La sacerdotisa Pitia en el Oráculo de Delfos, que se atrevió a decir la verdad al poder
 |
| Jacek Malczewski Pytia, 1917. Wikimedia Commons |
26 noviembre 2023.- En una época y lugar que ofrecía pocas oportunidades profesionales para las mujeres, destaca el trabajo de la sacerdotisa de Apolo en Delfos. Su posición era el centro de una de las instituciones religiosas más poderosas del mundo antiguo . Las ciudades-estado griegas en competencia tenían pocas autoridades generales (políticas o de otro tipo), por lo que no se debe subestimar la importancia de su voz.
De hecho, hay algunas pruebas que sugieren que la Pitia estaba en el centro de lo que hoy llamamos una “economía del conocimiento”. Su papel bien pudo haber implicado la recopilación, reempaquetado y distribución de información, con la intención final de brindar buenos consejos sobre las cuestiones triviales y no tan triviales de la vida en el mundo antiguo.
La "Pitia" es el título oficial del trabajo. Sabemos de varias mujeres por su nombre que, durante la larga historia de esta institución (desde ca. 800 a.C. hasta 390/91 d.C.), desempeñaron ese papel, incluidas Femonoe y Aristonike. De hecho, en algún momento Delfos estuvo tan ocupado que se designó a tres pitias para desempeñar ese papel simultáneamente.
El oráculo fue consultado por los más influyentes del mundo antiguo sobre una amplia gama de problemas. Para las Pitia, esto significó la oportunidad de comentar sobre una variedad de temas de interés público e individual: asuntos de culto, guerras, las relaciones entre ciudades-estado existentes y la fundación de otras nuevas.
También se formularon al oráculo numerosas preguntas personales sobre cuestiones de mal de amores, consejos profesionales, nacimiento de hijos y cómo tener descendencia. Así que, desde todos los puntos de vista, este trabajo era exigente pero también diverso y gratificante: un puesto lo suficientemente poderoso como para cambiar el curso de la historia.
Sin embargo, desde el principio prevalecieron los esfuerzos por privar a la sacerdotisa de su poder, particularmente en la erudición clásica más antigua. ¿Seguramente una mujer, especialmente una en una sociedad tan paternalista como la antigua Grecia, no podría ocupar una posición tan poderosa?
Algunos eruditos sugirieron que la Pitia en realidad balbuceaba galimatías ininteligibles y que sus palabras fueron posteriormente plasmadas en versos hexámetros hermosos, profundos y significativos, por sacerdotes varones.
Sin embargo, en nuestras fuentes antiguas no hay absolutamente nada que sugiera que fuera alguien más que la propia Pitia quien dio las respuestas. Al contrario: regularmente se la nombra como la única fuente de las profecías pronunciadas en Delfos. No hay información sobre sacerdotes varones, más allá de aquellos que desempeñan funciones puramente administrativas y de asistencia.
Insultado por el oráculo
La posición de la Pitia parecía haber brindado la extraordinaria oportunidad de decir verdades no deseadas a quienes estaban en el poder.
Un espartano se acercó una vez al oráculo con la intención de ser confirmado como el hombre más sabio del mundo. En respuesta a esta pregunta, la Pitia nombró a otra persona que era más sabia.
La ciudad griega de Megara supuestamente preguntó a la Pitia alrededor del año 700 a C. quiénes eran los mejores de todos los griegos, con la esperanza de ser nombrada en primer lugar. La Pitia mencionó dos ciudades mejores y concluyó con la frase: “[Vosotros], oh megarianos, no sois ni terceros ni cuartos”. ¡Seguramente los megarianos no lo vieron venir!
Mientras tanto, Clístenes, el famoso tirano de Sición, preguntó si debía eliminar de la ciudad el culto al héroe Adrasto. Recibió un oráculo que iba directo al grano: “Adrasto es rey de Sición, y tú no eres más que un simple asesino”.
Este tipo de control de la realidad y conversación directa ciertamente habría molestado a aquellos con egos acostumbrados a la adulación y el acuerdo.
Por supuesto, no siempre es posible decir si éstas y otras respuestas del oráculo fueron auténticas o si todo el incidente fue parte de una tradición historiográfica posterior. Sin embargo, sea cual sea el caso, el hecho es que fue una mujer a la que se le atribuyó una voz tan aguda y crítica, y su voz resultó extraordinariamente impecable.
