Es hora de comprobar la viable realidad del hidrógeno
A pesar de las altísimas ambiciones y el apoyo político sin precedentes, la industria europea del hidrógeno está pasando apuros.
05 noviembre 2023.- El objetivo de la UE de producir e importar 20 millones de toneladas de hidrógeno limpio para 2030 ahora se considera completamente irreal. Para que el hidrógeno despegue, la UE necesita reducir drásticamente sus ambiciones. Incluso un objetivo más alcanzable de 4 millones de toneladas requeriría un aumento de 80 veces en la producción de hidrógeno renovable.
A pesar del abismo entre la exageración y la realidad, los políticos permanecen imperturbables. Para su primer gran diálogo industrial, Ursula von der Leyen y su nuevo jefe del Pacto Verde, Maros Šefčovič, eligieron el hidrógeno. En comparación con la industria automovilística, la eólica, la química o la siderúrgica, es una parte minúscula de la economía. Pero ninguna industria vende sueños mejor que el lobby del hidrógeno.
El problema es que, a menos que cambiemos de rumbo, el sueño del hidrógeno se convertirá en una costosa pesadilla.
Lo que prima es la rentabilidad de las inversiones a largo plazo
Existe un enorme “proyecto en cartera” global teórico de más de 1 teravatio de capacidad de electrolizador. Sin embargo, sólo el 4% de los proyectos de hidrógeno consiguen financiación. Esto se debe a que no existe ningún argumento comercial para el hidrógeno limpio. Los camiones son un buen ejemplo. Según el ICCT , en 2030 el hidrógeno renovable podría entregarse a los camiones europeos por 7 euros el kilo. Esto se traduce en costes de energía de 45 céntimos por kilómetro, frente a los 31 céntimos del diésel y los 18 céntimos de un camión eléctrico.
Los costes del hidrógeno pueden bajar un poco más en Europa desde sus actuales 12 euros/kg o más. El Boston Consulting Group espera ahora unos costes para 2030 de entre 5 y 8 euros/kg, frente a los 3 euros/kg que se esperaban anteriormente. Sería necesario producir hidrógeno realmente barato fuera de Europa, en lugares como Namibia, donde podría alcanzar los 2 euros el kilo. Para exportar hidrógeno desde Namibia, es necesario transformarlo en un combustible que pueda transportarse por barco, por ejemplo, amoníaco. Transformar el amoníaco verde nuevamente en hidrógeno y canalizarlo por toda Europa no es económicamente viable. Pero el amoníaco verde se puede utilizar para sustituir el amoníaco gris (por ejemplo, para fertilizantes) o para propulsar barcos, como planean los gigantes navieros belgas CMB y Exmar .
De cualquier manera, incluso si los costes bajan, el hidrógeno verde seguirá siendo más caro que los combustibles fósiles o la electrificación directa . Esto es cierto para los camiones, pero también se aplica a los aviones, el acero, los productos químicos, etc. Como resultado, el único camino hacia el mercado del hidrógeno renovable es a través de una combinación de subsidios y mandatos.
¿Cómo multiplicar por 80 la producción renovable en 6 años?
El camino a seguir es sorprendentemente sencillo. Necesitamos centrarnos en aplicaciones de hidrógeno de baja infraestructura y de forma decidida. Estos son precisamente los ámbitos en los que los legisladores de la UE han creado los mercados líderes regulados más importantes del mundo, es decir, los mandatos REDIII para los fertilizantes y el refinado de amoníaco, el mandato del e-queroseno para la aviación (RefuelEU) y los objetivos de amoníaco y metanol para el transporte marítimo (FuelEU y REDIII).
Combinados, estos mercados líderes necesitan 4 millones de toneladas de hidrógeno renovable en 2030. Eso requeriría un aumento de 80 veces en la producción de hidrógeno verde (en comparación con los niveles actuales muy bajos). Estos son los mercados en los que la industria del hidrógeno no puede permitirse el lujo de fracasar si quiere crecer después de 2030. También son mercados en los que no se requiere infraestructura adicional. A diferencia del hidrógeno comprimido o líquido, el amoníaco, el metanol y el e-queroseno son fáciles de transportar.
Crecer 80 veces en 6 años es un enorme desafío y por eso se justifica un mayor apoyo. A pesar de los mandatos de la UE, pocos usuarios de hidrógeno (por ejemplo, aerolíneas y armadores) están actualmente dispuestos a firmar contratos a largo plazo con los productores. Sin “acuerdos de compra”, los bancos no prestarán a los productores el dinero necesario para construir las plantas de electrólisis y síntesis. Los préstamos a bajo interés, las garantías estatales y otras ayudas pueden ayudar a superar este bloqueo.
Cuidado con el “hidrógeno azul” y las quimeras
Lo que no debemos hacer es ser indulgentes con los requisitos de sostenibilidad para el hidrógeno a base de gas. El hidrógeno azul puede ser tan malo, o incluso peor, que el gas para el clima, por lo que necesitaremos normas muy estrictas sobre aspectos como el deslizamiento de metano y las tasas de captura de carbono para garantizar que el hidrógeno azul alcance el umbral de reducción del 70-80% de la UE en el mundo real.
Si vas a invertir una tonelada de dinero público y privado en hidrógeno, eso es lo menos que el público puede esperar.
La otra cosa que no deberíamos hacer es caer en las quimeras del hidrógeno. No necesitamos hidrógeno para la calefacción, los trenes, la aviación (tal vez más adelante) y probablemente tampoco lo necesitemos en los camiones. Mientras tanto, el argumento comercial a favor del hidrógeno en la industria pesada es inestable (más sobre cómo resolver el desafío del acero ecológico en un blog futuro). Así que, por ahora, no hay absolutamente ninguna necesidad de gastar entre 80.000 y 140.000 millones de euros en “ una columna vertebral de hidrógeno” que transportará principalmente gas fósil en el futuro previsible.
Cuando se trata de hidrógeno, menos es más. Si los políticos europeos pueden evitar la tentación de aplicar el milagro del hidrógeno a todo, tendrán la oportunidad de descarbonizar sectores difíciles de descarbonizar, como el transporte marítimo y la aviación. Con una sana revisión de la realidad, realmente sería posible hacer despegar la industria del hidrógeno.
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