Las marchas climáticas han dejado de "okupar" las calles de Europa
 |
| Una imagen del movimiento Viernes por el Futuro en España. La imagen destacada de arriba fue tomada por Andreas Jünger en la huelga climática global en Sevilla el 15 de marzo de 2019. |
Antes de las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, Europa se vio sacudida por marchas masivas por el clima. Pero a medida que se acercan las elecciones de 2024, las calles permanecen en silencio.
27 mayo 2024.- Mientras una serie de marchas por el clima se extendían por Europa en la primavera de 2019, Bruselas no fue la excepción. En el apogeo del movimiento, 70.000 personas se concentraron en el barrio de la UE para exigir en voz alta una mayor acción climática.
La movilización dio sus frutos: la posterior ' ola verde ' electoral desató cinco años de ambiciosa legislación climática.
Cinco años después, Europa vuelve a prepararse para votar, pero esta vez las marchas por el clima son pequeñas y dispersas. Ni las temperaturas globales récord ni las amenazas al Acuerdo Verde (Green Deal) han sido suficientes para motivar a los manifestantes a regresar a las calles en masa.
El actual enfoque de la activista ambiental sueca Greta Thunberg sobre la difícil situación de Palestina ejemplifica el dilema que enfrentan los activistas: ¿deben ignorar la enorme injusticia humana o arriesgarse a desviar la atención del clima justo cuando el tema está perdiendo importancia en la agenda política?
Esta cuestión ha seguido dividiendo al movimiento climático. Sería casi cínico organizar grandes manifestaciones sobre el clima, dada la desesperada situación en Gaza. Pero otros activistas prefieren mantener su enfoque en el clima como una cuestión unificadora.
El dilema que enfrenta el movimiento climático va más allá de Gaza. El movimiento climático dominante se ha presentado en gran medida como algo que está más allá de la política, pero en el mundo polarizado e inestable de hoy “ya no se puede permanecer más allá de la política”.
Centrarse en un solo tema como el clima puede movilizar a un gran número de personas a salir a las calles. Pero a medida que el movimiento climático se enfrenta a cuestiones más amplias, como preocupaciones de seguridad y el ascenso de la extrema derecha, puede resultar más difícil mantener un solo mensaje unificador simple.
Los jóvenes fueron una clara inspiración para las marchas climáticas más amplias que azotaron Europa en 2019, en particular los jóvenes que faltaron a la escuela para protestar. Este movimiento juvenil es mucho menos visible hoy. No parece que el movimiento ya exista. No como hace unos años.
Si bien muchos líderes jóvenes siguen activos en la acción climática (varios de ellos presentes en el Parlamento Europeo ), la participación juvenil en general se ha desplomado.
Si bien los intereses y prioridades de los jóvenes cambian invariablemente a medida que crecen, las restricciones del COVID y la presión de los padres parecen ser razones suficientes por las que el movimiento juvenil se ha disipado.
Probablemente esto tenga más que ver con una pérdida de impulso y entusiasmo que con una disminución de las preocupaciones climáticas. Los movimientos de protesta se producen en “oleadas”. Hay un lado emocional y en un momento dado la emoción puede desaparecer y la gente pasa a otra cosa.
Los académicos dijeron que tales olas se desencadenan durante "ventanas de oportunidad": el movimiento de 2019 fue provocado por el clima extremo durante el verano de 2018 y un informe histórico del IPCC , que describió las consecuencias de superar los 1,5 grados de calentamiento.
La mayoría de los expertos confiaban en que en el futuro surgiría otra ola de protestas climáticas, aunque ninguno hizo predicciones concretas. El cambio climático seguirá provocando catástrofes. Es de esperar que estos desastres también desencadenen nuevas oleadas de protestas climáticas.
COMENTARIOS