RINCÓN DE POESÍA. Quimeras para después de la ceniza (Omar Cruz)
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Omar Cruz |
El OLOR DEL INFIERNO
Cuando estaba pequeño lo olí
mi padre lo usaba para enfrentar
a las bestias y fantasmas
para quebrarle los huesos
a la desesperación
para purificar la mancha de su alma
y enfrentar el horror de sus miedos.
Siempre supe que olía como algo terrible
algo viscoso que se diluía en la penumbra
algo que golpeaba con la fuerza de las rocas
algo que ardía entre los labios
y hacía mil pedazos el interior de la boca.
Era un trago de Jack Daniels.
LA CENIZA Y LA RAZÓN EXTRAVIADA
Quizá mi verdadero propósito
consistía en heredar otro nombre
construir una barca y navegar
recorrer lugares desconocidos
esperar la llegada de las tinieblas
y leer un poema junto a Caicedo
mientras los ángeles encolerizados
nos escupen salmos sobre nuestra cara
y hacen pedazos nuestras tristezas.
Mi madre me contaba
que yo debí tener el nombre de Caicedo
y hacer de mi cuerpo una celda
un calabozo fatal y sin fortuna
es por eso que a veces cuando es de noche
en mi habitación Caicedo lee mis poemas
y me pregunta si mi madre aún me ama
si puedo pronunciar su nombre
sin temor a las sombras
sin abrir la herida que aún no ha sanado
sin derramar una sola lágrima.
Pero cómo heredar lo que no hemos pedido
lo que no hemos encontrado
lo que sin razón se nos ha negado
la sangre es un ritual fragmentado
y el linaje imposible que la perpetúa
un poema elegíaco de Caicedo.
Hoy mientras el incienso nocturno
se enciende y el fuego me acompaña
decido fabricar una nueva forma de esperanza
un lugar muy lejano en donde Caicedo
recoja la ceniza y recupere la razón extraviada.
ES DE NOCHE EN MI PAÍS
Desde la ventana el aire me golpea
una taza con café es mi compañía
en esta habitación ausente
llena de cicatrices en la entrada
e inventada por mis ganas de un techo
en la que he decidido escribir un poema
sobre la edad de Walt Whitman
y la cantidad de veces que mi padre
me dijo que era necesario memorizarla
Pienso que la edad
es la suma de ciertos pecados
es por eso que a veces un año
puede ser condenado por los hombres
y también por los enigmas de la biblia
En ocasiones Whitman viene a mi casa
y me habla con palabras nobles
con lenguas como las de los cielos
con cantos semejantes a los del mar
con su rostro sostenido en la columna
de antiguas y preciosas promesas
promesas que aún hacen eco
en las entrañas de mi cuarto
y en los libros de mi habitación
Mi padre decía que Whitman
estuvo presente cuando los ángeles
soplaron con furia las trompetas
y convocaron la destrucción de esta tierra
entonces la humanidad se preparaba
para pagar la cuota de sus pecados
y Whitman le dio a los ángeles
un té de hojas de hierba
para beber mientras el mundo
estaba de rodillas y era desmembrado
Es de noche en mi país
tan de noche que las serpientes
se han ido a dormir
y en la oscuridad han dejado espacio
para el retumbar de las letanías adánicas
letanías en las que siempre vuelve mi padre
escuchando los cantos inmaculados de la tierra
y preguntándome si aún recuerdo
la edad de Walt Whitman
(Relato finalista en la rama de poesía en la «III Edición de los Premios Literarios Yunque de Hefesto» convocados por la revista literaria «El Yunque de Hefesto» (Madrid).
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