actualidad, OTAN, seguridad europea
 |
| El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, asistiendo a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas, Bélgica, el 13 de febrero. Olivier Hoslet / EPA |
18 febrero 2025.- Los ministros de Defensa europeos abandonaron su reunión en Bruselas el 12 de febrero en estado de shock después de que el nuevo secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, les dijera que ya no podían confiar en Estados Unidos para garantizar su seguridad.
Hegseth dijo que estaba allí “para expresar de manera directa e inequívoca que las duras realidades estratégicas impiden que Estados Unidos de América se concentre principalmente en la seguridad de Europa”.
También insistió en que los países europeos deben aportar la parte “abrumadora” de la financiación a Ucrania en el futuro. Estados Unidos ha sido la mayor fuente de ayuda militar a Ucrania, con sus armas, equipos y asistencia financiera cruciales para ayudar a Kiev a resistir la invasión rusa.
Las declaraciones de Hegseth coinciden con la postura del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la alianza militar transatlántica de la OTAN. Trump considera que la OTAN supone una carga financiera excesiva para Estados Unidos y ha pedido en repetidas ocasiones a sus miembros que aumenten su gasto en defensa.
Pero las declaraciones de Hegseth también podrían interpretarse como una señal del debilitamiento del compromiso de Estados Unidos con los términos del tratado fundacional de la OTAN. El artículo 5 del tratado, firmado en 1949 por Estados Unidos, Canadá y varias naciones de Europa occidental, exige que los estados miembros se defiendan mutuamente en caso de un ataque armado.
Estados Unidos tiene el mayor ejército –y el mayor arsenal de armas nucleares– de la OTAN, por lo que, a primera vista, los esfuerzos por reformular la alianza parecen un cambio drástico en el panorama de seguridad de Europa en la era posterior a la guerra fría.
Sin embargo, quienes estén familiarizados con el sentimiento político en torno a la OTAN y la defensa de Europa en Estados Unidos verán que esta medida sigue los pasos de lo que otros han tratado de hacer, comenzando desde el mismo final de la guerra fría.
Cambiando con el tiempo
En 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, la OTAN se vio sometida a una considerable presión para que cambiara hacia el nuevo orden mundial. En Washington, muchos no pensaban todavía en una China en ascenso, pero la sensación era que los compromisos financieros que Estados Unidos había asumido para defender a Europa occidental durante la Guerra Fría no podían continuar.
El llamado “dividendo de la paz” , un eslogan popularizado por el ex presidente estadounidense George H. W. Bush y la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, permitió a casi todos los estados de la OTAN reducir su gasto militar en ese momento.
En 1992, casi tan pronto como los países europeos de la OTAN estaban reduciendo sus fuerzas y pasando de los ejércitos masivos a los soldados profesionales, la alianza comenzó a participar activamente en el mantenimiento de una zona de exclusión aérea sobre Yugoslavia.
Se estaba perfilando una nueva OTAN, que estaba pasando de ser una organización de defensa colectiva a una de seguridad colectiva, en la que los conflictos se gestionaban en las fronteras de la OTAN.
Este acuerdo de seguridad colectiva funcionó bien para mantener unida a la alianza hasta 2001, cuando el gobierno de George W. Bush llegó a la Casa Blanca e involucró a Estados Unidos en las guerras de Afganistán e Irak. Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, la OTAN invocó el Artículo 5 y volvió al principio de defensa colectiva.
Muchos países europeos, incluidos los nuevos Estados más pequeños de la OTAN, como Estonia y Letonia, enviaron tropas a Irak y Afganistán. La justificación persistente que escuché en los países bálticos fue “tenemos que estar allí cuando Estados Unidos nos necesite para que ellos estén allí cuando los necesitemos”.
Sin embargo, en 2011, antes de que terminaran las guerras en Irak y Afganistán, el gobierno de Barack Obama introdujo una estrategia de política exterior conocida como el “pivote hacia Asia”, que implicaba que Estados Unidos trasladaría su atención, principalmente del hemisferio occidental, a China.
En ese momento, China se había convertido en la segunda economía más grande del mundo y estaba desarrollando rápidamente su ejército. La reacción a este cambio de política estadounidense en las capitales europeas fue de conmoción y decepción. Lo vieron como si Estados Unidos decidiera que su propia seguridad no dependía de Europa, como había sucedido desde 1945.
En 2014, Rusia invadió Crimea y el Donbass, en el este de Ucrania. El giro hacia Asia parecía haberse estancado, pero el interés y la inversión de Estados Unidos en la defensa europea siguieron disminuyendo y las bases militares estadounidenses en toda Europa cerraron . La primera administración Trump continuó el patrón establecido por Obama.
El presidente Joe Biden, que asumió el cargo en 2021, utilizó la invasión rusa de Ucrania en 2022 para mostrar a los líderes europeos que Estados Unidos todavía veía su propia seguridad en Europa y que estaría del lado de Ucrania.
Pero Estados Unidos siguió insistiendo en que los países europeos invirtieran en su propia defensa. El Reino Unido, Polonia y Francia se han comprometido a aumentar su gasto en defensa en los últimos años, aunque el gasto de los estados europeos de la OTAN en su conjunto siguió disminuyendo.
En Estados Unidos existe desde hace tiempo la creencia de que Europa se aprovecha del poder estadounidense. Si bien Estados Unidos consideraba que Europa era su propia seguridad, se permitió que ese aprovechamiento continuara.
Pero a medida que la perspectiva de Estados Unidos ha cambiado, y ahora el foco está puesto en contrarrestar a China, el país se ha mostrado deseoso de sugerir que la defensa europea debería convertirse cada vez más en tarea de la propia Europa.
La OTAN no desaparecerá con un estallido. Es mucho más probable que desaparezca gradualmente con un gemido. Después de todo, ¿con quién se reunió Trump en su segundo día en el cargo? No con la OTAN, sino con el Quad: una alianza entre Australia, India, Japón y Estados Unidos en el Indopacífico.
COMENTARIOS