La selva amazónica, en el estado de Amazonas en Brasil, está perdiendo resiliencia, según un estudio de la revista Nature Climate Change. ...
 |
| La selva amazónica, en el estado de Amazonas en Brasil, está perdiendo resiliencia, según un estudio de la revista Nature Climate Change. (Dado Galdieri/Bloomberg News) |
La amenaza más publicitada para la selva amazónica es la deforestación. Un nuevo estudio realizado por científicos europeos publicado el 7 de marzo de 2022 encuentra que la tala de árboles y la menor precipitación en los últimos 20 años han dejado a más del 75 % de la región cada vez menos resistente a las perturbaciones , lo que sugiere que la selva tropical puede estar llegando a un punto de inflexión para la muerte regresiva. Menos árboles significan menos humedad evaporándose en la atmósfera para volver a caer en forma de lluvia.
Los científicos han estudiado el hidroclima cambiante de la Amazonía, el papel de la deforestación y la evidencia de que la Amazonía está siendo empujada hacia un punto de inflexión , así como lo que eso significa para las diferentes regiones, la biodiversidad y el cambio climático.
Si bien el aumento de la deforestación es claro, las fuentes que lo impulsan son menos conocidas, en particular la forma en que las tierras públicas se están convirtiendo en propiedades privadas en una apropiación de tierras que han sido estudiadas durante la última década.
Gran parte de esta tierra se despeja para ranchos ganaderos y granjas de soja, lo que amenaza la biodiversidad y el clima de la Tierra . Investigaciones anteriores han cuantificado cuántas tierras públicas se han apropiado, pero solo para un tipo de tierras públicas llamadas “ bosques públicos no designados ”.
Recientes investigaciones muestran cómo el acaparamiento de tierras está relacionado con la aceleración de la deforestación encabezada por los intereses de los ricos, y cómo el Congreso Nacional de Brasil, al cambiar las leyes, está legitimando estos acaparamientos de tierras.
 |
| Tres etapas de deforestación: tierra despejada donde el bosque ha sido quemado recientemente para crear pastizales; pastizal; y bosque quemado. Ricardo Funari/Fotos de Brasil/LightRocket vía Getty Images |
Cómo comenzó el acaparamiento de tierras en la Amazonía
La apropiación moderna de tierras en Brasil comenzó en la década de 1970, cuando el gobierno militar comenzó a ofrecer tierras gratis para alentar a las industrias mineras y los agricultores a mudarse, argumentando que la seguridad nacional dependía del desarrollo de la región. Tomó tierras que habían estado bajo jurisdicciones estatales desde la época colonial y las asignó a asentamientos rurales, otorgando propiedades de 60 a 100 Ha a agricultores pobres.
Los gobiernos federal y estatal finalmente designaron más del 65% de la Amazonía a varios intereses públicos, incluido el asentamiento rural. Para la biodiversidad, crearon unidades de conservación, algunas permitiendo el uso tradicional de los recursos y la agricultura de subsistencia. Las tierras gubernamentales sobrantes generalmente se conocen como “tierras públicas baldías o no designadas”.
Seguimiento del acaparamiento de tierras
Los estudios han estimado que para 2020, el 32 % de los “bosques públicos no designados” se han apropiado para uso privado. Pero esto es solo una parte de la historia, porque el acaparamiento de tierras ahora afecta a muchos tipos de tierras públicas. Es importante destacar que el acaparamiento de tierras ahora afecta las áreas de conservación y los territorios indígenas, donde las propiedades privadas están prohibidas.
 |
| Ganado en terrenos despejados en el Bosque Nacional Jamanxim en 2020. Marco Antonio Rezende/Brazil Photos/LightRocket vía Getty Images |
Se han comparado los límites de las propiedades privadas autodeclaradas en la base de datos del Registro Ambiental Rural del gobierno, conocida como CAR, con los límites de todas las tierras públicas en el sur del estado de Amazonas. La región tiene 50,309 millas cuadradas en unidades de conservación. De estos, se han detectado 10,425 millas cuadradas, el 21% , que han sido “tomadas”, o declaradas en el registro CAR como privadas entre 2014 y 2020.
Estos datos son probablemente una subestimación, dado que no todas las tierras acaparadas están registradas. Algunos acaparadores de tierras ahora usan CAR para establecer reclamos que podrían volverse legales con cambios en la ley.
 |
| Un mapa de la región que muestra la deforestación y las tierras públicas. Gabriel Cardoso Carrero , CC BY-ND |
El acaparamiento de tierras pone en peligro la selva tropical al aumentar la deforestación. En el sur de Amazonas, las investigaciones revelan que entre 2008 y 2021 se produjo el doble de deforestación en terrenos CAR ilegales que en terrenos legales, una magnitud relativa que va en aumento.
Grandes parches de deforestación apuntan a la riqueza
Entonces, ¿quiénes son estos acaparadores de tierras?
En el estado de Pará, vecino del estado de Amazonas, la deforestación en la década de 1990 estuvo dominada por explotaciones agrícolas familiares pobres en asentamientos rurales . En promedio, estos hogares acumularon 48,5 Ha de tierras de cultivo después de varias décadas abriendo de 1,5 a 2,5 Ha de bosque cada pocos años en claros visibles en imágenes satelitales como parches de deforestación.
