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| Los restos utilizados para secuenciar un genoma humano del antiguo Egipto tienen entre 4.800 y 4.500 años de antigüedad, coincidiendo con un período de la historia egipcia conocido como el Imperio Antiguo o la Era de las Pirámides. (Foto Azoor/Alamy) |
Cuarenta años después del primer intento de extraer ADN de una momia, los investigadores finalmente han generado una secuencia completa del genoma de un antiguo egipcio
Los restos utilizados en este estudio son anteriores a la momificación generalizada: la persona fue enterrada en una vasija de cerámica, un signo de estatus alto, pero no de élite.
06 julio 2025.- Los dientes de un anciano que vivió en la época en que se construyeron las primeras pirámides han proporcionado la primera secuencia completa del genoma humano del antiguo Egipto.
Los restos tienen entre 4.800 y 4.500 años de antigüedad y se superponen con un período de la historia egipcia conocido como el Imperio Antiguo o la Era de las Pirámides. Presentan indicios de ascendencia similares a los de otros antiguos norteafricanos, así como de pueblos de Oriente Medio, según informan investigadores en Nature 1 .
Numerosos laboratorios han intentado extraer ADN de restos del antiguo Egipto . En 1985, el genetista evolutivo Svante Pääbo reportó las primeras secuencias de ADN antiguo de cualquier ser humano: varios miles de letras de ADN de una momia egipcia infantil de 2400 años de antigüedad. 2 Sin embargo, Pääbo, quien ganó un premio Nobel en 2022 por otros trabajos , se dio cuenta posteriormente de que las secuencias estaban contaminadas con ADN moderno, posiblemente el suyo. Un estudio de 2017 generó datos genómicos limitados de tres momias egipcias que vivieron entre 3600 y 2000 años atrás . 3
El clima cálido del norte de África acelera la descomposición del ADN, y el proceso de momificación también podría acelerarlo, afirmó Pontus Skoglund, paleogenetista del Instituto Francis Crick de Londres, quien codirigió el estudio de Nature , en una rueda de prensa. «Los individuos momificados probablemente no sean una buena manera de preservar el ADN».
Los restos que el equipo de Skoglund secuenció son anteriores a la momificación generalizada: la persona fue enterrada en una vasija de cerámica, símbolo de estatus alto, aunque no de élite. Los restos se encontraron en un yacimiento arqueológico llamado Nuwayrat, a 265 kilómetros al sur de El Cairo, a orillas del río Nilo. Los dientes y huesos se descubrieron en 1902, cuando Egipto se encontraba bajo el dominio colonial británico. Fueron donados a instituciones en Liverpool, Reino Unido, donde han permanecido desde entonces, incluso sobreviviendo a los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Bajas expectativas
Skoglund afirma que sus expectativas eran bajas cuando su equipo extrajo ADN de varios dientes del individuo de Nuwayrat. Sin embargo, dos muestras contenían suficiente ADN antiguo auténtico para generar una secuencia completa del genoma. Las secuencias del cromosoma Y indicaron que los restos pertenecían a un varón.
La mayor parte de su ADN se asemejaba al de los primeros agricultores del Neolítico del norte de África, hace unos 6.000 años. El resto coincidía más estrechamente con el de las personas de Mesopotamia, una región histórica de Oriente Medio que albergó la antigua civilización sumeria y donde surgieron algunos de los primeros sistemas de escritura. No está claro si esto implica un vínculo genético directo entre los miembros de las culturas mesopotámicas y las personas del antiguo Egipto —también insinuado por similitudes en algunos artefactos culturales— o si la ascendencia mesopotámica del hombre llegó a través de otras poblaciones no muestreadas, afirman los investigadores.
El resto de los huesos del antiguo egipcio reveló más detalles sobre su vida. La evidencia de artritis y osteoporosis sugiere que murió a una edad avanzada para la época, posiblemente alrededor de los sesenta años. Otros signos de desgaste indican una vida de trabajo físico, sentado encorvado sobre superficies duras. Basándose en esto y en imágenes de otras tumbas de este período, podría haber sido alfarero, afirmó el coautor Joel Irish, bioarqueólogo de la Universidad John Moores de Liverpool, en la rueda de prensa.
La publicación de un conjunto de datos del genoma completo de un antiguo egipcio constituye un logro significativo en el campo de la egiptología molecular. Sin embargo, el genoma proviene de un solo individuo y podría no representar completamente el acervo genético del antiguo Egipto, que probablemente fue un crisol de diferentes ancestros.
Por esta razón, los investigadores anhelan obtener más datos del genoma del antiguo Egipto, quizás incluso de una momia. Los avances en la tecnología de genómica antigua y la capacidad local permiten esperar que no se necesiten otros 40 años.
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