Estudio del MIT revela riesgos para la salud al cambiar el combustible diésel por amoníaco en los barcos
Imagen panorámica generada por ChatGPT y DALL-E de un barco transportador de amoníaco de gran tamaño. |
El amoníaco podría ser un combustible marítimo casi libre de carbono, pero sin nuevas regulaciones sobre emisiones, su impacto en la calidad del aire podría afectar significativamente la salud humana.
13 julio 2024.- Los barcos portacontenedores del tamaño de una manzana de una ciudad cruzan los océanos para entregar sus cargas y sus enormes motores diésel emiten grandes cantidades de contaminantes atmosféricos que impulsan el cambio climático y tienen efectos sobre la salud humana. Se ha estimado que el transporte marítimo representa casi el 3 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono y que los efectos negativos de la industria sobre la calidad del aire causan alrededor de 100.000 muertes prematuras cada año.
La Organización Marítima Internacional, organismo de las Naciones Unidas que regula el transporte marítimo, tiene como objetivo descarbonizar el transporte marítimo para reducir estos efectos perjudiciales. Una posible solución es sustituir la flota mundial de combustibles fósiles por combustibles sostenibles como el amoníaco, que podría ser prácticamente libre de carbono si se considera su producción y uso.
Pero en un nuevo estudio, un equipo interdisciplinario de investigadores del MIT y otros centros advierte que la quema de amoníaco como combustible marítimo podría empeorar aún más la calidad del aire y tener consecuencias devastadoras para la salud pública, a menos que se adopte junto con normas más estrictas sobre las emisiones.
La combustión del amoníaco genera óxido nitroso (N2O), un gas de efecto invernadero que es aproximadamente 300 veces más potente que el dióxido de carbono. También emite nitrógeno en forma de óxidos de nitrógeno (NO y NO2, denominados NOx, y el amoníaco no quemado puede escaparse, formando finalmente partículas finas en la atmósfera. Estas diminutas partículas pueden inhalarse profundamente en los pulmones y causar problemas de salud como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y asma.
El nuevo estudio indica que, con la legislación actual, el cambio de la flota mundial a combustible de amoníaco podría causar hasta aproximadamente 600.000 muertes prematuras adicionales cada año. Sin embargo, con regulaciones más estrictas y tecnología de motores más limpia, el cambio podría dar lugar a aproximadamente 66.000 muertes prematuras menos que las causadas actualmente por las emisiones del transporte marítimo, con un impacto mucho menor en el calentamiento global.
La investigación aparece esta semana en Environmental Research Letters.
Amoniaco más ecológico y limpio
Tradicionalmente, el amoníaco se produce extrayendo hidrógeno del gas natural y combinándolo con nitrógeno a temperaturas extremadamente altas. Este proceso suele estar asociado a una gran huella de carbono. La industria naviera apuesta por el desarrollo del “amoníaco verde”, que se produce utilizando energía renovable para fabricar hidrógeno mediante electrólisis y generar calor.
Pero incluso el amoníaco más ecológico genera óxido nitroso (N2O) y óxidos de nitrógeno (NOx) cuando se quema, y parte del amoníaco puede escaparse sin quemarse. Este óxido nitroso se escaparía a la atmósfera, donde el gas de efecto invernadero permanecería durante más de 100 años. Al mismo tiempo, el nitrógeno emitido en forma de NOx y amoníaco caería a la Tierra, dañando ecosistemas frágiles. A medida que estas emisiones son digeridas por bacterias, se produce N2O adicional.
Los NOx y el amoníaco también se mezclan con los gases del aire para formar partículas finas. Estas partículas, que son una de las principales causas de la contaminación del aire, matan a unos 4 millones de personas cada año.
Los resultados de este estudio muestran la importancia de desarrollar políticas junto con las nuevas tecnologías. El amoníaco presente en los envíos marítimos puede ser beneficioso tanto para el clima como para la calidad del aire, pero eso requiere que las regulaciones se diseñen para abordar toda la gama de posibles impactos, incluidos tanto el clima como la calidad del aire.
Los efectos del amoníaco sobre la calidad del aire no se sentirían de manera uniforme en todo el mundo, y para abordarlos plenamente se necesitarían estrategias coordinadas en contextos muy diferentes. La mayoría de las muertes prematuras se producirían en el este de Asia, ya que las normas sobre calidad del aire son menos estrictas en esta región. Los niveles más elevados de contaminación atmosférica existente provocan la formación de más material particulado a partir de las emisiones de amoníaco. Además, el volumen de transporte marítimo en el este de Asia es mucho mayor que en cualquier otro lugar del planeta, lo que agrava estos efectos negativos.
En el futuro, los investigadores quieren seguir perfeccionando su análisis. Esperan utilizar estos hallazgos como punto de partida para instar a la industria marítima a compartir datos sobre motores que puedan utilizarse para evaluar mejor la calidad del aire y los impactos climáticos. También esperan informar a los responsables de las políticas sobre la importancia y la urgencia de actualizar las normas sobre emisiones del transporte marítimo.
Fuente: MIT .
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