Hipócrates rechazando los dones de Artajerjes I. Óleo de Girodet de Roucy-Trioson, Anne-Louis, 1792. 29 enero 2023.- Hipócrates representa...
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Hipócrates rechazando los dones de Artajerjes I. Óleo de Girodet de Roucy-Trioson, Anne-Louis, 1792. |
29 enero 2023.- Hipócrates representa para la medicina lo que Homero es a la poesía clásica. Las vidas de ambos, e incluso su existencia, plantean una compleja incógnita, y sin embargo, sus nombres resuenan como dos de las figuras más importantes de la civilización griega. Hipócrates de Cos vivió en torno a los años 460-380 a.C. y sus doctrinas constituyeron el núcleo más importante de la escuela de los Asclepíadas, en la isla de Cos.
De su vida tenemos pocos datos: quizá fue discípulo del médico Heródico de Selimbria. Se sabe que frecuentó a Gorgias y Demócrito, que tuvo dos hijos, Tésalo y Dragón, y que fue suegro del médico Pólibo. Ejerció su profesión en el norte de Grecia y murió allí, en Larisa, en torno a los ochenta años.
Los filósofos Platón y Aristóteles lo señalaban como una de las luminarias griegas. En el siglo II d.C., el célebre médico Galeno, hará que pase a la historia como padre de la medicina.
EL IDEAL MÉDICO
Hubo antes otros médicos famosos, como lo fue Alcmeón de Crotona, pero Hipócrates es el fundador de la medicina fisiológica -la basada en el funcionamiento del organismo, que reemplazó a la fundamentada en prácticas curativas de carácter mágico. y quien encarna el ideal de médico en el que se coaligan el amor a su deber terapéutico y a la humanidad en el desempeño de su trabajo.
Durante el siglo IV a.C. habían florecido diversas escuelas médicas en Asia menor y en la Magna Grecia (Sicilia y el sur de Italia). Aunque entre ellas había diferencias, todas estaban ligadas por una tendencia a la sistematización científica y por alejarse de la curación mágica propia de los tradicionales santuarios de Asclepio (El Esculapio de los romanos).
EL ÁRBOL DE HIPÓCRATES, en la isla de Cos. Aquí, según la tradición, Hipócrates enseñaba a sus discípulos. El templete que está bajo el árbol fue construido por los turcos.A lo largo de la Antigüedad, la fama de Hipócrates resumió hasta tal punto el ideal de médico que los eruditos de la Biblioteca de Alejandría dieron el nombre de “hipocráticos” a un conjunto de textos anónimos de contenido médico. Desde entonces, llamamos Corpus Hippocraticum a una colección de más de cincuenta tratados sobre medicina general, patología, anatomía, ginecología, dietética, deontología, obstetricia, pediatría, cirugía u oftalmología.
No podemos asegurar que ninguno de los escritos más importantes del Corpus (El pronóstico, Sobre la ciencia médica, Sobre la naturaleza del hombre, Sobre la medicina antigua, Sobre la dieta,...) fuera redactado por Hipócrates, pero sí que muchos de ellos fueron compuestos en su época. Posteriormente, ya en los primeros siglos de nuestra era, surgieron unas Vidas de Hipócrates legendarias en las que se convertía a este personaje en un modelo de patriotismo griego y de amor a la humanidad.
La medicina hipocrática se alejó de las prácticas mágicas vinculadas al dios Asclepio. En la imagen, Asclepio, dios de la Medicina, junto a su hija Higia. Relieve del siglo V a.C.NACE LA CIENCIA MÉDICA
Si bien la labor terapéutica era algo que ya existía en el antiguo Egipto y en Persia, los médicos griegos fueron los primeros en sentar las bases de una metodología científica y en promover una discusión crítica entre las diferentes escuelas. El método hipocrático extrae sus conclusiones y lleva a cabo su tratamiento a partir de la observación directa de las manifestaciones de la enfermedad.
La salud es entendida como un equilibrio entre las diferentes potencias o cualidades que integran la naturaleza del ser humano y la enfermedad como su ruptura, por lo que la terapia del médico ha de estar encaminada al restablecimiento de dicho equilibrio.
El célebre médico griego personifica el amanecer de la ciencia médica en la antigua Grecia
El diagnóstico se basaba en la exploración directa del cuerpo del enfermo: mirar, tocar, incluso pasar la lengua; también en oír: la respiración, las toses, las ventosidades; en proceder a la exploración olfativa de la piel, heces, boca, orina... Además, el diagnóstico debía tener en cuenta el lugar donde vivía el enfermo y su climatología. Cabe señalar que una de las doctrinas más célebres del Corpus es que las enfermedades pueden estar originadas o bien por el medio ambiente en el que se vive, principalmente el aire, o bien por el modo de vida particular de un individuo.
Para los hipocráticos, la comunicación y el diálogo con el paciente eran factores clave en la realización de un diagnóstico: así es como la ciencia médica intentó captar el componente subjetivo de la enfermedad, es decir, el modo en que paciente vive su dolencia. La medicina está al servicio de la ciudad y del ser humano, y no el ser humano al servicio de la ciencia: el médico ha de amar su ciencia, pero también a la humanidad.
