Ruta por la Sierra de Aracena
El castillo de Aracena domina la ciudad onubense./ Imagen cedida por Shutterstock |
La localidad de Aracena ya estaba poblada hace unos 4.000 años, según puede comprobarse por los restos localizados en la cueva de la Umbría. Mil años más tarde estaba habitado el poblado de El Castañar. Hace 2.500 años llegaron los celtas. 500 años después les sucedieron los romanos. Luego llegarían los árabes y más tarde, a punta de espada, la cristianizaron los templarios.
14 enero 2024.- Quien viaje al norte de la provincia de Huelva y visite por primera vez la Sierra de Aracena se preguntará con estupor cómo es que no había ido antes allí. De entrada, le llamarán la atención los frondosos bosques de castaños, quejigos y alcornoques, que tienen su explicación en la humedad de los vientos atlánticos que allí soplan y en la abundancia de fuentes y manantiales. Eso aleja esta comarca de cualquier idea que tengamos formada a priori sobre Sierra Morena.
Pero las singularidades no terminan ahí. En la Edad Media, la sierra fue repoblada con gentes procedentes del Reino de León, lo que atestiguan nombres de pueblos como Arroyomolinos de León y Cañaveral de León. La proximidad a Portugal también ha tenido gran peso histórico en el territorio, y algunos pueblos pertenecieron al país vecino antes de ser españoles. Estas influencias perduran tanto en la arquitectura como en el habla, que conserva numerosos vocablos leoneses y portugueses.
Es también la comarca onubense con más municipios, un total de 31, todos englobados en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche. La capital, que da nombre a la sierra, es Aracena. Cuenta con una amplia oferta hotelera, un casino de aire decimonónico y tiendas en las que puede adquirirse artesanía de corcho, esparto o madera.
Eso sí, la fama de Aracena, además de ser uno de los pueblos más bonitos de España, se debe principalmente a la Gruta de las Maravillas, la primera de España en abrirse al público en 1914, cuyo interior es un misterioso e intrincado laberinto de estalactitas, estalagmitas y cortinas listadas, que despierta extrañas evocaciones.
Enclavada en pleno casco urbano del municipio, en la calle Pozo de la Nieve, la Gruta de las Maravillas se presenta al viajero como una cavidad freática originada por la acción erosivo disolutiva de las aguas sobre las rocas calizas del cerro del Castillo. La cueva se extiende a lo largo de más de dos kilómetros, de los que 1.400 metros son visitables.
El hallazgo oficial de la cavidad tuvo lugar hace menos de un siglo (aunque la tradición popular narra que su descubridor fue un pastor), y se da la circunstancia de que la caverna se extiende precisamente por debajo del que fuera castillo encomienda que perteneciera a los templarios y, con anterioridad, ribath de monjes guerreros musulmanes.
Un recorrido por su interior fascinará la visión del viajero, ya que a lo largo de la ruta se suceden estalactitas y estalagmitas excéntricas, galerías, circuitos subterráneos de agua, lagos y otras formaciones de curioso aspecto. El itinerario permite visitar 12 salas en dos niveles distintos: el salón de los Órganos, el de los Diamantes, el pasadizo de la Codorniz, el Gran Lago, el Sepulcro del Príncipe…
Si viajamos al oeste pronto daremos con Fuenteheridos, población de hermoso nombre cuyo rincón más emblemático es la Fuente de los Doce Caños, donde nace el río Múrtiga. Contemplando sus pequeñas casas blancas y los bosques que la rodean, no es extraño que exista un Paseo de los Poetas. Aquí se celebra en Sábado Santo la quema del Judas, y en diciembre, cuando termina su recolección, la Fiesta de la Castaña.
Más al sur, Linares de la Sierra es un pueblo de aire medieval con algunas calles empedradas al estilo portugués. Cerca, junto a Alájar, se halla la Peña de Arias Montano, que debe su nombre al humanista del siglo xvi, y por la que corre generosamente el agua. Desde antiguo fue habitada por anacoretas y ermitaños. Junto a la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, donde anualmente se celebra una romería con carromatos, destaca un pórtico blanco que se asoma a un precipicio de 160 m de altura.
Lugar de retiro espiritual del que fue bibliotecario de Felipe II en El Escorial, Benito Arias Montano.
