Rollo de la Torá. Los cabalistas se dedicaban a analizar la Torá , o cinco primeros libros de la Biblia, para desentrañar su significado o...
Rollo de la Torá. Los cabalistas se dedicaban a analizar la Torá, o cinco primeros libros de la Biblia, para desentrañar su significado oculto. |
Para entender lo que es la Cábala debemos comenzar por el momento en que Moisés recibe la ley de Dios en el monte Sinaí. Aunque para Occidente este episodio se reduce a la entrega de las tablas que contienen los Diez Mandamientos, la tradición judía cuenta que Moisés recibió el texto de la Torá ("instrucción", "ley"), compuesta por los cinco primeros libros de la Biblia hebrea y del Antiguo Testamento cristiano: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. En estos libros se encuentran los 613 mandamientos que rigen la vida del judío practicante.
Junto a esta Torá escrita, moisés habría recibido además una Torá oral, que sería un desarrollo e interpretación de la escrita. Mientras la Torá escrita era accesible a todos, la Torá oral se transmitió solo de unos elegidos a otros.
Desde el primer momento, se consideró que una parte de las instrucciones no debía ser enseñada a todos, sino mantenida en secreto y transmitida a unos pocos elegidos, los "sabios de corazón". Para la concepción judía, dos obras posteriores, la Misná (siglo II) y el Talmud (siglos V-VII), son simplemente la puesta por escrito de la Torá oral revelada a Moisés. Existe aquí una línea de pensamiento que se adentra por los senderos del esoterismo y la mística.
LA MISNÁ, redactada a finales del siglo II d.C., contenía los comentarios de los rabinos de la ley de Moisés, que hasta entonces se habrían transmitido oralmente, y se convirtió en un código legal para los judíos. Posteriormente, se escribieron unos comentarios a la Misná, denominados Guemará, y juntos formaron el Talmud, elaborado en varias versiones entre los siglos V y VII d.C.
Moisés recibe las Tablas de la Ley en una miniatura de un Majzor, o libro de oraciones judías, procedente del sur de Alemania. Siglo XIV. Biblioteca Británica, Londres. |
ORIGEN DE LA CÁBALA
Las doctrinas que siguen esta vía de interpretación se engloban bajo el concepto de "cábala". Esta palabra procede del hebreo qabbalah, "recibir", porque la cábala ha sido transmitida de un sabio a otro y es considerada, en realidad, como la parte oculta y secreta revelada en el Sinaí que permite la comprensión e interpretación más completa de la Torá escrita.
Según la tradición judía, la cábala sería incluso anterior al Sinaí y tendría su origen en Adán. La práctica cabalística constituiría una suerte de sexto sentido olvidado que poseyó el primer hombre y que todos los seres humanos poseen en potencia.
En realidad, el exilio babilónico (la deportación de los hebreos a Babilonia por Nabucodonosor II, 586-537 a.C.) habría resultado clave para la lectura simbólica del texto revelado. Y cuando el Templo de Jerusalén fue destruido por los romanos en 70 d.C., la morada del judaísmo paso a encontrarse en la palabra dada por Dios, la Torá, y el deber de todo ser humano sería el estudio de esa palabra.
Así, pues, podemos intuir los orígenes de la cábala en algún momento entre el regreso del destierro babilónico y el comienzo de la era cristiana. Hasta el siglo II d.C., tomando como punto de partida el capítulo primero de Ezequiel, con su visión de la merkabá, el carro o trono de Dios, y los palacios (hekhalot) donde vive, se desarrolló toda una literatura que aspiraba a tener un conocimiento de los misterios que rodean a Dios.
Barrio judío de Gerona. Se cree que este punto se situó la última sinagoga del Call Gerundense |
Entre los siglos II y V d.C. surgió una literatura precabalística que hablaba de visiones y revelaciones de secretos celestiales, pero también explicaba métodos para estudiar y memorizar la Torá, vías para lograr experiencias místicas y la forma adecuada de rezar. Además, puesto que existe una conexión entre la esfera divina y la humana, se desarrollaron prácticas mágicas que favorecieran los intereses de los justos.