Los griegos pensaban que era el dios Apolo quien transmitía su conocimiento divino superior a través de la boca de la Pitia, por lo que la propia sacerdotisa era en gran medida irreprochable. Mientras que los videntes itinerantes, augurios y traficantes de oráculos aparecen en la literatura clásica como corruptos y poco confiables, la posición de la Pitia parece haber estado por encima de toda crítica.
John Collier, sacerdotisa de Delfos, 1891. Wikimedia Commons
El trabajo y sus desafíos
Ser Pitia no siempre fue fácil. Varios investigadores antiguos intentaron influir en el tipo de respuesta que esperaban obtener del oráculo. La manipulación sutil en la forma en que se formularon las preguntas, el soborno no tan sutil e incluso un intento de obligar al oráculo a dar respuestas en un día no auspicioso están registrados, al igual que las quejas sobre respuestas insondables.
Por ejemplo, el historiador, filósofo, soldado y susurrador de caballos griego Jenofonte supuestamente preguntó en Delfos a qué deidad debía sacrificar y orar para que la expedición militar a la que estaba a punto de unirse fuera un éxito. Posteriormente fue reprendido por el filósofo Sócrates por haber planteado una pregunta manipuladora. Sócrates consideraba que debería haber preguntado si sería un éxito, en lugar de cómo.
Se decía que Clístenes sobornó a la Pitia para que diera la misma respuesta a todas las solicitudes espartanas en el oráculo, sin importar la pregunta: liberar a Atenas del gobierno de los tiranos.
Y después de una serie de contratiempos espectaculares basados en oráculos mal interpretados, el rey de Lidia, Creso, se quejó ante el Oráculo de Delfos de haber sido engañado. Creso, antes de enfrentarse a los partos, consultó al oráculo sobre el resultado de la contienda. El oráculo le respondió que un gran imperio sería destruido y Creso interpretó que sería el imperio parto. Pero resultó ser el suyo el destruido. La Pitia respondió que él mismo era el culpable de su desgracia: debería haber interpretado correctamente las palabras de la Pitia.
También conocemos varios casos en los que la Pitia se negó rotundamente a responder a una pregunta que, de una manera u otra, parecía irrazonable.
Requisitos de trabajo
¿Qué hacía falta para convertirse en Pitia? ¿Era una chica local de un pueblo vecino? ¿Se brindó algún tipo de capacitación a los candidatos? ¿O fueron arrojados al abismo?
Desafortunadamente, las fuentes antiguas guardan silencio. El autor ganador del Premio Nobel William Golding en su última novela (publicada póstumamente), La doble lengua , escrita desde la perspectiva de una Pitia, la ve como una chica local que no pudo casarse y por eso asumió ese papel. Una vez más, esto suena a especulación diseñada para restar importancia a la posición.
El tipo de habilidades necesarias para tener éxito en el puesto es más fácil de reconstruir. El santuario de Apolo en Delfos sirvió como mercado para representantes de todo el mundo griego antiguo (y más allá) que vinieron por diversas razones.
Además del oráculo, el santuario albergaba regularmente competiciones atléticas (los llamados Juegos Píticos, análogos a los más famosos Juegos Olímpicos ). Con sus numerosos templos y monumentos, el sitio también era un destino turístico popular. Todas estas actividades juntas sirvieron para establecer un centro concurrido, donde información, noticias y chismes de todo tipo habrían circulado libremente.
Entonces, ¿tal vez la clave del éxito de la Pitia fue simplemente escuchar atentamente? Hay buena evidencia que sugiere que los cuentos fantásticos de predicción y cumplimiento son una cuestión de la tradición historiográfica (posterior) y que fueron en su mayoría cuestiones bastante sencillas de la vida cotidiana las que se plantearon a la Pitia para que las comentara, siguiendo las líneas sugeridas por el Plutarco, autor antiguo, que también fue sacerdote en Delfos: ¿Ganaré? ¿Me caso? ¿Es buena idea navegar por el mar? ¿Me dedico a la agricultura? ¿Me voy al extranjero?
Si este fuera realmente el caso, la mayoría de las veces habría sido posible obtener la información necesaria para responder a cualquier pregunta particular del parloteo de quienes hacían cola para consultar el oráculo, observar o participar en los juegos, o tomar medidas. Es posible que las Pitia hayan sido pioneras en la economía del conocimiento milenios antes de la llegada del Big Data y la invención de Internet.
COMENTARIOS