La huida de 6 guerrilleros andaluces desde Sierra de Lújar (Granada) hasta Francia en 1952. El maquis, nombre con el que se conoció a la...
La huida de 6 guerrilleros andaluces desde Sierra de Lújar (Granada) hasta Francia en 1952. El maquis, nombre con el que se conoció a la guerrilla antifranquista, vive sus últimos coletazos en suelo español.
Acerca del “maquis”
Una de las características de nuestra postguerra fue el fenómeno de la guerrilla antifranquista. No sería, sin embargo, algo nuevo, sino un factor que periódicamente se ha venido reproduciendo a lo largo de nuestra Historia, debido posiblemente a las grandes contradicciones políticas y socioeconómicas que se han dado en España, y a otros factores que, como nuestra geografía física (especialmente las características de su relieve) han favorecido de forma colateral, aunque no despreciable, la aparición de fenómenos de este tipo.
Prueba de su importancia es que haya sido en España (a partir de la guerra contra Napoleón), donde por vez primera se ha empleado el término de "guerrilla", como denominación de una forma de lucha irregular, protagonizada por pequeños grupos armados de paisanos que rehuyen el choque en campo abierto y que mediante acciones como sabotajes y golpes de mano, hostilizan a un enemigo organizado conforme a unas estructuras militares más clásicas.
La guerrilla antifranquista atravesó una serie de etapas, en torno a las que no hay un acuerdo total de los distintos autores. La última etapa del maquis comenzaría alrededor del año 1948, finalizando aproximadamente en 1952, aunque sus rescoldos perduren hasta la década de los sesenta. Será una fase de decadencia, explicable por la desmoralización que ocasionó la no intervención de los aliados occidentales en favor de ellos y su apoyo más o menos abierto a Franco con el inicio de la guerra fría; los éxitos represivos del Régimen, la ausencia de levantamiento popular antifranquista (que contribuirán, en ocasiones, a la aparición de actitudes puramente bandoleriles), aconsejarán el abandono de este tipo de lucha.
Miembros del maquis, también conocidos como Guerrilla Antifranquista
Los protagonistas de esta historia son seis guerrilleros de la Agrupacion Guerrillera Málaga-Granada, que lograron culminar con éxito una marcha a pie, a través del campo, de más de 1.000 kilómetros, desde el 6 de Junio de 1952 hasta el 14 de Octubre del mismo año, casi siempre de noche, desde la sierra de Lújar, cercana a Motril (Granada) hasta Francia, con sendas patrullas de la Guardia Civil guiados por Salvador Lozano "Martín", un delator que había desertado de su grupo en Sierra Nevada, persiguiéndoles.
La marcha de los 100 días
La marcha se inicia el 6 de junio de 1952, casi siempre de noche. La única cartografía que emplearon los guerrilleros fueron los mapas de España en la página doble de un viejo libro escolar de Grado Medio, calculando en él las distancias con un simple palito con marcas a escala y sirviéndose de la orientación que les brindaba la estrella Polar cuando el clima y la claridad de la noche lo permitía.
Inicialmente eran 9 los guerrilleros de la Agrupación Guerrillera Málaga-Granada. El 6 de diciembre de 1951 sufren una emboscada de la Guardia Civil en una mina, muriendo dos guerrilleros, conocidos como “Duarte” y “Jerónimo”. Quedan sólo siete supervivientes y la situación del grupo es desesperada. Se encuentran acorralados por la Guardia Civil y sin cobertura popular. Es entonces cuando deciden escapar a Francia el 6 de junio. Para colmo después desertaría uno de su grupo, Salvador Lozano “Martín”, cuando estaba de guardia en su puesto en Sierra Nevada. ( el 17 de Junio revelaría a la Guardia Civil los planes de sus compañeros de marchar hacia Francia).
Tras superar en combate una celada de la Guardia Civil, los guerrilleros se dispersan por la Sierra de Cazorla donde habían actuado en alguna ocasión anterior y donde contaban con lugares conocidos y bases seguras donde logran reunirse de nuevo. Abandonan Cazorla atravesando el término de Huéscar. Así, se adentraron en la provincia de Albacete a través de los términos de Corral, Rubio y Bonete, llegando a divisar en la lejanía el temido Penal de Chinchilla.
Entran en la provincia de Valencia
Las marchas eran cortas y durísimas, debido a su desconocimiento de aquel terreno, además de que había luna nueva, que alumbraba poco ya que era verano con noches, por tanto, muy cortas; así que decidieron que más valía la seguridad que la precipitación propia de las prisas, y avanzar con mas lentitud y precaución.
Continuaron por Higueruela, Carcelén, Villa de Ves, Casa de Ves y otros pequeños pueblos, tratando siempre de esquivarlos a todos, hasta que llegaron a la provincia de Valencia y, por las cercanías de Cofrentes, atravesaron el río Júcar sin dificultades, por su escaso caudal en verano.
Cuando notaron que las provisiones se les acababan, decidieron buscarlas, pero no entre los campesinos por el riesgo de que los denunciaran, sino en tiendas de comestibles de los pueblos camuflados con ropas propias de los paisanos. Se arriesgan y lo hacen por vez primera en Buñol, acudiendo dos de ellos con sus armas cortas escondidas entre sus ropas.
