En el palacio de Mysore (India), dos elefantes se tocan con la trompa en lo que quizá sea un gesto de consuelo. Los festivales pueden ser ...
29 mayo 2023.- La expansión de las ciudades y las infraestructuras han fragmentado sus hábitats, y las plantas invasoras que desplazan sus fuentes habituales de alimento pueden constituir una amenaza extra. Convivir en paz con un animal tan inteligente y adaptable requiere conocer sus estructuras sociales. Aunque existe un asentado corpus de conocimiento sobre los elefantes, el asiático se ha estudiado mucho menos que el africano, sobre todo en estado salvaje.
«Todos están en aprietos –afirma la ecóloga keniana Paula Kahumbu–. Todos los elefantes tienen un panorama complicadísimo». Las poblaciones de las tres especies han decrecido: elefantes de sabana (los animales terrestres más grandes del planeta, que se desplazan por el África subsahariana), elefantes de bosque (sus primos de colmillos rectos, que se ocultan en las sombras de las selvas ecuatoriales de África) y elefantes asiáticos (de orejas más pequeñas y un tercio de los cuales viven en cautividad).
Y la culpa es nuestra. Nos hemos apropiado de su territorio para construir viviendas y carreteras, talar bosques y plantar cultivos. Y, lo que es más cruel, nos hemos encaprichado de baratijas talladas con los colmillos de elefantes muertos. Aunque no es fácil saber cuántos ejemplares quedan, una estimación sugiere que en África pudo haber unos 26 millones a principios del siglo XIX, cifra que ha caído en picado hasta alcanzar mínimos peligrosos en las últimas cinco décadas, con el aumento de la caza furtiva. Ahora solo quedan 415.000 elefantes en África. En Asia, es probable que apenas haya 50.000 individuos en libertad.
La caza furtiva no solo aniquila animales, dice Kahumbu, directora ejecutiva de la organización conservacionista keniana WildlifeDirect, además de Exploradora de National Geographic: también socava a la sociedad. Por eso su organización supervisó los casos de caza furtiva que llegaron a los tribunales kenianos, lanzó la campaña Hands Off Our Elephants con la entonces primera dama Margaret Kenyatta y en una labor educativa inculca en los niños el valor de la fauna salvaje. Su objetivo es ambicioso y urgente: transformar «de cabo a rabo la conciencia nacional sobre la conservación».
Y hoy lleva su mensaje al plano internacional con Los secretos de los elefantes, la serie de cuatro episodios que emiten National Geographic y Disney+. La producción explora la vida oculta de los elefantes en cuatro hábitats –Asia y las selvas, los desiertos y las sabanas de África–, así como de quienes trabajan contra reloj para salvarlos.
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