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09 diciembre 2025.- El coste laboral por hora trabajada en España ha registrado un incremento del 2,1% durante el tercer trimestre del año respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos provisionales del Índice de Coste Laboral Armonizado (ICLA) publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La variación, que elimina los efectos estacionales y de calendario para ofrecer una visión estructural, refleja la presión sostenida sobre el mercado de trabajo. Si bien el ritmo de crecimiento se ha moderado respecto a los picos observados en trimestres previos, el dato confirma que los costes de contratación siguen por encima de la media histórica reciente.
Desglose de los datos:
Componente Salarial: Los salarios continúan siendo el principal motor del aumento, impulsados por las revisiones de convenios colectivos vinculados al IPC y la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Otros Costes: Las cotizaciones sociales y otros gastos no salariales también contribuyen al alza, aunque muestran una mayor volatilidad trimestral.
Por Sectores: El sector servicios y la construcción lideran los incrementos, mientras que la industria muestra una contención más moderada, reflejando la disparidad en la capacidad de negociación y márgenes por actividad.
Este aumento sostenido de los costes laborales plantea un escenario desafiante para la competitividad empresarial de cara al cierre del ejercicio, en un contexto donde la productividad no avanza al mismo ritmo que las remuneraciones.
Análisis económico
Este dato del 2,1% no es solo una cifra estadística; es un síntoma de la "segunda ronda" de efectos inflacionarios y de la rigidez estructural del mercado español. A continuación, se analiza qué implica esto para la economía real y el empleo a corto y medio plazo.
1. Impacto en la creación de empleo y tipología del mercado
La subida acumulada durante 17 trimestres (más de 4 años) tiene dos lecturas contrapuestas:
El riesgo para las PYMES: Un encarecimiento del 2,1% es asumible para grandes corporaciones, pero crítico para las PYMES (que componen el 99% del tejido empresarial español). Si los costes laborales suben más rápido que los márgenes de beneficio, la reacción natural a corto plazo es la contención en la contratación.
Cambio en la calidad del empleo: Paradójicamente, el encarecimiento del despido y de la contratación (vía cotizaciones) está fomentando un mercado más estático. Las empresas son más cautas al contratar indefinidamente, lo que podría ralentizar la reducción de la tasa de paro, que sigue siendo la más alta de la UE (doblando la media comunitaria).
2. El "dilema de la productividad"
Este es el punto más crítico. España sufre un estancamiento crónico de la productividad.
La ecuación peligrosa: Si los costes laborales suben (numerador) pero la producción por hora trabajada (denominador) no aumenta, el Coste Laboral Unitario (CLU) se dispara.
Consecuencia: Esto erosiona la competitividad exterior. Los productos y servicios españoles se vuelven más caros frente a socios comerciales donde la productividad sí compensa las subidas salariales. A medio plazo, esto lastra las exportaciones, uno de los motores del PIB español.
3. IPC y poder adquisitivo
El alza del 2,1% debe leerse frente al IPC. Si la inflación se sitúa en el entorno del 2-3%, esta subida salarial apenas cubre la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
Consumo vs. espiral: Es un equilibrio precario. Se necesita que los salarios suban para mantener el consumo (demanda interna), pero si suben demasiado rápido sin productividad, alimentan una espiral inflacionista de segunda ronda (precios suben porque suben los salarios). Actualmente, el dato del 2,1% sugiere una moderación que aleja el fantasma de una espiral agresiva, pero mantiene presión sobre los precios finales.
4. Exigencias de la UE y Deuda Pública
El Reino de España enfrenta este escenario con una deuda pública superior al 100% del PIB y bajo la lupa de las nuevas reglas fiscales de la UE reactivadas en 2024/2025.
El Sector Público: El Estado es un gran empleador. 17 trimestres de alzas en costes laborales también implican un aumento masivo en el gasto de personal de la administración pública (sueldos de funcionarios). Esto dificulta el cumplimiento de los objetivos de déficit que exige Bruselas, obligando al gobierno a elegir entre recortes en otras partidas o aumentos impositivos para financiar la nómina pública.
Perspectivas para 2026 (indicadores y organismos)
De cara a 2026, y cruzando datos de la OCDE, el BCE y el FMI, se vislumbra un escenario de "Aterrizaje suave pero costoso":
Moderación de costes (OCDE/FMI): Se espera que la senda alcista de los costes laborales se suavice hacia mediados de 2026. A medida que la inflación general se ancle en el objetivo del 2%, los convenios colectivos deberían dejar de incluir cláusulas de revisión tan agresivas.
Política monetaria (BCE): Si el BCE continúa con una bajada gradual de tipos de interés en 2025-2026, aliviará los costes financieros de las empresas. Esto podría compensar el aumento de los costes laborales, permitiendo que la creación de empleo no se detenga, aunque crezca a menor ritmo.
El reto de la jornada laboral: Un factor clave para 2026 será la implementación efectiva de la reducción de jornada (si se consolida legislativamente). Pagar lo mismo por menos horas aumentará de facto el coste por hora trabajada drásticamente, muy por encima de ese 2,1%. Pronóstico: Si esto no va acompañado de digitalización y eficiencia, organismos como el Banco de España ya advierten de un posible impacto negativo en el empleo de sectores intensivos en mano de obra (hostelería, comercio).
El dato del tercer trimestre confirma que España ya no es un país de "mano de obra barata" en términos de dinámica de crecimiento de costes. El reto para 2026 no es bajar los salarios, sino aumentar el valor añadido de lo que se produce en esa hora trabajada. Sin ese salto en productividad, la ecuación de más costes + deuda alta penalizará la creación de empleo futuro.

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