Médico asistiendo a un enfermo. Relieve en mármol del siglo IV a.C. Museo Arqueológico Nacional, Atenas.MEDICINA Y FILOSOFÍA
Por otra parte, no se puede entender la medicina hipocrática sino dentro de ese gran movimiento del pensamiento que durante los siglos VII y VI a.C. brotó pujante por la costa jónica de Asia menor y la Magna Grecia, y en el que englobamos a los filósofos presocráticos, que se daban el nombre de “fisiólogos”, es decir, “pensadores de la naturaleza”.
El estudio de la naturaleza humana que llevaron a cabo los médicos griegos tiene su fundamento en las diferentes teorías generales sobre la naturaleza de filósofos tales como Heráclito o Empédocles. No obstante, los tratadistas del Corpus lucharon por que la medicina no fuera considerada una ciencia vicaria de la filosofía, pese a que las huellas de ésta aparezcan por casi todos los tratados.
Por ejemplo, la célebre teoría humoral expuesta en el tratado Sobre la naturaleza del hombre, con paralelos en las medicinas tradicionales de la india o China, tiene a Empédocles como referente: el hombre está formado por cuatro elementos (sangre, pituita, bilis amarilla y bilis negra). que concuerdan con los cuatro elementos básicos de la naturaleza (tierra, aire, agua y fuego) y están condicionados tanto por la acción de las cuatro estaciones del año y sus cambios ambientales, como por la alimentación y el régimen de vida del individuo.
LA DIETA HIPOCRÁTICA. En invierno, aumentad la comida y reducid la bebida, y que el vino sea muy puro, comed pan y alimentos asados; también evitad las verduras, para que el cuerpo se mantenga seco y caliente. En primavera, incrementad la bebida y que el vino esté más aguado, y tomad alimentos más suaves y en menor cantidad [...]. Hay que combinar en la dieta carnes asadas y cocidas, y consumir paulatinamente más verduras, a fin de estar preparados para en verano ingerir alimentos suaves, carnes cocidas, verduras crudas o cocidas, y abundante agua. Así no se sufrirá un cambio brusco con el verano [...] la estación es calurosa y seca; por ello, los cuerpos se vuelven calientes y secos, lo que evitaremos con estos hábitos de vida. En otoño, aplicad el procedimiento contrario: tomad alimentos más secos, carnes asadas, menos bebida y menos aguada [...]. Así se consigue estar sanos y no padecer frío, pues la estación es fría y húmeda.EL LEGADO DE HIPÓCRATES
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Manuscrito Aphorismi de Hipócrates. (Fæ / Dominio público ) |
VIGENCIA DE HIPÓCRATES
Precisamente la medicina contemporánea, tanto la tradicional como las modernas terapias homeopáticas, han recuperado esta idea hipocrática y abogan por la vinculación entre salud, medio ambiente y alimentación. Por esta combinación de teoría general y de observación concreta del cuerpo, del estudio general de los comportamientos de la naturaleza y de los particulares del cuerpo, consideramos la medicina hipocrática como el amanecer de la ciencia médica, y por ello, la imagen de Hipócrates sigue presente en nuestros colegios de médicos y hospitales; también por ello, los médicos se siguen sometiendo al juramento hipocrático.
Quizá la mejor definición de la medicina hipocrática se encuentra en el tratado Sobre la ciencia médica: “en primer término voy a definir lo que considero que es la medicina: el apartar por completo los padecimientos de los que están enfermos y mitigar los rigores de sus enfermedades, y el no tratar a los ya dominados por las enfermedades, conscientes de que en tales casos no tiene poder la medicina”.
Declara este texto la conciencia de los límites de la actividad médica, lo que ya está presente en el juramento hipocrático, y que en algún caso nos parece lamentablemente ajeno a cierta práctica médica contemporánea. El terapeuta (”experto en curar”) no debe prometer al paciente lo imposible, ni experimentar a costa de su sufrimiento. Ha de ser prudente y saber adaptar la regla general al caso concreto, ya que todo enfermo y situación son distintos: “hay enfermedades, pero en enfermos”, afirmaba Pedro Laín Entralgo en su magnífico libro La medicina hipocrática.
Es necesario que sea también psicoterapeuta, que sepa ganarse al enfermo, para lo que es necesario tener buena reputación, afectividad, seriedad y conocer sus límites. Pese a la labor del médico, el Corpus consigna la muerte con un estremecedor realismo. Como un decreto inscrito en nuestra naturaleza, en la physis de los mortales.
Fuentes:
- Famous Biologists. Date unknown. Hippocrates. http://famousbiologists.org/hippocrates/
- Jouanna, J. 1998. Hippocrates. Johns Hopkins University Press.
- Kanellou, V. 2004. Ancient Greek medicine as the foundations of contemporary medicine.Techniques in Coloproctology.
- Longrigg, J. 1998. Greek Medicine From the Heroic to the Hellenistic Age. Taylor & Francis.
- Pedersen, T. 2018. Who Was Hippocrates? LiveScience. https://www.livescience.com/62515-hippocrates.html
- Theoi. Date unknown. Asklepios. https://www.theoi.com/Ouranios/Asklepios.html
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