La aparición, en el siglo IX, del Séfer Yeziráh o Libro de la Creación, marcó el nacimiento de la Cábala en sentido estricto. Por primera vez se formuló la doctrina de las diez emanaciones (sefirot), los diez primeros números a través de los cuales la divinidad crea el universo. Esta teoría era una adaptación al judaísmo de doctrinas neopitagóricas que atribuían a los números un carácter sagrado y un poder creativo.
El Séfer Yetziráh fue sucedido por el menos conocido pero aún esencial Séfer HaBahir o "Libro de la Luminosidad". También breve e incluso más críptico que su predecesor, el Bahir amplió sin embargo el concepto de las sefirot al concebirlas como recipientes para la energía divina que reflejaban aspectos específicos de la Deidad manifestada en los mundos "inferiores". La combinación de los dos libros conduciría a la creación del texto cabalístico canónico el Séfer HaZohar ("Libro de la Radiación").
Portada de la primera edición del Zoar, o libro del esplendor, aparecida en Mantua en 1558. Tomo segundo. Biblioteca Nacional de Francia, París. |
En el siglo XII surgieron en Alemania las dos primeras figuras cabalísticas: Judá el Piadoso y Eleazar de Worms. Ya en el siglo XIII, la cábala clásica se extendió a la Provenza, y de ahí a Cataluña y al resto de España. En este período hay tres figuras cabalísticas fundamentales: Azriel ben Menahem de Gerona, el primero en utilizar el nombre de Cábala; su discípulo Nahmánides, que escribió un Comentario a la Torá, y Moisés de León, autor de la obra cumbre de la cábala, el Zohar o Esplendor, una compilación de toda la ciencia cabalística acumulada hasta entonces.
"Árbol de la vida" cabalístico con las diez Sefirot y las 22 letras hebreas tal como se presentan en el Sefer Yetzirah. |
El Zohar está escrito en un dialecto pseudo-arameo y propone una cosmología épica de gran alcance que estableció el estándar para el misticismo judío en los siglos siguientes. Entre sus conceptos clave está el del Árbol de la Vida: la configuración de diez sefirot , que se conciben como esferas o entidades que componen los diversos atributos de Dios. Estas sefirot están separadas de la esencia infinita e incognoscible de Dios, llamada ain sof o literalmente "sin fin". Se identifican con características divinas específicas como biná ("sabiduría" o "comprensión"), hesed ("misericordia") y guevurá ("fuerza"). Al mismo tiempo, representan partes del cuerpo divino, como manos y pies.
Con la expulsión de España de los judíos en 1492, la escuela cabalística española entregó el testigo a la escuela de Safed (Israel), donde Isaac Luria el Ashkenazi, Moisés Cordovero y Josef Caro buscaron en la Torá, a través del Zohar, respuestas y consuelo para un drama que superaba su entendimiento racional.
El rabino español Moisés de León, autor del Zohar, intentó explicar qué es la Cábala valiéndose de una metáfora amatoria que describía la experiencia del hombre entregado al estudio de la Torá, la Ley de Dios: "La Torá es una bella amada que se esconde en las estancias de su palacio. Tiene un amante secreto, el sabio de corazón, que por amor a ella, día y noche ronda la casa. Ella lo sabe y, durante un instante fugaz, se asoma y le muestra su sonrisa para esconderse de nuevo. De todos los presentes, solo él la ve, y todo él, su corazón y su alma, se vuelve hacia ella, porque sabe que durante ese mismo instante, ella también ha ardido de amor por él. Y sólo entonces se le revela el verdadero sentido de la Torá. Por eso, hay que estar atentos a la Torá, para convertirse en su amado".
Aunque no se enfatiza tanto como lo estaría en la Cabalá posterior, el Zohar también contiene elementos mesiánicos nacientes, con la idea de que existe una falla en la arquitectura divina como resultado del pecado humano y el exilio continuo de la shekhina y el pueblo de Israel, que se puede reparar mediante el tikkun mesiánico ("reparación"). Este tikkun se puede ayudar cumpliendo los mandamientos judíos, realizando buenas obras y estudiando la Torá. Los sucesores de Moisés de León se apoderarían de estos conceptos mesiánicos hasta el punto de que se convirtieron en elementos centrales del misticismo judío durante los siguientes siglos.
