Tesoro de El Carambolo, exhibido en el Museo Arqueológico de Sevilla. (José Antonio Montero Fernández/ CC BY-SA 4.0 ) Según cuenta el An...
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| Tesoro de El Carambolo, exhibido en el Museo Arqueológico de Sevilla. (José Antonio Montero Fernández/ CC BY-SA 4.0 ) |
Durante siglos, la existencia de Tartessos se sustentó únicamente en las fuentes literarias, desde la Biblia hasta los textos de los historiadores griegos, como Heródoto y Avieno, que llegaron a confundir Tartessos con la mítica Atlántida. Incluso Platón describe la Atlántida como “una gran isla, más allá de las columnas de Heracles (estrecho de Gibraltar), rica en recursos mineros y fauna animal”.
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| Collar con pendientes |
Sólo abandonó su aura de leyenda cuando en 1958 se descubrió el extraordinario tesoro de El Carambolo (se lo llamó así por el cerro de 91 metros de altura, de este nombre, en el que se encontró). El Carambolo se convirtió en la imagen de cabecera de la cultura tartesia. Durante tres años los arqueólogos excavaron el yacimiento desenterrando muros, piezas cerámicas y un gran tesoro, que prueban que Tartessos no era una alucinación de los autores de la Antigüedad.
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| Piezas de oro del tesoro encontrado. (© José Luiz Bernardes Ribeiro / CC BY-SA 3.0 ) |
Así, los estudiosos pudieron delimitar un completo mapa de la civilización tartesia que se extendía por la mitad sur de la Península; Sevilla, Córdoba, Huelva, e incluso en Portugal, el yacimiento de Alcácer do Sal. También cabe incluir en el área tartesia la localidad gaditana de Mesa de Asta, la Asta Regia romana. En los años recientes, la cuestión que más debate ha suscitado en torno a la cultura de Tartessos es la de su relación con el mundo fenicio, a partir del siglo VIII a.C.
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| Pectoral con rosetas del tesoro de El Carambolo. (© José Luiz Bernardes Ribeiro / CC BY-SA 3.0 ) |
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| DURANTE LOS siglos VIII al VI a.C., el área de influencia tartésica conoció un gran auge económico relacionado con la llegada de los colonos fenicios a la península Ibérica. |
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| LA DIOSA ASTARTÉ en un trono flanqueado por esfinges. Hallada en Tutugi (Granada). Siglo VII a.C. Museo Arqueológico Nacional, Madrid. |
El mundo tartesio se caracterizó, a partir del siglo IX a.C., por una progresiva ocupación de las zonas bajas del valle del Guadalquivir a partir de los primeros poblados, situados en las montañas. En estos asentamientos se registra una tendencia a la especialización. Así, mientras que los núcleos de la zona de Huelva se centraron en la producción metalúrgica, aprovechando los recursos mineros de la región, los enclaves del valle del Guadalquivir se dedicaron a la agricultura y la ganadería, y a actividades comerciales.
Su economía estaba basada en la metalurgia y la exportación de oro, plata, cobre, estaño, hierro y plomo: el oro abundaba en los ríos del sur y el oeste peninsular, la plata en Huelva y el curso alto del Guadalquivir, el cobre y el estaño lo obtenían del occidente peninsular y británico y, finalmente, la metalurgia del hierro debió ser introducida por los fenicios , que la conocían gracias a sus relaciones con los hititas. De este modo, el río Guadalquivir se convirtió en el eje de la civilización tartésica, que quedó conectada con el próspero mundo urbano del Levante mediterráneo a través de la fundación fenicia de Gadir (Cádiz). La cultura tartésica, que durante los siglos VII y VI a.C. se difundió por el Alto Guadalquivir, llegó a lugares tan alejados como la actual Zalamea de la Serena, en Badajoz, donde se levantó el imponente recinto de Cancho Roano o el Turuñuelo.
| Estela número IV de Cabeza del Buey (Badajoz). Foto: Sebastián Celestino |
A partir del siglo VI a.C., las comunidades del suroeste peninsular empezaron a utilizar una escritura propia. Aunque aún no se ha descifrado, sabemos que se escribía de derecha a izquierda y constaba de 51 signos. Los textos conservados son en su mayoría inscripciones sobre estelas, halladas en el Algarve portugués, Andalucía occidental y Extremadura.
| Estela de Fonte Velha. Museo Municipal Santos Rocha, Figueira da Foz. Foto: Rodrigo Pinto, MMSR |
Siglo VIII a.C. La influencia fenicia cala hondo en el mundo tartésico, que adopta pautas culturales y religiosas orientales.
Ss. VII-VI a.C. El santuario del Cerro del Carambolo adquiere gran importancia. Gobierno del mítico rey Argantonio.
Siglo VI a.C. Declive del mundo tartésico, quizá debido a la pérdida de los mercados orientales para sus productos.
1912-1930. El arqueólogo alemán Adolf Schulten coteja fuentes y excava infructuosamente en Doñana en busca de Tartessos.
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| Adolf Schulten |
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| Elemento con forma de bañera: uno de los hallazgos más insólitos del yacimiento tartésico del Turuñuelo, en Badajoz. ( Fotografía: El País/Carlos Martínez ) |
Otra parte del debate sostenía que las joyas eran de origen fenicio, una cultura semítica y marinera de Oriente Próximo que llegó al Mediterráneo occidental en el siglo VIII a.C. y estableció un puerto comercial en la actual Cádiz.
El tesoro de El Carambolo es una colección de 21 piezas de oro, entre ellas un collar con medallones con grabados intrincados, varios adornos para el pecho en forma de piel de buey y espléndidas pulseras. Aunque los arqueólogos creen que el tesoro se enterró deliberadamente en el siglo VI a.C., es probable que la mayoría de las piezas se fabricaran dos siglos antes. Aunque el santuario es de tipo fenicio, su altar en forma de piel de toro extendida, que se corresponde con los pectorales del tesoro, sería un rasgo original del mundo tartesio.
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| La estancia principal del Turuñuelo, de 70 metros cuadrados, cuyo uso estaba claramente vinculado al culto según los investigadores. ( Fotografía: El País/Carlos Martínez ) |
El material probablemente procedía de las mismas minas asociadas a los dólmenes de Valencina de la Concepción, que datan el 3.000 a.C. y también se encuentran cerca de Sevilla. Los investigadores afirman que las joyas del tesoro de El Carambolo marcan el final de una tradición continua de procesado de oro que comenzó unos 2.000 años antes con Valencina de la Concepción.
| LA EXPANSIÓN DE TARTESO. Irradiación de la cultura tartésica en el sur de la península ibérica. Cartografía: eosgis.com. Información: Sebastián Celestino |
| Los caballos sacrificados que aparecieron en El Turuñuelo estaban agrupados por parejas. Es posible que los sacrificaran en otro lugar y luego los trasladaran aquí. Foto: Construyendo Tarteso |
Para saber más:
- Tartessos desvelado. La colonización fenicia del suroeste peninsular y el origen y ocaso de Tartessos. Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodriguéz Azogue. Almuzara, Córdoba 2007.
- Tartessos. Contribución a la historia más antigua de Occidente. Adolf Schulten, Almuzara, Córdoba 2006.
- Tartessos. Jesús Maeso de la torre. Edhasa, Barcelona 2003.
- Ancient Origins. Mariló T.A.










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