La Vitalidad
Hay gente que se mueve como el perezoso, ese animal que lo ves parado como una lagartija posada en una piedra estival. Como el pínfano de la pared blanca.
He conocido personas que son como mimos. Son como don Tancredo. Tienes que tirar de ellos.
Se mueven como los vagones de un tren, incluso cuando son jóvenes. A veces pienso que tienen que tener la diastólica en cuatro. Deberían caer en una marmita de café.
Cuando mi gran amigo el psicólogo barcelonés me dice que "hay que buscar la pulsión" me acuerdo de Nietzsche, que decía que "el superhombre era capaz de crear su propio estado trascendental".... En determinadas circunstancias pienso que la voluntad, ese concepto creado por Schopenhauer es un mecanismo que ayudado por el concepto del superhombre de Nietzsche ayuda a crear, a sustentar la mole de la supervivencia, pero ganada por mérito y entrando en un cenit místico. Ahí nace el verdadero " yo". Ese que olvida su alrededor y que centrado en su propia necesidad vital se convierte en su propio autor.
Los grandes genios actuales como Kurzweil piensan que "el estado de las cosas cambiará o se modificará con la inteligencia artificial". ¿Quién soy yo para limitar su ingenio? Tienen que tener razón, tienen razón, mas ha de ser muy hastiado, insignificante, abúlico, y tener todo hecho. El verbo " tener" es tan pretencioso....
Formulo mi propia tesis, la conformada como un trípode entre la hipótesis de mi amigo el barcelonés, el dionisíaco Friedrich y el voluntarioso polaco.
Para crear hay que flotar, deshacerse y no procrastinar. "La felicidad es difícil encontrarla en uno mismo" , decía Schopenhauer. Claro. Tanto tiempo luchando para buscarla, para que se escape huidiza, pero os pregunto: ¿Hay algo más valioso que eso?
El prestigioso psiquiatra Gaona afirma que "los seres humanos con dolencias y enfermedades crónicas tales como el cáncer , antes de morir, cuando saben que van a morir, se arrepienten de muchas cosas: sobre todo de haber trabajado mucho, de no haber estado lo suficiente con sus seres queridos y de preocuparse mucho por lo que dicen los demás".
Hay que vivir, porque como diría Chaplin "un día sin sonrisa es un día perdido".
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