En el pasado, la carne era un producto limitado a las clases más pudientes –una de las enfermedades más extendidas entre reyes y nobles en...
En el pasado, la carne era un producto limitado a las clases más pudientes –una de las enfermedades más extendidas entre reyes y nobles en la edad media era la gota, causada entre otras cosas por el abuso de carnes rojas- o reducido a ocasiones especiales. Hoy en día, sin embargo, se trata de un artículo de fácil acceso tanto en supermercados como en restaurantes de casi todo el mundo.
Principales productores
Asia engloba aproximadamente el 40% de la producción mundial de carne, lo que no sorprende si se considera que solo en China se generan anualmente más de 70 millones de toneladas, posicionando al país como líder indiscutible. Ahora bien, América no se queda atrás. No en vano, en este continente existe una fuerte tradición cárnica. Así lo demuestra la presencia de este alimento en muchos de sus platos más característicos como el asado argentino o la feijoada brasileña. Eso sí, y a pesar de su fuerte presencia dentro del sector en general, la ternera y el pollo son los segmentos que más se desmarcan del resto.
Es más, los dos máximos exponentes de dichos tipos de carne son precisamente Estados Unidos y Brasil, con cantidades que llegan a superar los 21 millones de toneladas. Por su parte, la Unión Europea destaca especialmente en el caso del cerdo, coronándose como el principal productor tras China. Esta situación no llama la atención si se considera que se trata del ingrediente principal de salchichas y embutidos, artículos de gran penetración en los países europeos. Del mismo modo, la ausencia de representantes de Oriente Medio entre los diez primeros tiene su explicación en las fuertes limitaciones existentes en dichos territorios respecto al consumo de esta proteína animal por motivos religiosos y económicos.
El comercio mundial de carne
Esta industria ingresa anualmente más de un billón de dólares a nivel mundial. Si bien la gran mayoría se debe a la comercialización interna tanto de carne fresca como de sus diferentes variedades, entre el 15% y el 20% procede de la exportación. En 2021, por ejemplo, estas transacciones estuvieron valoradas en cerca de 179.500 millones de dólares. Pero a nivel particular ¿quién es el que más dinero mueve gracias a este sector? Para hallar la respuesta no hay que dirigir la mirada muy lejos de los nombres ya mencionados. El hogar de reconocidas cadenas como McDonald's, Burger King o Kentucky Fried Chicken (KFC) es generalmente uno de los claros ganadores.
En 2022, las ventas reportaron al mercado cárnico estadounidense alrededor de 121.000 millones de dólares. Eso sí, en esta ocasión tuvo que cederle la corona al país gobernado por XI Jinping, que duplicó sus ganancias. Por su parte, los envíos desde el país de las oportunidades a otras naciones se situaron por encima del umbral de los 23.200 millones de dólares en ese mismo periodo, superado únicamente por Brasil. No es casualidad que ambos países sean, además, los principales exportadores de ternera y pollo respectivamente.
La huella de carbono de los alimentos
Se estima que la producción de alimentos genera aproximadamente un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Nuestro gráfico, basado en los datos de un estudio recogido por Our World In Data, ofrece una visión general de las emisiones de estos gases asociadas a la producción y el transporte de una selección de productos alimenticios y bebidas. Estas cifras ponen de manifiesto la huella medioambiental de ciertos alimentos, especialmente los productos cárnicos.
En general, los productos animales, y en particular la carne, tienen una mayor huella de carbono que los productos vegetales. De los alimentos seleccionados en el estudio, el filete de ternera es el que más gases de efecto invernadero emite en su producción, con casi 130 kilogramos de CO2 equivalente por kilogramo. Por otra parte, su elaboración también consume grandes cantidades de agua dulce, la llamada “huella hídrica”.
Sin embargo, no sólo los productos animales tienen una huella de carbono alta: el café instantáneo y el chocolate negro, por ejemplo, emiten entre 20 y 30 kilogramos de CO2 equivalente por kilogramo, una huella similar a la de producir queso parmesano. Entre los que menos emiten están el pan, las bananas y las patatas, que producen cada uno menos de un kilo de CO2 equivalente por kilo.
Brasil, líder en exportación de carne vacuna
A pesar de la reciente popularidad del vegetarianismo y veganismo, la carne de res sigue siendo sin lugar a duda una pieza elemental en el plato de muchos. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la cantidad de carne de vacuno exportada en el mundo en 2023 se estima en casi 12,1 millones de toneladas, lo cual representa un incremento del 6% en comparación con lo reportado en 2019.
En términos de quién es el exportador más grande, Brasil sigue, por mucho, a la cabeza del ranking con tres millones de toneladas de bovino exportadas en 2023. Como se muestra en nuestro gráfico, el top 4 lo completan la India, Estados Unidos y Australia, con más de un millón de toneladas exportadas cada uno.
El creciente comercio de ganado pone en riesgo a ecosistemas fundamentales en nuestro planeta debido a la deforestación impulsada por la demanda de más grandes terrenos para pastoreo. En el caso de Brasil, sus dos biomas más importantes, el Amazonas y el Cerrado, se ven amenazados año tras año. No obstante, la sabana tropical del Cerrado tiende a ser ignorada en términos de conservacionismo, al compararla con el Amazonas.
El Cerrado es hogar del 5% de las especies en nuestro planeta y funciona como un búfer clave en contra del cambio climático, guardando un estimado de 13,7 billones de toneladas de dióxido de carbono. Desafortunadamente, la tasa de deforestación se ha mantenido al alza en los últimos años en contraste con lo reportado en el Amazonas. Esto deja al descubierto el impacto negativo de las prácticas actuales en la industria cárnica, situación que debe cambiar lo antes posible si esperamos poder ganar la lucha contra el cambio climático.
El creciente apetito por la carne en el mundo
La demanda mundial de carne lleva décadas creciendo. Como muestran los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción mundial de carne se ha quintuplicado desde la década de 1960. Para 2023, la FAO prevé que la cantidad de carne producida llegue a los 364 millones de toneladas. Según la organización, la crisis desatada a raíz de la pandemia de coronavirus provocó muchas interrupciones en la producción y en las cadenas de suministro. Sin embargo, esto no supuso un descenso de la producción mundial: incluso durante la pandemia, la tendencia al alza del volumen de producción continuó, como ilustra nuestra infografía.
En los últimos años se ha podido observar un cambio en la agricultura mundial. Los costes de producción de la carne se abarataron gracias al aumento del cultivo de piensos como la soja o el maíz, lo que aumentó la oferta en muchos países. La demanda de diferentes tipos de carne aumentó especialmente en los países asiáticos, siendo actualmente Asia el mayor mercado productor de este alimento, con especial atención a la carne de cerdo y de ave, que son también los dos tipos más producidos en el mundo, por delante de la carne bovina y ovina.
En este crecimiento, sin duda, la carne procedente de las aves ha desempeñado un papel clave. Y es que, desde 2018 se ha convertido en la estrella de la industria cárnica; una posición que ha afianzado en 2022 al registrar una producción cercana a los 136 millones de toneladas métricas. Eso sí, tal volumen no es más que la respuesta evidente a su alto nivel de demanda. A fin de cuentas, se trata, tras el pescado, de la proteína animal más consumida del mundo.
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