Giovanni Pico della Mirandola fue el primer humanista cristiano que se interesó a fondo por la cábala judía. |
DE LA TEOLOGÍA A LA MAGIA
Hay dos tipos de cábala, la primera y principal, es la cábala teórica (iyyunit), que pretende explicar la naturaleza de Dios y de su creación mediante el estudio teológico. La segunda es la cábala práctica (maasit), que se ocupa del empleo de la magia y de las fuerzas sobrenaturales.
La cábala teórica parte del siguiente razonamiento: toda la creación tiene su origen en el interior de la divinidad, en un lugar denominado Ain Sof ("sin límite"), que es inmaterial e infinito y es Uno. De él surge un rayo de luz, la primera emanación o proyección sobrenatural. Esta emanación (sefirá en hebreo; en plural, sefirot, "números") no es materia, sino el pensamiento divino. A continuación, se crea el universo material, incluido el ser humano, mediante diez emanaciones o sefirot. Ain Sof, que es inmaterial, necesita estos pasos intermedios hasta llegar al mundo material.
Para alcanzar la gloria divina y fundirse con el Uno, el ser humano debe estudiar la Torá, tanto en su vertiente racional como en la mística. La Cábala es la escalera que permite al hombre ascender los sucesivos niveles de la creación hasta reunirse con el Uno, con Ain Sof. El cabalista que lo consiga vivirá una experiencia mística como la que explica Moisés de León en el Zoar. Para ello, el cabalista intenta ir más allá del sentido literario del texto empleando varias técnicas que parten del hecho de que la Torá está escrita en lengua hebrea y con caracteres hebreos.
El alfabeto hebreo consta de 22 consonantes a las que se asigna un valor numérico según su posición en el alfabeto. Además, cada letra representa un principio simbólico. Puesto que Dios cera el mundo mediante la palabra (Génesis, 1), toda frase, palabra o letra escrita en la Torá ofrece información, a la vista de todos o de forma oculta, aguardando a ser descubierta por el sabio de corazón que lo merezca.
CIFRAS Y LETRAS
Para alcanzar estos significados ocultos se desarrollaron varios sistemas, cuyo uso era más común en la cábala práctica (maasit) que en la teórica (iyyunit), más preocupada por los aspectos simbólicos del texto. Los tres mecanismos básicos de la cábala práctica son la gematría, el notaricón y la temurá.
El primero de ellos, la Gematría, extrae la esencia del texto mediante el valor numérico de cada letra, palabra o frase. Una vez hallado el valor del conjunto analizado, se pone en relación con cualquier otro fragmento o palabra de la Torá que presente un valor idéntico, con lo que se pueden intercambiar sus significados.
Por ejemplo, un versículo de la Torá afirma respecto a Judá que: "No se le quitará la vara de mando a Judá, ni [faltará] el legislador de entre los de su generación hasta que venga Shiló" (Génesis 49, 10). Es la única vez que aparece el nombre de Shiló, con esta grafía, en todo el texto bíblico. Sin embargo, el cabalista descubre que la suma de las letras de yabó Shiló, "venga Shiló", nos da un total de 358, que es la misma cifra que se obtiene de la suma de las letras que forman la palabra mesiaj, "mesías". De este modo, se asimila Shiló al Mesías.
Alfabeto hebreo con el valor numérico de cada una de las letras según la doctrina cabalística. |
Los cabalistas podían combinar el número de letras y el valor numérico de cada una, como vemos en el siguiente ejemplo: partiendo del texto del Éxodo (3, 6), "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el dios de Isaac y el dios de Jacob", contamos las letras que forman los nombres de los tres patriarcas del pueblo judío: Abraham, 5 letras; Isaac, 4 letras; Jacod, 4 letras. Total: 13 letras. Si aplicamos la gematría, las palabras ehad, ("uno", y ahavá, "amor", ofrecen idéntica suma de valores numéricos de sus letras: 13. Por lo tanto, se interpreta que Dios, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, es uno y es amor. Además, se transmite la idea de que cuando se ama, la persona se siente en unión con el todo.
