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Los investigadores de la Universidad de Arizona revelaron que la discinesia en pacientes con Parkinson se origina en una desconexión de la corteza motora, no en una causa directa. La ketamina parece ser un tratamiento prometedor al interrumpir la actividad cerebral anormal y promover la neuroplasticidad a largo plazo.
11 enero 2025.- Investigadores de la Universidad de Arizona han proporcionado información valiosa sobre una de las complicaciones más comunes que enfrentan los pacientes con enfermedad de Parkinson: los movimientos involuntarios que surgen después de un tratamiento prolongado.
La enfermedad de Parkinson, un trastorno neurológico que afecta el movimiento, se produce cuando los niveles de dopamina en el cerebro disminuyen.
La dopamina, una sustancia química fundamental para controlar los movimientos corporales, se repone en parte mediante la administración de levodopa, un medicamento que se convierte en dopamina en el cerebro. Sin embargo, el uso prolongado de levodopa puede provocar una afección denominada discinesia inducida por levodopa, que se caracteriza por movimientos involuntarios e incontrolables.
Un estudio publicado en la revista Brain arroja luz sobre los mecanismos subyacentes de la discinesia inducida por levodopa y explora cómo la ketamina, un anestésico, podría ofrecer un alivio potencial para esta condición debilitante.
Con el paso de los años, el cerebro de un paciente con Parkinson se adapta al tratamiento con levodopa, por lo que ésta provoca discinesia a largo plazo, dijo Abhilasha Vishwanath, autor principal del estudio e investigador asociado postdoctoral en el Departamento de Psicología de la U of A.
En el nuevo estudio, el equipo de investigación descubrió que la corteza motora (la región cerebral responsable de controlar el movimiento) se “desconecta” esencialmente durante los episodios discinéticos. Este hallazgo desafía la opinión predominante de que la corteza motora genera activamente estos movimientos incontrolables.
Debido a la desconexión entre la actividad cortical motora y estos movimientos incontrolables, probablemente no haya un vínculo directo, sino más bien una forma indirecta en la que se generan estos movimientos, dijo Vishwanath.
Los investigadores registraron la actividad de miles de neuronas en la corteza motora.
“Hay alrededor de 80 mil millones de neuronas en el cerebro y casi nunca se detienen. Por lo tanto, hay muchas interacciones entre estas células que se producen todo el tiempo”, dijo Vishwanath.
El grupo de investigación descubrió que los patrones de activación de estas neuronas mostraban poca correlación con los movimientos discinéticos, lo que sugiere una desconexión fundamental en lugar de una causalidad directa.
“Es como una orquesta cuyo director se va de vacaciones”, dijo Stephen Cowen, autor principal del estudio y profesor asociado del Departamento de Psicología. “Si la corteza motora no coordina adecuadamente el movimiento, los circuitos neuronales posteriores se ven obligados a generar espontáneamente estos movimientos problemáticos por sí solos”.
Esta nueva comprensión del mecanismo subyacente de la discinesia se complementa con los hallazgos del equipo sobre el potencial terapéutico de la ketamina, un anestésico común. La investigación demostró que la ketamina podría ayudar a alterar los patrones eléctricos repetitivos anormales en el cerebro que se producen durante la discinesia. Esto podría ayudar a la corteza motora a recuperar cierto control sobre el movimiento.
La ketamina funciona como un doble golpe. Inicialmente, altera estos patrones eléctricos anormales que ocurren durante la discinesia. Luego, horas o días después, la ketamina desencadena procesos mucho más lentos que permiten cambios en la conectividad y la actividad de las células cerebrales a lo largo del tiempo, conocidos como neuroplasticidad, que duran mucho más que los efectos inmediatos de la ketamina. La neuroplasticidad es lo que permite que las neuronas formen nuevas conexiones y fortalezcan las existentes.
Con una dosis de ketamina, se pueden ver efectos beneficiosos incluso después de unos meses, dijo Vishwanath.
Estos hallazgos adquieren mayor importancia a la luz de un ensayo clínico de Fase 2 en curso en la U of A, donde un grupo de investigadores del Departamento de Neurología está probando dosis bajas de infusiones de ketamina como tratamiento para la discinesia en pacientes con Parkinson. Los primeros resultados de este ensayo parecen prometedores ya que algunos pacientes experimentan beneficios que duran semanas después de un solo ciclo de tratamiento.
Cowen afirmó que las dosis de ketamina podrían ajustarse de manera que se mantengan los beneficios terapéuticos con efectos secundarios mínimos. También podrían desarrollarse enfoques terapéuticos completamente nuevos basados en los hallazgos del estudio sobre la participación de la corteza motora en la discinesia.
Fuente: “Decoupling of motor cortex to movement in Parkinson’s dyskinesia rescued by sub-anaesthetic ketamine” by Abhilasha Vishwanath, Mitchell J Bartlett, Torsten Falk and Stephen L Cowen, 25 November 2024, Brain. DOI: 10.1093/brain/awae386
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