Una cigüeña sobre un árbol en Torrelaguna, en las afueras de Madrid, el viernes 3 de febrero de 2023. Las cigüeñas europeas solían volar h...
 |
| Una cigüeña sobre un árbol en Torrelaguna, en las afueras de Madrid, el viernes 3 de febrero de 2023. Las cigüeñas europeas solían volar hacia el sur, a la región africana del Sahel, para pasar el invierno, y se detenían en España en el camino. Pero con temperaturas más altas impulsadas por el cambio climático causado por el hombre y abundante comida disponible en los vertederos al aire libre, la mayoría de las cigüeñas adultas ya no hacen el largo y agotador viaje. Fuente: AP Photo/Bernat Armangue |
Las cigüeñas flotan y se abalanzan en formación, dando vueltas sobre un vertedero en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, al norte de Madrid. Luego, un camión de basura se detiene y vomita su contenido. Uno por uno, se lanzan al suelo: el desayuno está aquí.
08 febrero 2023.- Las cigüeñas de Europa solían volar hacia el sur, a la región africana del Sahel, para pasar el invierno, y se detenían en España en el camino. Pero con temperaturas más altas impulsadas por el cambio climático causado por el hombre y abundante comida disponible en los vertederos al aire libre, la mayoría de las cigüeñas adultas ya no hacen el largo y agotador viaje.
En el vertedero de Colmenar Viejo de Madrid, alrededor de 100 camiones al día vierten los desechos domésticos en un cráter que luego las excavadoras cubren con arena. Cientos de cigüeñas blancas han construido nidos de hasta seis pies de largo en los techos y en el campanario de la iglesia cercana. Incluso hay nidos en las farolas.
“Este es un paraíso para las cigüeñas porque tienen pasto, pastos y luego el vertedero, entonces lo tienen todo aquí”, dijo Alejandro López García, quien está estudiando la población de cigüeñas de Madrid para su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.
Los investigadores encontraron 36.217 de las aproximadamente 450.000 cigüeñas blancas de Europa en España en el otoño de 2020, según un censo. Eso lo convierte en el país anfitrión más popular para esta raza en el continente, junto con Polonia. Solo en el área de Madrid, dijo López García, su grupo de trabajo contabilizó recientemente 2.300 parejas reproductoras de aves, frente a las 200 registradas en 1984.
Es probable que las temperaturas más altas sigan aumentando, lo que significa que más y más aves se sentirán atraídas por Madrid en invierno. Otras especies, como las golondrinas, ya no migran más al sur, a África. Investigadores de la Universidad Técnica de Zúrich han pronosticado que la temperatura media en el mes más frío de la capital española aumentará 3,1 grados centígrados (37,5 F) para 2050 .
Las cigüeñas se alimentan de insectos, roedores y gusanos que extraen de la basura, complementando su dieta. Pero para este símbolo tradicional de buena suerte y fertilidad, el peligro acecha entre los montones de basura.
"Con un clima mejor y temperaturas más altas, los insectos y gusanos están más disponibles para que las cigüeñas los coman", dijo Blas Molina, un ornitólogo que trabaja con la organización benéfica española de aves SEO/Birdlife. “Pero todos los años mueren pollitos y adultos porque ingieren plásticos o gomas que creen que son gusanos”, agregó Molina. "En muchos casos, sus piernas se enredan en cuerdas de plástico que cortan el suministro de sangre y eventualmente mueren por eso".
Los efectos negativos de la dieta basura de las cigüeñas también alcanzan a las poblaciones humanas. Las cigüeñas de toda Europa seguirán dando un pequeño salto hacia el sur durante el invierno, pero si se alimentan en basureros, los productos químicos potencialmente tóxicos pueden transferirse a los embalses y fuentes de agua potable en los que se detienen en el camino. “Todos los contaminantes que tienes aquí, o compuestos potencialmente tóxicos, van a parar a esas aguas”, explicó López García.
También hay una clara tendencia a que las cigüeñas construyan sus nidos lejos de los humedales tradicionales hacia las áreas urbanas adyacentes, dijo López García. Estas grandes aves son ferozmente leales a sus lugares de nidificación y volverán a ellos año tras año, concentrando sus poblaciones alrededor de los vertederos de toda España.
Cada vez más, los humanos y las cigüeñas viven juntos, en un compromiso a veces incómodo. Las cigüeñas blancas pueden presumir de una envergadura de hasta 7 pies y pueden pesar hasta 10 libras, por lo que requieren un amplio espacio para anidar. En Rivas-Vaciamadrid, localidad de cercanías al sureste de Madrid, las aves se han instalado en la estación de metro y la iglesia local. En Alcalá de Henares, pueblan los tejados de buena parte del patrimonio histórico de la ciudad complutense, a pesar de haber sido clausurado su vertedero, que siguen frecuentando.
La concejala Carmen Rebollo llamó a las cigüeñas "nuestras vecinas" y dijo que las aves en general eran muy queridas. Sin embargo, administrar su espacio vital fue un desafío. “La única dificultad que podemos tener con ellos es que en un momento determinado hagan nidos excesivamente pesados o puedan dañar un techo, pero en ese momento tratamos de reducir, adaptar o mover los nidos”, dijo.
López García admitió que la rápida propagación de las cigüeñas en las últimas décadas por Madrid había provocado tensiones. “Las áreas con dos nidos en la iglesia del pueblo, en el municipio o en el ayuntamiento está bien, pero si la concentración es de 30 nidos, pues eso puede empezar a molestar a la gente”, dijo.
Ahora que las cigüeñas han alterado sus patrones de migración y reproducción para adaptarse a las abundantes pilas de basura que se ofrecen, surge una nueva amenaza. En 2020, España adoptó como ley nacional una directiva de la Unión Europea que tiene como objetivo evitar que todos los desechos orgánicos terminen en los vertederos. Estos son precisamente los desechos que se llenan de ratones, insectos y gusanos que acuden a comer las cigüeñas.
El beneficio final de reducir el metano que calienta el planeta cortando la emisión de material orgánico en los vertederos supera el beneficio de la fuente de alimento que las cigüeñas pueden encontrar aquí, según López García. “A mediano y largo plazo, la alimentación de los vertederos es negativa para ellos”, dijo.
COMENTARIOS