animales, hormigas
Las hormigas aprenden de encuentros pasados y muestran más agresividad hacia rivales agresivos conocidos y menos hacia rivales pasivos. Esto revela que las hormigas pueden adaptar su comportamiento en función de la experiencia.
12 enero 2025.- Las hormigas son capaces de aprender de la experiencia, como ha demostrado un equipo de biólogos evolutivos de la Universidad de Friburgo. La investigación ha sido dirigida por el Dr. Volker Nehring, investigador asociado del grupo de Biología Evolutiva y Ecología Animal, junto con la estudiante de doctorado Mélanie Bey.
En el estudio, las hormigas fueron expuestas repetidamente a competidores de diferentes nidos. Las hormigas recordaron estas interacciones y ajustaron su comportamiento en consecuencia. Cuando se encontraron con hormigas de un nido previamente asociado con la agresión, respondieron con mayor agresión.
Por el contrario, las hormigas que solo se habían encontrado con individuos pasivos de otro nido mostraron un comportamiento menos agresivo. Estos hallazgos ponen de relieve la capacidad de las hormigas para adaptar sus respuestas en función de sus experiencias pasadas. El estudio fue publicado en la revista Current Biology .
Las hormigas utilizan los olores para distinguir entre los miembros de su propio nido y los de otros nidos. Cada nido tiene su propio olor específico. Estudios anteriores ya han demostrado que las hormigas se comportan de forma agresiva en particular con sus vecinas más cercanas.
Son especialmente propensos a abrir sus mandíbulas y morder, o a rociar ácido y matar a sus competidores. Son menos propensos a realizar maniobras tan agresivas contra nidos que están más lejos del suyo. Hasta ahora, no estaba claro por qué ocurre esto.
El equipo de Nehring ha descubierto que las hormigas recuerdan el olor de sus atacantes, por lo que se muestran más agresivas cuando se enfrentan a competidores de nidos que les son familiares.
Los científicos llevaron a cabo un experimento en dos fases. En la primera fase, las hormigas adquirieron diversas experiencias: un grupo se encontró con hormigas de su propio nido, el segundo grupo se encontró con hormigas agresivas de un nido rival A, y el tercer grupo se encontró con hormigas agresivas de un nido rival B. En total, se produjeron cinco encuentros en días consecutivos, y cada encuentro duró un minuto.
En la siguiente fase de prueba, los investigadores examinaron cómo se comportaron las hormigas de los diferentes grupos cuando se encontraron con competidoras del nido A. Las hormigas que ya se habían enfrentado a congéneres de este nido en la primera fase se comportaron de forma significativamente más agresiva que las de los otros dos grupos.
Para comprobar hasta qué punto la mayor agresividad se debía al comportamiento de las hormigas de un determinado nido, los científicos repitieron el experimento con algunas modificaciones. En la primera fase, diferenciaron entre encuentros con hormigas agresivas y pasivas. Se aseguraron de que una hormiga se comportara de forma pasiva cortándole las antenas. En la segunda fase del experimento, las hormigas que hasta entonces sólo se habían encontrado con competidoras pasivas se comportaron de forma significativamente menos agresiva.
“A menudo pensamos que los insectos funcionan como robots preprogramados”, afirma Nehring. “Nuestro estudio aporta nuevas pruebas de que, por el contrario, las hormigas también aprenden de sus experiencias y pueden guardar rencor”. A continuación, Nehring y su equipo investigarán si las hormigas adaptan sus receptores olfativos a sus experiencias y en qué medida lo hacen, reflejando así también lo que han aprendido a este nivel.
Fuente: “Associative learning of non-nestmate cues improves enemy recognition in ants” by Mélanie Bey, Rebecca Endermann, Christina Raudies, Jonas Steinle and Volker Nehring, 31 December 2024, Current Biology. DOI: 10.1016/j.cub.2024.11.054
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