Escapada a LAGUARDIA (Álava)
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05 febrero 2024.- Cuando nos aproximamos a la capital de Rioja Alavesa, por la cabeza pasan muchos conceptos: el vino, la loma, las bodegas modernas que asoman en sus pagos e, incluso, el desafío que plantean sus campanarios a la Sierra de Cantabria.
Erigida sobre las ruinas de Biasteri, un poblado euskérico antiquísimo, Laguardia, villa alavesa, la fundó el rey navarro Sancho Abarca y fue cuna de reyes y poetas. Aquí nació Félix María Sánchez Samaniego, insigne literato que popularizó las fábulas, aunque su antigua morada es ahora Museo del Vino.
Vistas panorámicas de Laguardia (arabaturismo)Carlos III el Noble poseía numerosas casas al residir aquí. Y en una de estas residencias nació Blanca de Navarra, que se casaría en 1150 con Sancho el Deseado de Castilla. Como pago por acoger con especial cariño a la realeza, la villa recibió del rey Sancho VI el Sabio la libertad de mercado, la exención de impuestos y la prohibición de celebrar juicios de Dios en el recinto.
El pasado belicoso de esta tierra se aprecia también en la existencia de dos torres: la Abacial y la de San Juan. Esta última, adosada al amurallamiento general, fue concebida como castillo militar para proteger la puerta de igual nombre, situada en el ala sureste.
La torre Abacial debe su nombre a su supuesto vínculo eclesiástico.Mientras, la estilizada Torre Abacial, llamada así porque en su momento pudo pertenecer a un monasterio, se parece mucho a otras torres-castillo construidas a comienzos del románico al norte de Italia y en los pirineos catalanes. De planta cuadrada, en su momento tuvo función defensiva, pero hoy es campanario y elevado mirador abierto a visitas. Ya no da miedo, todo lo contrario, y a sus pies se encuentra un aljibe -o depósito de aguas pluviales- que sirvió de abastecimiento líquido.
El estanque fue clave durante los sitios a los que se enfrentó Laguardia.La codiciada Laguardia contaba con una ventaja añadida, a sumar a su elevación y amurallamiento. La villa disponía del estanque celtibérico de La Barbacana (Mayor, 104), con capacidad para 300.000 litros y construido hace 2.100 años para embalsar agua de un manantial propio. La obra de ingeniería fue descubierta al iniciar la construcción de un parking y hoy, junto a los muros y muretes del acuífero -superpuestos a raíz de distintas ampliaciones-, se encuentra una instalación museográfica con entretenidos recursos audiovisuales.
Esta noble villa, al ser plaza fuerte, tenía cuatro puertas de acceso en sus murallas: la de Páganos, Mercadel, San Juan y Santa Engracia. En el siglo XVI se sumó una quinta puerta: la de las Carnicerías.
Cuando nos adentramos en su almendra central hay que hacerlo a través de sus accesos fortificados y entonces todo se vuelve de piedra. Esta metamorfosis se produce en cualquiera de sus puertas, siendo la de Carnicerías la más concurrida por conectar el siglo XXI con la Plaza Mayor.
En la plaza fortificada del centro de la Villa sobresalen el edificio del antiguo Ayuntamiento con el escudo imperial de Carlos V, y el Consistorio actual, que luce en su fachada el escudo de Laguardia. En su fachada, un especial reloj tipo carillón luce desde el 31 de diciembre de 1998.
Los 'dantzaris' y el Cachimorro se han convertido en todo un icono.Al entrar a Laguardia por la Puerta Nueva, cuando se acercan ciertas horas en punto, muchos se preguntan qué hacen esos corrillos de gente frente al ayuntamiento. No son manifestantes. En su mayoría son turistas y visitantes que esperan, más o menos impacientes, a que suene la música y se ponga en marcha el mecanismo del reloj animado situado en la fachada del consistorio. Después de una melodía inicial, salen a escena dos dantzaris y el Cachimorro (jefe del grupo de danzarines que actúa en las fiestas patronales de San Juan Bautista) para bailar el pasacalles de San Juan ante los ojos de los presentes.
La leyenda cuenta que moros y castellanos huían ante la presencia de sus torreones. Laguardia continúa amurallada y cuenta con numerosos castillos que fueron residencia de antiguos reyes.
El recorrido por Laguardia está repleto de iglesias dignas de ser visitadas, como la de San Juan, que primero fue románica, luego gótica, después barroca y finalmente neoclásica. Merece la pena la visita guiada al pórtico de Santa María de los Reyes (siglo XIV), un prodigio de la escultura gótica que se conserva policromado gracias a un atrio que se le agregó en el siglo XVI. Parece madera, pero se trata de piedra tallada a finales del siglo XIV y pintada en el XVII. La compleja y riquísima decoración alterna figuras humanas, divinas y motivos vegetales. Perteneció a la Orden del Temple.
En uno de los extremos del recinto amurallado, en concreto en el paseo El Collado, se localiza el monumento al fabulista Samaniego. La torre abacial anexa, el estanque celtibérico del siglo I a.C. de La Barbacana y la iglesia de San Juan Bautista, notable por sus retablos y por su planta octogonal, completan el inventario de monumentos históricos de esta localidad.
El subsuelo del municipio se encuentra horadado por las bodegas o cuevas excavadas bajo las viviendas y calles a unos seis metros de profundidad. Por ello, sería un delito obviar la presencia del vino y de los numerosos calados que hay bajo las casas y que hoy se han adaptado para recibir visitas o para servir vinos y pintxos.
En toda la Rioja Alavesa son famosas las fiestas de Laguardia por su antigüedad y sabor tradicional. El Medievo vuelve a las calles el día de San Juan.
La visita puede proseguir muy cerca de Laguardia, donde el viajero encuentra el Poblado de la Hoya. Data de mil años antes de Cristo. Tiene dólmenes de gran valor arqueológico como los de El Sotillo, la Chabola de la Hechicera, El Encinar y el Alto de la Huesera. Bien cerca se encuentran los restos de San Juan Ante Portam Latinam, enterramiento colectivo simultáneo (289 individuos) que nos traslada al Neolítico Final.
La piedra de los dólmenes contrasta con el verdor de los viñedos que los rodean.Laguardia está a 48 kilómetros de Vitoria-Gasteiz accediendo por la A-2124 a través del Puerto de Vitoria hasta enlazar con la N-232a que nos llevará hasta nuestro destino. Este trayecto, interesante desde el punto de vista paisajístico, tiene como alternativa la ruta por la A-1 la N-124 y la N-232a. La localidad se encuentra a menos de 20 kilómetros de Logroño a través de la N-232a.
Las esculturas de acero corten recuerdan el verdadero homenaje a los viajeros.
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