El refugio rocoso Grotte Mandrin fue utilizado repetidamente por los neandertales y los humanos modernos durante milenios. Ludovic Slimak ...
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| El refugio rocoso Grotte Mandrin fue utilizado repetidamente por los neandertales y los humanos modernos durante milenios. Ludovic Slimak , CC BY-ND |
Encaramado a unos 100 metros (325 pies) en las laderas de los Prealpes en el sur de Francia, un humilde refugio rocoso se asoma al valle del río Ródano. Es un punto estratégico en el paisaje, ya que aquí el Ródano fluye a través de un estrecho entre dos cadenas montañosas.
Durante milenios, los habitantes del refugio rocoso habrían tenido vistas imponentes de las manadas de animales que migraban entre la región mediterránea y las llanuras del norte de Europa, hoy reemplazadas por trenes TGV y hasta 180.000 vehículos por día en una de las carreteras más transitadas del continente.
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| Grotte Mandrin está algo camuflado como un afloramiento rocoso cuando se ve desde la distancia. Ludovico Slimak |
El sitio, reconocido en la década de 1960 y llamado Grotte Mandrin en honor al héroe popular francés Louis Mandrin, ha sido un lugar valioso durante más de 100.000 años. Los artefactos de piedra y los huesos de animales dejados por los antiguos cazadores-recolectores del período Paleolítico fueron rápidamente cubiertos por el polvo glacial que soplaba desde el norte en los famosos vientos mistrales, manteniendo los restos bien conservados.
Los investigadores de los orígenes humanos generalmente han estado de acuerdo en que hace entre 300.000 y 40.000 años, los neandertales y sus antepasados ocuparon Europa. De vez en cuando durante ese período, tuvieron contacto con humanos modernos en el Levante y partes de Asia. Luego, hace alrededor de 48.000 a 45.000 años, los humanos modernos, esencialmente nosotros, se expandieron por el resto del mundo , y los neandertales y todos los demás humanos arcaicos desaparecieron.
En la revista Science Advances, se describe el descubrimiento que evidencia que los humanos modernos vivieron hace 54.000 años en Mandrin. Eso es unos 10 milenios antes de lo que se pensaba que nuestra especie estaba en Europa y más de mil millas al oeste (1.700 kilómetros) del siguiente sitio más antiguo conocido, en Bulgaria . Y fascinantemente, los neandertales parecen haber usado la cueva tanto antes como después de la ocupación humana moderna.
Pistas de pequeños puntos de piedra y un diente
El primer hallazgo curioso que surgió durante la década inicial de las excavaciones de Grotte Mandrin fueron 1.500 diminutas puntas de piedra triangulares identificadas en lo que denominamos Capa E. Algunas de menos de media pulgada (1 cm) de longitud, estas puntas se asemejan a puntas de flecha. No tienen precursores ni sucesores tecnológicos en las 11 capas arqueológicas circundantes de artefactos neandertales en la cueva.
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| Estas puntas neronianas no tienen tecnología equivalente entre los grupos neandertales que vivieron antes y después de la llegada de los primeros humanos modernos a Grotte Mandrin. Laure Metz y Ludovic Slimak , CC BY-ND |
¿Quién las hizo? Un puñado de otros sitios en el medio del valle del Ródano también contienen estas pequeñas puntas. Pero esos sitios fueron excavados hace mucho tiempo con picos, por lo que es difícil saber si las puntas aparecieron abruptamente o gradualmente con el tiempo, tal vez porque los neandertales desarrollaron los métodos para hacerlas. En 2004, Ludovic Slimak, nombró a esta tradición distintiva “neroniana” por el sitio cercano donde se excavaron por primera vez puntos tan diminutos.
Sin más sitios locales para comparar, Laure Metz y Slimak, buscaron una región donde los humanos modernos definitivamente vivían hace 54.000 años: el Mediterráneo Oriental. En particular, el sitio de Ksar Akil cerca de Beirut conserva lo que puede ser el registro paleolítico más extenso y rico de toda Eurasia.
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| En lados opuestos del Mediterráneo, el Homo sapiens hizo puntas de piedra similares en la misma época. Laure Metz y Ludovic Slimak , CC BY-ND |
Los análisis de los artefactos de piedra de Ksar Akil muestran una capa de sedimento de edad similar con puntos diminutos del mismo tamaño y hechos con las mismas tradiciones técnicas que los de Mandrin. Esta similitud sugería fuertemente que los artefactos neronianos no fueron hechos por neandertales, sino por un grupo de exploradores humanos modernos que ingresaron a la región mucho antes de lo que se creía.
