"El conde de Pablo Larraín": una sátira sobre monstruos nocturnos y dictadores
El conde de Pablo Larraín: una sátira sobre monstruos nocturnos y dictadores
(por Omar Cruz)
«Es espantoso el rostro del fascismo. Lleva adelante sus planes sin importarle nada.» Víctor Jara
16 octubre 2023.- Hay hombres que se encargan de llenar el mundo de cicatrices, de heridas profundas, de marcas que perduran por generaciones en los cuerpos de los países. A veces, esos hombres vuelven horrorizando como los monstruos o incluso se aparecen en una fecha exacta del año, así como lo hacen los fantasmas. Tales hombres nunca son recordados por actos o acciones loables, su recuerdo siempre vuelve como puñalada en el pecho, como balazo en la cara o como yugular que se ha reventando y ha vaciado un cuerpo.
América latina tiene recuerdos espantosos de algunas abominaciones que llegaron al poder y dejaron un legado de muerte y destrucción en cada país que rigieron con brutalidad. Es por eso que, creo yo, nuestro continente vive de manera constante en el luto y los hijos que habitan sus países; recuerdan a sus fallecidos y escupen las tumbas de los tiranos y otros monstruos repugnantes que históricamente han sido elevados a la categoría de atroces y temibles dictadores.
Así surge, creo yo, la película «El conde» que recientemente se estrenó en Netflix y que está bajo la dirección del cineasta chileno Pablo Larraín. En esta cinta, su autor nos lleva a recorrer un poco de la historia del dictador chileno Augusto Pinochet y todas las terribles consecuencias que éstas le trajeron a aquella nación sudamericana. En su obra, Larraín lleva la figura de Pinochet a la inmortalidad y lo convierte en un vampiro, uno que a pesar de la suma de los daños y los años se niega a desaparecer y sigue dejando su marca en los huesos y el corazón de la historia chilena.
La fotografía no es un aspecto a destacar en esta película, y no es que sea mala, o que los ángulos estén mal cortados, creo que los pocos escenarios en los que se desarrolla y el hecho de estar en blanco y negro, no permite que podamos apreciar el trabajo fotográfico con la profundidad suficiente, algo que también es entendible, ya que la cinta es muy sangrienta y usar el blanco y negro es una manera para evadir el colmillo de la censura.
El guion es el punto más fuerte de esta película, ya que es aquí, en donde Larraín enciende los carburadores al máximo y deja que su pluma; recorra lentamente la historia oscura detrás de Pinochet y su familia. El autor nos muestra un par de datos y otras estadísticas ya conocidas sobre el gobierno que rigió con mano dura el militar chileno, pero nos enseña que a pesar de los años y las pruebas suficientes contra su gestión y su familia; muchos de ellos siguen en la impunidad y gozando de privilegios a los que no deberían de tener acceso. Esto último me parece algo de vital importancia para tener en cuenta, ya que el vampiro sigue drenando la sangre de los chilenos que están vivos y de los que aún esperan a que encuentren sus cuerpos desaparecidos.
Quiero creer que Pablo Larraín toma un poco de inspiración del trabajo del mítico cineasta asiático Akira Kurosawa para realizar su cinta, ya que es notable el uso del lenguaje poético; es decir la metáfora, la estética de la palabra dicha y escrita, la belleza abordada desde el horror e incluso un lenguaje de protesta y denuncia como el de Víctor Jara, Gabriela Mistral, Violeta Parra, Los Bunkers y otros grandes artistas chilenos que utilizaron su obra para dar voz a los que no la tenían y, a los desaparecidos. Este es un film que transita mucho por la sátira y quizá sea por eso que se vuelve un poco tedioso para quienes ven en la película algo normal y sin trascendencia, además de que, el estilo de Larraín nos va envolviendo en una atmósfera inquietante de horror y misterio, lo cual bien nos puede nublar al ver la película o atraernos más para conocer la historia de muerte y destrucción que enebro Augusto Pinochet en aquel país sudamericano.
«El conde» es una película que aporta algunos elementos interesantes e innovadores al cine de sátira. Su autor, nos muestra que se puede tejer desde este espacio de la pantalla grande una obra que denuncie y mantenga viva la llama de quienes aún luchan por la libertad y no olvidan la justicia que merecen los pueblos de América latina.
«El conde» también nos demuestra que Pablo Larraín es un autor versátil, un hombre que le gusta mover los dados y arriesgarse con tal de entregar una obra digna de debate, un trabajo que no se diluya en la penumbra y se quede como una cinta más de denuncia contra los tiranos y dictadores del mundo.
Autor: Omar Cruz
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