo estudió a 85 hombres y mujeres daneses con sobrepeso y examinó la densidad de energía residual en las heces, el tiempo de tránsito intestinal de los alimentos y las variaciones en la diversidad microbiana intestinal.
Los participantes se dividieron en tres enterotipos dependiendo de si sus firmas bacterianas intestinales tenían una marcada abundancia de Prevotella (tipo P), Bacteroides (tipo B) o Ruminococcaceae (tipo R).
Los 35 (41,2 %) individuos de tipo B tenían una diversidad bacteriana intestinal más baja que los 34 (40 %) participantes de tipo R, así como una energía residual significativamente menor en las heces fecales y tiempos de tránsito intestinal más cortos. Los resultados de los otros 16 (18,8 %) adultos de tipo P se situaron entre estos dos grupos.
Las diferencias en la densidad energética de las heces no se explicaron por las diferencias en la dieta habitual, la ingesta de fibra dietética o los recuentos de células bacterianas fecales.
Sin embargo, el grupo de tipo R tenía niveles urinarios y fecales más altos de metabolitos proteolíticos derivados de microbios que los de tipo B, lo que indica un aumento de la proteólisis colónica en el primero. Esto podría indicar que la extracción de energía del colon es menos eficaz en los individuos de tipo R que en los de tipo B, sugieren los investigadores.
Cabe destacar que los participantes del tipo B tenían un peso corporal significativamente mayor que los del tipo R, con 89,3 frente a 80,2 kg.
“El estudio ofrece algunas de las primeras pruebas que sugieren que las diferencias en las estructuras de la comunidad microbiana intestinal humana, tal como se reflejan en los enterotipos, afectan la capacidad de la microbiota intestinal para extraer energía de los alimentos”, concluyen los investigadores.
Si bien aún no se han establecido las causalidades, las observaciones podrían ser fundamentales para predecir respuestas dietéticas personalizadas en el control del peso corporal.
Fuente: Universidad de Copenhague
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