Igual operación repitieron días mas tarde en la misma provincia de Valencia. Lo que sí evitaban siempre era la entrada en tabernas o bares, pues temían la aparición de algún borracho inoportuno, o verse envueltos en cualquier discusión comprometedora. Sin problemas atravesaron los municipios de Requena y Chiva. Se habían percatado que en esa zona la Guardia Civil hacía sus servicios por parejas, mientras que en Andalucía iban en grupos más numerosos. Un pastor les contó que hasta hacía dos meses así había sucedido, pero desde que los guardias civiles acabaron con cuatro “huídos” en un tiroteo, las cosas estaban tranquilas.
Para no ser detectados, se obligaron a observar diversas normas de seguridad, tales como andar casi siempre de noche, cruzar las carreteras, carriles y caminos rápidamente, pero sin circular nunca por los mismos, marchar solamente sobre campo través, saltando de piedra en piedra, o borrar sus rastros con un matorral atado a la mochila, arrastrándolo, evitando dejar huellas, guardar entre ellos la distancia mínima de 10 ó 12 metros, ya en fila india o en orden "de caza", según fuese el terreno, deteniéndose todos si lo hacía el primero; no fumar durante la marcha y permanecer siempre en completo silencio. Sólo fumaban en los descansos, sin encender cerillas, utilizando mecheros de yesca, y camuflando el fuego del cigarrillo, generalmente bajo una manta o con el hueco de sus manos.
Llegan al Turia
Atravesaron el río Turia cerca de Liria, pero no por el puente, donde el fuego de unos cigarrillos les delató la presencia de un control de la Guardia Civil. Como el río iba creciendo y con fuerte corriente, lo cruzaron con mucha dificultad, bajo el peso de sus mochilas y armamento, agarrándose unos a otros por las muñecas, pues dos de ellos no sabían nadar, y estuvieron a punto de ahogarse.
Continuaron la marcha hacia Villar del Arzobispo, ya en la provincia de Castellón. Al adentrarse en esta provincia notaron un movimiento bastante inusual de fuerzas de la Guardia Civil, patrullando en grupos numerosos (a veces de diez o más números) y no por parejas, lo que les hizo ser más precavidos y llegar a la conclusión de que su ex-compañero “Martín” ya se habría presentado a la Guardia Civil, descubriendo sus planes y la ruta de la huída. No sabían todavia que el Teniente Prieto de la "Brigadilla" de la Guardia Civil en Granada, empeñado en capturarles, iba tras sus pasos persiguiéndoles, con la información de “Martin”, cohesionando la información que le iba llegando de todos los puestos de la GC.
Por consiguiente, decidieron imprimirle un ritmo mayor a la marcha, cruzando los términos de Jérica, Vives y Toro, y se adentraron en la provincia de Teruel, con movimientos alternativos de zig-zag por los municipios de Cantavieja, Tronchón y Las Cuevas. Sin embargo, a juzgar por sus informes internos, la Guardia Civil siempre creyó que el paso de estos hombres se había producido hacia el interior.
![]() |
| Insignia de la Agrupación Guerrillera Levante-Aragón |
Un día, al atardecer, los guerrilleros se hacen con víveres en Castellote, vestidos de paisano y continuaron hasta el municipio de Valderrobres. Allí, hacia las dos de la mañana, pararon para fumar un cigarrillo, apoyados en los muros de un caserón derruido, cuando, a unos 40 metros vieron moverse unas sombras: eran guardias que se dirigían al caserón, charlando, y sin saber quienes estaban allí. Prefirieron evitar el enfrentamiento y pasado el peligro, se dirigieron a Calaceite, extremando las medidas de seguridad; así, si cruzaban caminos o carreteras durante el día, lo hacían a gatas, pegados al terreno.
En Alcañiz compraron víveres y uno de ellos tropezó de repente con un guardia civil que salía de un edificio grande, posiblemente un Cuartel. El guardia, sin imaginar con quién tropezaba, se excusó y cada cual continuó su camino. El guardia que estaba en el interior se echó a reir. Durante unos días éste tropiezo fue motivo de bromas entre los huidos.
Alcanzan el Ebro
Ya en Zaragoza, pasaron por Maella y Caspe donde descansaron antes de atravesar el temido y crecido Ebro. En una barca que encontraron en una ribera intentaron atravesar el Ebro (tres en la barca y los otros tres nadando agarrados a ésta). Pero la fuerte corriente hizo que los tres que nadaban fueran arrastrados hacia la ribera. Al final, empapados, encontraron a un barquero al que “encañonaron” para que les pasase a la otra orilla. Era precisamente en el intento de atravesar el Ebro, donde la Guardia Civil tenía puesta la esperanza en capturarlos y, todavía, algunos manifiestan su perplejidad ante el hecho de que consiguieran pasarlo. Para retrasar los efectos de la posible denuncia del barquero, al que pagaron 1.000ptas por las molestias, volcaron la barca y dejaron que se la llevara la corriente. El barquero dio parte a la GC del encuentro.
Una vez ganada la otra orilla, y bajo la luz solar, siguieron caminando en zig-zag y en diagonal, en la dirección del curso del río, que quedaría cada vez más atrás, mientras veían sendas patrullas de guardias civiles buscándoles afanosamente a ambos lados del río. Sólo se detuvieron para descansar unas horas al atardecer. Continuaron por los términos de Fayón y Mequinenza, atravesando sin apenas dificultades el Segre y descansando, luego, dos días. La proximidad de la frontera, cada vez más cerca, les levantó la moral.
![]() |
| El Ebro a su paso por Mequinenza |
![]() |
| Juan José Muñoz Lozano “Roberto” |










COMENTARIOS