Euskadi y Cataluña, ¿independencia real o de facto?
Una 'estelada' junto a una ikurriña. (EFE) |
Premisas de partida
Este análisis se realiza una vez consumada la investidura de Pedro Sánchez como Presidente de Gobierno y "cerrados" los acuerdos del PSOE con nacionalistas vascos y catalanes de uno u otro signo político.
Se analiza el concepto de "independencia" desde una perspectiva "real", es decir, como nación independiente a todos los efectos, o "de facto", como un estado federado/confederado a otro, en nuestro caso, España.
Al tajo
Un país es plenamente independiente cuando tiene soberanía absoluta sobre cuestiones fundamentales como autonomía fiscal, policía (y/o ejército), aduanas, puertos y aeropuertos, transporte y comunicaciones, sanidad y servicios sociales propios, en esencia.
Este estatus se puede lograr a través de una DUI (Declaración Unilateral de Independencia) y el respaldo internacional (perspectiva real), o bien, lo que en mi modesta opinión considero "independencia de facto" o independencia consumada.
La independencia real no cabe en nuestra Constitución, con o sin referéndum adoc (sin contar con la opinión del resto de los españoles). Solo sería posible por la vía unilateral más el reconocimiento internacional.
La independencia "de facto" se puede alcanzar a través del otorgamiento de un conjunto de transferencias que diesen a esas comunidades una autonomía plena respecto del resto del Estado. Es esta vía la que, a mi entender, intentan explorar y practicar tanto Cataluña como Euskadi (+Navarra). Es decir, la "puerta trasera" de la Constitución que nuestros "padres fundadores" dejaron abierta en aras a lograr un "transición pacífica" a la democracia.
Es fácil entender que si ambos territorios gozan de total autonomía sobre salud, fiscalidad, policía, aduanas, transportes, servicios sociales, lengua, no necesitan más para ser "independientes de facto". Quedaría un principal asunto escabroso, el de las pensiones públicas. Para esto necesitan al Estado, de momento.
Y digo, de momento, porque es una cuestión generacional. Todo el mundo es consciente que el actual sistema de pensiones públicas es insostenible a largo plazo y que serán necesarios "ahorros" complementarios para gozar de una jubilación digna. Esta dependencia del Estado se acabará en cuanto "desparezcan" de este mundo los que ahora tienen 65-70 años. Es decir, es cuestión de unos 10 años.
Mientras tanto, Euskadi y Cataluña gozarán de un estatuto federal de facto aunque se sigan llamando "comunidades autónomas". Necesitarán al Estado español para seguir pagando pensiones de sus ciudadanos (y para que el Estado se endeude en su nombre) y poco más.
En una o dos legislaturas, Cataluña y Euskadi gozarían de una autonomía tan plena que no necesitarán pedir permiso a España para independizarse. Esa independencia se la otorgarán desde el exterior sin lugar a dudas, máxime contando con representantes locales en instituciones de la UE.
Tal vez haya quien piense que la judicatura y las leyes lo impedirán. Pero viendo cómo se ha gestado la esperada Ley de Amnistía de Sánchez, parece lógico concluir que los poderes políticos "enterrarán" cualquier intento. La separación de poderes quedaría en una mera entelequia y es el Estado el que fijará las normas para que la Justicia se convierta en un mero ejecutor en cuestiones de "alto nivel político".
Autor: José I. Ibarra, redactor de "La Crónica del Henares"
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