La Peña de Alájar de Arias Montano domina el pueblo. Aquí hay una gruta con un Palacio Oscuro. Y aquí se retiró en el siglo XVI a meditar Arias Montano, en un promontorio de roca caliza con vistas sobre el pueblo de Alájar (declarado Conjunto Histórico-Artístico ), la sierra de Aracena e incluso el mar, que está a 80 kilómetros.
Antes de salir de la Peña, el viajero tiene la opción también de visitar la Bañera de la Reina, una pila bautismal de época paleocristiana (siglo VI) y la propia cueva o abrigo que sirvió de refugio y hogar a los eremitas que habitaron las cuevas del lugar en aquella época.
Castaño del Robledo, al oeste, conserva todo el encanto de un pueblo del siglo xvii y tiene una vía llamada Callejón de las Brujas. Hay quien dice que sus jamones son los más apreciados, ya que los cerdos se alimentan aquí sobre todo a base de castañas. Su iglesia de Santiago el Mayor es un templo sobrio, en cuyo retablo principal pudo verse hasta hace poco una figura de Lenin pisoteada por el caballo del apóstol; en su interior se puede ver uno de los órganos más antiguos de España aún en uso.
En Castaño del Robledo se encuentra también el llamado Monumento, una iglesia neoclásica que jamás fue concluida ni, por tanto, consagrada. Para visitarla es preciso pedir las llaves en el ayuntamiento. Aún se ven sobre las gastadas paredes dibujos de los antiguos arquitectos, restos de nichos (fue usada como cementerio) y agujeros de bala, ya que también se llevaron a cabo en su interior fusilamientos durante uno de los períodos más oscuros de nuestra historia. No es posible visitar este edificio sin sentirse sobrecogido.
ShutterstockUna carretera entre castañares lleva a Almonaster la Real, cuya iglesia de San Martín posee una puerta de estilo manuelino, gótico-portugués. Pero la visita imprescindible es la mezquita, erigida sobre una colina: fue construida sobre una basílica visigótica que, a su vez, lo fue sobre un templo romano. Se trata de un tipo de mezquita rural que debió abundar en época islámica, pero del que quedan pocos ejemplos tan bien conservados. El mihrab y el pozo de abluciones permanecen intactos.
IstockEl pueblo más conocido internacionalmente de la comarca quizá sea Jabugo, ya que da nombre a una prestigiosa denominación de origen de jamón ibérico de bellota. Son numerosos los secaderos aquí y en Cortegana, pero es posible disfrutar de este sabroso producto en toda la comarca. La gastronomía de la Sierra de Aracena es de gran riqueza y entre sus ingredientes destacan, además de los embutidos y la carne de ibérico, las setas y las castañas. De estas últimas se obtienen mermeladas y licores, como los que pueden adquirirse en la destilería de Higuera de la Sierra.
Más al oeste, donde el paisaje se suaviza y abundan las dehesas, se halla Aroche, territorio del bandolero Diego Corrientes, y Rosal de la Frontera, donde puede visitarse la cárcel en la que dio con sus huesos el poeta Miguel Hernández, quien intentaba huir a Lisboa. En Aroche, a la que se llega por la N-433 dirección Portugal, se visita la ciudad romana de Turobriga, al norte de la provincia de Huelva.
La antigua Turobriga, que delimita el norte de la provincia romana de la Bética, es el único enclave romano visitable en toda la provincia onubense, en un precioso paraje de monte y dehesa que hará las delicias del viajero. Los inicios de Turobriga se remontan a la época de Nerón (siglo I) y fue abandonada en el siglo III. Con el paso del tiempo, sus piedras sirvieron como cantera para edificar villas rústicas, así como para construir el castillo de Aroche y la ermita de San Mamés.
Ya en Aroche, se puede completar la información acerca de la Turobriga romana con una visita al Museo Arqueológico de la localidad (C/ Cilla, 2).También cerca de la frontera, pero más al norte, está Encinasola, una población tan aislada que siempre mantuvo mayor contacto con la portuguesa de Barrancos, especialmente a través del contrabando. No está de más acercarse a Barrancos, donde se habla una mezcla de español y portugués, el barranqueño, y existe gran tradición taurina.
Los conflictos fronterizos y la orografía han hecho de la comarca de Aracena una zona poco poblada, de ahí que sea un buen reducto para la fauna. Las más importantes colonias de buitre negro están aquí. Toda la zona fue declarada Parque Natural en 1989, y está surcada de senderos atractivos para caminantes y amantes de la naturaleza. Además, como toda Sierra Morena, posee la clasificación de Reserva Starlight por la pureza de sus cielos
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