El salto del Nervión y el de Gujuli-Goiuri , las dos divas de las cascadas de Euskadi . En época de lluvias aumentan su caudal y convierte...
El salto del Nervión y el de Gujuli-Goiuri, las dos divas de las cascadas de Euskadi. En época de lluvias aumentan su caudal y convierten su cortina de agua en todo un espectáculo, que cae con fuerza -y con estruendo- entre las rocas. Y no es tan fácil verlas así, en todo su esplendor. Para que muestren su mejor cara es preciso visitarlas cuando ha habido precipitaciones abundantes, una tormenta o en pleno deshielo.
Rivalizan en belleza y se encuentran a una distancia de sólo siete kilómetros en línea recta. Ambas se encuentran en el 'top' de los saltos de agua más altos de España y también entre los más bellos, ya que están rodeados de hayas, robles, encinas y caprichosas formaciones rocosas. El Gujuli, en tierras alavesas y el salto del Nervión, en el límite entre Burgos y Euskadi, dentro del área natural protegida de Monte Santiago. Para los enamorados de la cascada de Gujuli (o Goiuri), en el límite del Parque Natural de Gorbea.
Hayedo de Otzarreta en Zeanuri (Bizkaia) Parque Natural de Gorbea |
Salto del Nervión
El Nervión, el río más cantado por los bilbaínos. Nace en Álava, concretamente, en la cueva del Gato, a unos 900 metros de altitud, cerca del monte Arantxaga y de la aldea de Iñurrita. Allí, recoge las escasas aguas que acopia la sierra de Guibijo y a unos 3kms se lanza al vacío. Para verlo hay que subir al puerto de Orduña y tomar una pista hacia el Monte Santiago.
Existen dos itinerarios que nos ayudan a descubrir los secretos del gran salto. Uno de ellos es el que parte del pueblo de Unzá (Álava), junto al puerto de la Barrerilla y siguiendo el borde del cañón nos regala unas impresionantes vistas sobre esta profunda garganta. El otro itinerario, de 4 kilómetros, es un recorrido por el fondo del desfiladero siguiendo la ruta que marca el propio río. Hay que partir de Delika y seguir un camino que a veces desaparece. En esta ocasión la recomendación es hacerlo en verano, cuando el Nervión es más arroyo que río todavía. A medida que el cañón se estrecha, el estruendo se hace mayor y la humedad reinante toma cuerpo en decenas de pequeños saltos que caen a plomo desde las paredes calizas. Desde abajo, el circo de rocas, musgo, agua y hayas enroscadas estremece.
No obstante, el acceso más fácil, familiar y recomendable para llegar a la cascada es la pista que conduce al mirador desde la carretera del puerto de Orduña a Berberana. Aunque la cascada o Salto del Nervión está ubicado en tierras alavesas, el Monumento natural Monte Santiago se encuentra en Burgos, Castilla y León, la provincia que nos proporciona el mayor número de kilómetros de las rutas de este entorno, un monumento natural de gran valor desde el que recomendamos contemplar los municipios de Orduña (Bizkaia) y Amurrio (Araba).
Cascada de Gujuli (Goiuri)
En su camino hacia el mar Cantábrico, el río Jaundia, tributario del Altube, se precipita al vacío en una caída libre de 100 metros cerca de la localidad de Gujuli, en el municipio de Urcabustaiz (Álava), que se encuentra a unos 30 kilómetros de Vitoria. Por la autovía del norte AP-68, llegamos hasta Altube y salimos en dirección a la carretera A-2521 Izarra-Orduña. 900 metros antes del casco urbano de Gujuli hay un aparcamiento desde el que sale un camino que lleva en 10 minutos al mirador. La otra ruta es ir hasta Gujuli y buscar la iglesia.
Una de las rutas tradicionales comienza en la hermosa iglesia románica y enfila hacia el puente del ferrocarril. Tras atravesar la vía se pasa por un rústico torno, que conduce a un camino que bordea el pronunciado cortado. En alguno de los puntos se domina el impresionante circo de la cascada. El final de la vereda nos adentra en un robledal. Si antes de llegar a Gujuli se toma un camino a la izquierda, se llega en poco tiempo al mirador de color azul desde el que puede contemplarse el cañón y la cascada desde otro punto de vista.
En su camino hacia el mar Cantábrico, el río Jaundia, tributario del Altube, se precipita al vacío en una caída libre de 100 metros cerca de la localidad de Gujuli, en el municipio de Urcabustaiz (Álava), que se encuentra a unos 30 kilómetros de Vitoria. Por la autovía del norte AP-68, llegamos hasta Altube y salimos en dirección a la carretera A-2521 Izarra-Orduña. 900 metros antes del casco urbano de Gujuli hay un aparcamiento desde el que sale un camino que lleva en 10 minutos al mirador. La otra ruta es ir hasta Gujuli y buscar la iglesia.
