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14 julio 2022.- Los temores de un gran retroceso climático por parte de la Unión Europea pueden ser exagerados, según muestra una nueva investigación, aunque el margen de error para alcanzar el cero neto para 2050 se está reduciendo.
El uso del bloque de más carbón y gas natural licuado importado para reemplazar los combustibles fósiles rusos significa que las emisiones aumentarán este año y el próximo, alrededor del 5%, según la firma de investigación ICIS, pero también se está implementando una legislación que requerirá recortes más pronunciados, superada esta década. Si todo va según lo planeado, para finales de la década, la cantidad total de gases de efecto invernadero que Europa arroja a la atmósfera seguirá siendo la misma.
El resultado mantendrá en marcha una de las estrategias climáticas más ambiciosas del mundo, al tiempo que proporcionará a la UE suficiente energía para mantener la economía en marcha a corto plazo mediante la quema de carbón. Durante el último mes, el parlamento de la UE y los estados miembros impulsaron una serie de regulaciones para reducir drásticamente las emisiones para el final de la década e incluso compensar el aumento actual de la contaminación por carbono. Estos incluyen todo, desde la prohibición de nuevos automóviles a gasolina a partir de 2035, hasta un aumento gradual de la energía solar y eólica en tiempos de guerra, lo que haría que el bloque se adhiera a su objetivo de reducir las emisiones en un 55% para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
De hecho, hay algunas buenas razones para argumentar que los objetivos climáticos están en riesgo. Es importante recordar que no todas las emisiones son iguales. El dióxido de carbono emitido ahora atrapará más calor del sol que si se liberara más tarde. En ese sentido, proporcionalmente se debería reducir más la contaminación más adelante para compensar el aumento actual, a fin de mantener igual el impacto general del calentamiento global.
Dejar los cortes más pronunciados para más tarde también aumenta la probabilidad de que no se realicen. Cuanto más se acerque el mundo a las emisiones cero, más difícil y costoso será eliminar esas últimas emisiones que están más arraigadas. Abre la tentación de que los políticos reviertan sus planes.
El mayor riesgo para los planes climáticos de la UE proviene de la construcción de terminales de GNL y nuevas centrales eléctricas de gas o de la concesión de nuevas licencias de exploración de combustibles fósiles. Una vez que ese capital esté bloqueado, las emisiones resultantes también lo estarán, o los proyectos tendrán que convertirse en activos varados.
Incluso cuando la UE acordó legislaciones verdes, votó para aprobar las plantas de energía de gas natural como un activo "verde". Hay algunos criterios estrictos que debe cumplir, como que debe construirse para reemplazar un proyecto de carbón y tener planes para cambiar a gases renovables o bajos en carbono para 2035. Aún así, este tipo de excepciones hacen que muchos cuestionen el compromiso de la UE.
Predecir exactamente cuánto aumentarán las emisiones de la UE en los próximos años es complicado. La contaminación está ligada a cómo los consumidores y las empresas reaccionan a los altos precios de la energía y si la región experimenta una recesión, son dos cosas que no se pueden pronosticar fácilmente.
Lo que es más fácil de predecir son las emisiones totales de la UE durante esta década, porque el bloque tiene un sistema para gestionarlas. El Régimen de Comercio de Emisiones hace que las empresas paguen por cada tonelada de carbono que producen y cubre el 40% de sus emisiones. El continente todavía planea limitar la contaminación bajo el ETS a alrededor de 12 mil millones de toneladas de 2021 a 2030, restringiendo la cantidad total de emisiones permitidas cada año. Esos límites se han mantenido a pesar del cabildeo de naciones como Polonia, que tiene gran cantidad de carbón, para "trolear" al bloque de la UE, máxime con una guerra en sus fronteras.
El mercado de emisiones de la UE reduce progresivamente la contaminación permitida por CO2 en todo el continente
Sin duda, la UE podría estar haciendo más. Los críticos dicen que no ha logrado aumentar las medidas de eficiencia energética en los últimos años. A pesar de que la crisis empeoró en los últimos meses, no ha implementado medidas para alentar a los ciudadanos a reducir voluntariamente su consumo, aunque tiene la intención de lanzar un plan para hacerlo a finales de este mes. Afortunadamente, las presiones climáticas a las que se enfrenta la UE llegan en un momento en que, independientemente de sus beneficios de emisiones, las alternativas verdes en electricidad y transporte siguen siendo más atractivas en comparación con mantener la dependencia de los combustibles fósiles.
Los políticos progresistas del clima de la UE confían en que el marco legal que han establecido finalmente tendrá éxito. Se espera que la regulación final para su paquete Fit-for-55 se acuerde antes de fin de año. “Con este paquete, realmente podemos hacer lo que nos comprometimos a hacer en la ley climática, lo que estamos obligados a hacer legalmente”, dijo Frans Timmermans, jefe de clima de la UE. “Los objetivos que nos hemos fijado siguen siendo inamovibles”.
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