Desde entonces, el tamaño de los parches ha crecido dramáticamente en la región, y la mayor parte de la deforestación ocurre en propiedades ilícitas cuyos parches son mucho más grandes que en las propiedades legales.
Aumento de la deforestación en los estados al sur del Amazonas
Los acaparadores de tierras se benefician vendiendo la madera en el sitio y subdividiendo lo que han arrebatado para la venta en pequeñas parcelas. Los registros de arrestos y la investigación de grupos como Transparency International Brasil muestran que muchos de ellos están involucrados en empresas delictivas que utilizan la tierra para el lavado de dinero, la evasión de impuestos y la minería y tala ilegales.
En el período de 10 años antes de que el presidente Jair Bolsonaro asumiera el cargo, los datos satelitales mostraron dos parches de deforestación que superaban los 1.500 Ha en el sur de Amazonas. Desde su elección en 2019, se han podido identificar nueve desmontes masivos con un tamaño promedio de 2.065 Ha. El coste de limpieza y preparación para cada área de deforestación de la era de Bolsonaro, legal o ilícita, se estima en unos US$353.000.
Legitimación del acaparamiento de tierras
El Congreso Nacional de Brasil ha estado facilitando la apropiación de tierras públicas.
Un cambio en la ley de 2017 amplió el tamaño permitido legalmente de las propiedades privadas en tierras públicas no designadas y en asentamientos rurales. Esto ha reclasificado más de 1,000 millas cuadradas de tierra que habían sido consideradas ilegales en 2014 como legales en el sur de Amazonas. De todos los reclamos ilegales de CAR en tierras públicas no designadas y asentamientos rurales en 2014, encontraron que el 94% se legalizó en 2017 .
El Congreso ahora está considerando dos leyes adicionales. Uno legitimaría la apropiación de tierras hasta 2.500 Ha, alrededor de 9,5 millas cuadradas , en todos los bosques públicos no designados, una cantidad ya permitida por ley en otros tipos de tierras públicas no designadas. El segundo legitimaría grandes propiedades en unas 80.000 millas cuadradas de tierra que antes estaban destinadas a los pobres .
Las investigaciones también muestran que el gobierno federal aumentó la cantidad de tierras públicas disponibles en el sur de Amazonas al reducir los asentamientos rurales en un 16 %, poco más de 2000 millas cuadradas, entre 2015 y 2020 . Grandes ranchos ahora están absorbiendo esa tierra. Una reducción similar de las tierras públicas ha afectado a los parques nacionales de la Amazonía.
Las imágenes de satélite a lo largo del tiempo muestran cómo se propagó la deforestación en la Amazonía.
¿Qué puede cambiar esto?
Debido a las intervenciones de políticas y la ecologización de las cadenas de suministro agrícola , la deforestación en la Amazonía brasileña se redujo después de 2005, alcanzando un punto bajo en 2012, cuando comenzó a subir nuevamente debido al debilitamiento de la gobernanza ambiental y la reducción de la vigilancia.
Otros países han ayudado a Brasil con miles de millones de dólares para proteger la Amazonía por el bien del clima, pero al final, la tierra le pertenece a Brasil. Los forasteros tienen un poder limitado para influir en su uso.
En la cumbre climática de la ONU en 2021, 141 países, incluido Brasil, firmaron un compromiso para poner fin a la deforestación para 2030. Este compromiso tiene potencial porque, a diferencia de los anteriores, el sector privado ha comprometido $7200 millones para reducir el impacto de la agricultura en el bosque.
 |
| Un área quemada de la selva amazónica en los alrededores de la ciudad de Porto Velho en el estado de Rondonia, Brasil. (Mauro Pimentel/AFP/Getty Images) |
Para el 10 por ciento de las especies conocidas que viven en el Amazonas, la pérdida de la selva tropical podría ser una sentencia de muerte. La muerte regresiva catastrófica pondría en peligro a millones de personas que dependen del ecosistema para alimentarse. El 70 por ciento de la lluvia que cae en el norte argentino, un granero sudamericano, proviene de los árboles amazónicos.
Las consecuencias del calentamiento de la pérdida repentina de la mitad de la selva tropical se sentirían a miles de kilómetros de distancia y durante siglos en el futuro, advierten los científicos. Significaría una escalada de tormentas y el empeoramiento de los incendios forestales, escasez crónica de alimentos y casi un pie de aumento del nivel del mar que inundaría las comunidades costeras. Podría desencadenar otros puntos de inflexión, como el derretimiento de las capas de hielo o la interrupción del monzón sudamericano.
Sin embargo, a diferencia de las capas de hielo y los sistemas monzónicos, que responden únicamente a la cantidad de calor que los humanos atrapan en la atmósfera de la Tierra, la Amazonía está siendo empujada hacia su punto de inflexión por dos fuerzas: la deforestación y el cambio climático.
El artículo de Nature Climate Change no señala cuándo la Amazonía podría cruzar este peligroso umbral. Incluso una vez que el ecosistema se ha desestabilizado por completo, puede persistir hasta que una fuerza externa, por ejemplo, un megaincendio o una sequía severa, lo empuje al límite. El momento de no retorno podría no ser obvio hasta que sea demasiado tarde para hacer algo, dijo el autor principal Chris Boulton, científico climático de la Universidad de Exeter.
COMENTARIOS