Cascada de Gujuli/Goiuri en Urkabustaiz. Foto Mikel Martinez de Osaba https://flic.kr/p/QaisZ5
Una de las rutas tradicionales comienza en la hermosa iglesia románica y enfila hacia el puente del ferrocarril. Tras atravesar la vía se pasa por un rústico torno, que conduce a un camino que bordea el pronunciado cortado. En alguno de los puntos se domina el impresionante circo de la cascada. El final de la vereda nos adentra en un robledal. Si antes de llegar a Gujuli se toma un camino a la izquierda, se llega en poco tiempo al mirador de color azul desde el que puede contemplarse el cañón y la cascada desde otro punto de vista.
"Es el más alto de la península ibérica con 300 metros de caída libre. La primavera y el otoño son las mejores épocas para disfrutar de ambas cascadas”
Es un capricho modernista más en un paisaje que combina la naturaleza más salvaje y un caserío colgado, con su puente y su iglesia. Esa huella humana es la que se asoma desafiante al gran vacío del barranco, formado por la erosión del arroyo Oyardo-Oiardo, afluente del río Altube, que también va al Nervión. Las laderas del desfiladero presentan un fuerte contraste en su vegetación. La vertiente Sur está cubierta por un quejigal y la Norte, más fresca y sombreada, se halla tapizada por uno de los mayores hayedos de Euskadi.
Iglesia románica de Santiago en las inmediaciones de la cascada de Gujuli/Goiuri. De estilo románico rural, aun conserva escrito con caracteres antiguos el nombre de “Jacobi”, y en la trasera puede verse un pequeño cementerio oculto por la hierba
Es un capricho modernista más en un paisaje que combina la naturaleza más salvaje y un caserío colgado, con su puente y su iglesia. Esa huella humana es la que se asoma desafiante al gran vacío del barranco, formado por la erosión del arroyo Oyardo-Oiardo, afluente del río Altube, que también va al Nervión. Las laderas del desfiladero presentan un fuerte contraste en su vegetación. La vertiente Sur está cubierta por un quejigal y la Norte, más fresca y sombreada, se halla tapizada por uno de los mayores hayedos de Euskadi.
Cascada de Gujuli |
La leyenda de Goiuri
Cuenta la leyenda que en Goiuri vivía una de estas criaturas, la lamia Baigorri, la cual se pasaba todo el santo día arreglándose delante de un espejo mágico al que le decía "diadema" y creaba una diadema, "agua de colonia", y la destilaba. En esas estaba cuando pasó un pastor llamado Urjauzi, que se encaprichó del espejo, se lo afanó en un descuido y se dio al exceso, pidiéndole angulas de Aguinaga, pastoras como las de Watteau y otros placeres que no había sentido ganadero alguno desde las odas de Horacio. Al cabo de unos días, la lamia sorprendió al usurpador sesteando bajo un haya a la vera del río Oiardo, con el espejo pegado a los labios. "¿Quién eres?", le preguntó. Todavía dormijoso, el ovejero le contestó, casi con un suspiro: "Urjauzi". E instantáneamente se convirtió en el gran salto de agua de Goiuri, porque grande era su falta y porque urjauzi, en euskera, significa cascada.
La explicación geológica de la cascada es tan hermosa como la leyenda. El río Oiardo tardó miles de años en horadar el precipicio para que las aguas caigan como a través de una garganta, 100 metros de descenso. Cada segundo, 380 litros de agua se desploman en dos cauces horadando la tierra al lado de un extenso bosque de hayedos.
Fuente: https://www.euskadi-basquecountry.org
Cuenta la leyenda que en Goiuri vivía una de estas criaturas, la lamia Baigorri, la cual se pasaba todo el santo día arreglándose delante de un espejo mágico al que le decía "diadema" y creaba una diadema, "agua de colonia", y la destilaba. En esas estaba cuando pasó un pastor llamado Urjauzi, que se encaprichó del espejo, se lo afanó en un descuido y se dio al exceso, pidiéndole angulas de Aguinaga, pastoras como las de Watteau y otros placeres que no había sentido ganadero alguno desde las odas de Horacio. Al cabo de unos días, la lamia sorprendió al usurpador sesteando bajo un haya a la vera del río Oiardo, con el espejo pegado a los labios. "¿Quién eres?", le preguntó. Todavía dormijoso, el ovejero le contestó, casi con un suspiro: "Urjauzi". E instantáneamente se convirtió en el gran salto de agua de Goiuri, porque grande era su falta y porque urjauzi, en euskera, significa cascada.
La explicación geológica de la cascada es tan hermosa como la leyenda. El río Oiardo tardó miles de años en horadar el precipicio para que las aguas caigan como a través de una garganta, 100 metros de descenso. Cada segundo, 380 litros de agua se desploman en dos cauces horadando la tierra al lado de un extenso bosque de hayedos.
Fuente: https://www.euskadi-basquecountry.org
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