Si se toman los nombres de las esposas de los patriarcas, Sara, esposa de Abraham; Rebeca, esposa de Isaac; Raquel y Leah, las dos esposas de Jacob, el número de letras de sus cuatro nombres es también igual a 13. Por lo tanto, la suma de las 13 letras de los patriarcas y las 13 letras de sus esposas, el principio femenino, nos da un total de 26, que es igual al valor numérico de las cuatro letras del nombre de Dios, Yahvé. Es decir, los cabalistas asimilan el 13 como si de un número mágico se tratase.
Diez Sefirot en el muro este de la sinagoga de Córdoba |
El Notaricón, consiste en la formación de palabras, con su correspondiente sentido, por medio de acrósticos, es decir, tomando la primera letra de cada palabra de una oración. Por ejemplo, en el Deuteronomio (30, 12) se plantea la pregunta: "¿Quién subirá por nosotros al cielo?", que en hebreo se lee "My yaáleh Ianw hashamaymah". Si tomamos la primera letra de cada palabra obtenemos MYLH (milah, "circuncisión"), y si tomamos las cuatro últimas tenemos YHWH (Yahveh, "Dios"). Los cabalistas interpretan, pues, que el circunciso se reunirá con Dios.
En cuanto a la Temurá, obtiene nuevos sentidos alterando el orden de las letras, sustituyendo unas letras por otras de acuerdo a unas determinadas reglas, o bien separando las palabras sin tener en cuenta la gramática. El método de la Temurá es uno de los más flexibles y ricos en la práctica cabalística. Comprende diversos procedimientos, entre ellos el de alterar el orden de las letras. Por ejemplo, en hebreo el nombre de España es Sefarad, pero cambiando el orden de las letras se obtiene la palabra hebrea Pardés, que significa "paraíso". Además, al tratarse de un simple cambio de orden, ambas palabras comparten también su gematría, 344. Otra de las prácticas que permite la Temurá, es la utilización de las letras de una palabra para formar otras. Así, a partir de la palabra Mesías, se forma Moaj ("cerebro") y Yesh ("realidad" o "existencia"), de donde se deduce que el cerebro percibe la verdadera realidad, la reservada a los sabios de corazón.
Como toda la creación está conectada con la divinidad mediante las emanaciones o sefirot, nuestra vida está gobernada hasta el mínimo detalle por las leyes superiores del universo. Y la Cábala proporciona al ser humano las herramientas necesarias para vivir en armonía con estas leyes.
Llegamos así al fin para el que nació la Cábala: alcanzar la salvación, que no es sino la unión mística con Dios, viviendo una vida de acuerdo con la Torá. Las buenas obras acercan al ser humano a la divinidad, mientras que el mal lo aleja de ella. Ante la contemplación del mal, el cabalista puede tener la tentación de buscar en el estudio una solución práctica para su problema. Surge de este modo la cábala práctica (maasit), al alcance de los estudiosos que, al desarrollar mejor sus poderes espirituales, adquieren ciertos poderes místicos (o mágicos) para ayudar a la gente.
Para entender la cábala hay que comprender que todo gira en torno al dualismo entre la esfera superior, divina, y la inferior, terrenal y humana. La intención final es que vuelvan a estar unidas para llegar al estado perfecto de iluminación. Para ello, se utilizan como metáfora, los primeros versículos del libro del Génesis, donde se dice que Dios creó el cielo y la tierra, es decir, lo superior y lo inferior, y a continuación hubo luz.
CÁBALA MODERNA
Para saber más:
- Biale, D. Hasidism. Prensa de la Universidad de Princeton, 2017.
- Idel, M. Kabbalah. Prensa de la Universidad de Yale, 1990.
- Scholem, GG Sabbatai Zevi. The Littman Library of Jewish Civilization en asociación con Liverpool University Press, 1973.
- Scholem, G. Principales tendencias en el misticismo judío. Schocken, 1995.
- Scholem, G. La idea mesiánica en el judaísmo. Schocken, 1995.
- Shimón Bar Iojai. "El Zoar". Obelisco, Barcelona 2006.
- Azriel de Gerona. "Cuatro textos cabalísticos". Riopiedras, Barcelona 1994.
- G. Scholem. "La cábala y su simbolismo". Siglo XXI, Madrid 2009.
- J.H. Laenen. "La mística judía. Una introducción". Trotta, Madrid 2006.
- Sefer HaBahir
- Sefer HaZohar
- Sefer Yitzirah
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