La pieza final del rompecabezas llegó en 2018, cuando Clément Zanolli , analizó los nueve dientes de homínido que los investigadores habían encontrado en las diferentes capas durante la excavación. A través de minuciosos análisis utilizando tomografías computarizadas y comparaciones con cientos de otros fósiles, pudieron determinar que el diente Mandrin E, un solo diente de leche de un niño de entre 2 y 6 años de edad, provino de un humano moderno temprano y no puede ser de un neandertal.
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| La evidencia cultural y antropológica en Grotte Mandrin muestra la llegada del Homo sapiens al corazón de los territorios neandertales. Ludovic Slimak , CC BY-ND |
En base a las tecnologías de las puntas de piedra y sus contextos en otros sitios, junto con esta evidencia fósil, los investigadores concluyeron que los creadores de las puntas neronianas en Grotte Mandrin fueron hechas por humanos modernos.
Leyendo capas de hollín de fogatas como anillos de árboles
Pero los descubrimientos de Mandrin no se detienen ahí. A lo largo de las capas del sitio hay fragmentos de las paredes y el techo del refugio que se han caído y han sido enterrados con los fósiles y artefactos.
Cuando los neandertales y los humanos modernos hacían fuego en el sitio, el humo dejaba una capa de hollín en esas superficies. Luego, la temporada siguiente, una fina capa de carbonato de calcio llamada espeleotema lo cubriría. Este ciclo se repetía una y otra vez.
Primero descubrieron estos fragmentos de bóveda con hollín en 2006, y el equipo recuperó miles, año tras año, en cada capa arqueológica de Mandrin. Una década de trabajo del miembro del equipo Ségolène Vandevelde ha demostrado que estos patrones se pueden leer como los anillos de los árboles para decirnos con qué frecuencia y duración los grupos visitaron el sitio, lo que prueba que los grupos humanos llegaron a Mandrin unas 500 veces durante 80.000 años.
Luego, Vandevelde pudo determinar cuánto tiempo separó el último incendio neandertal del primer incendio humano moderno en la cueva, lo que demuestra que solo transcurrió un máximo de un año entre los neandertales que usaron Grotte Mandrin y los humanos modernos que se mudaron.
Después de que los humanos modernos ocuparan Mandrin anualmente durante unos 40 años, una o dos generaciones, desaparecieron tan rápida y misteriosamente como habían aparecido. Luego, los neandertales volvieron a ocupar regularmente Mandrin durante los siguientes 12.000 años.
Múltiples especies humanas compartiendo el paisaje
¿Cómo llegaron estos humanos modernos tan temprano a Europa Occidental?
La evidencia arqueológica de Australia muestra que los humanos modernos llegaron a ese continente hace 65.000 años. Por supuesto, habrían necesitado un bote para cruzar el océano abierto para llegar allí. Por lo tanto, no es exagerado suponer que la gente del Mediterráneo tuvo acceso a las tecnologías de los barcos hace 54.000 años y las utilizó para explorar las costas de este mar contenido.
Sabemos por las ubicaciones de origen del pedernal utilizado para hacer los artefactos en Grotte Mandrin que tanto los neandertales como los humanos modernos vagaron ampliamente, alrededor de 60 millas (100 km) en todas las direcciones alrededor del sitio.
¿Cómo aprendieron los humanos modernos sobre todos estos recursos de piedra en un paisaje tan grande y variado en tan poco tiempo? ¿Tuvieron relación con los neandertales, quienes podrían haber intercambiado información o actuado como guías? ¿Fue este un momento en que los dos grupos se cruzaron?
El trabajo en curso en Mandrin arrojará luz sobre estas y otras preguntas sobre nuestros primeros ancestros en Europa.
Fuentes: . Miembro Permanente del CNRS, Université Toulouse – Jean Jaurès ; , Paleoantropólogo, Université de Bordeaux ; , Profesor de Antropología y Subdirector del Turkana Basin Institute, Stony Brook University (The State University of New York) ; , Arqueólogo en Aix-Marseille Université e Investigador Afiliado en Antropología, Universidad de Connecticut (para The Conversation)
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