mutilación genital femenina
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La mutilación genital femenina está muy extendida en varios países africanos. Riccardo Mayer/Shutterstock |
07 febrero 2025.- La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica cultural profundamente arraigada que afecta a alrededor de 200 millones de mujeres y niñas . Se practica en al menos 25 países africanos, así como en partes de Oriente Medio y Asia y entre poblaciones inmigrantes de todo el mundo.
Se trata de una práctica tradicional nociva que consiste en extirpar o dañar el tejido genital femenino. A menudo se “justifica” con creencias culturales sobre el control de la sexualidad femenina y su posibilidad de contraer matrimonio. La mutilación genital femenina causa daños físicos y psicológicos inmediatos y permanentes a las niñas y mujeres, incluidos dolores intensos, complicaciones durante el parto, infecciones y traumatismos.
Unimos nuestra experiencia en economía y violencia de género para examinar el exceso de mortalidad (muertes evitables) debido a la mutilación genital femenina. Una nueva investigación revela una realidad devastadora: la mutilación genital femenina es una de las principales causas de muerte de niñas y mujeres jóvenes en los países donde se practica. La mutilación genital femenina puede provocar la muerte por hemorragia grave, infección, shock o parto obstruido.
Según este estudio, causa aproximadamente 44.000 muertes cada año en los 15 paísesexaminados, lo que equivale a una mujer o niña cada 12 minutos.
Esto la convierte en una causa de muerte más importante en los países estudiados que cualquier otra, con exclusión de las infecciones, la malaria y las infecciones respiratorias o la tuberculosis. Dicho de otro modo, es una causa de muerte más importante que el VIH/SIDA, el sarampión, la meningitis y muchas otras amenazas conocidas para la salud de las mujeres jóvenes y las niñas en esos países.
Estudios previos han demostrado que la mutilación genital femenina provoca dolor intenso, hemorragias e infecciones. Sin embargo, ha sido casi imposible rastrear las muertes causadas directamente por esta práctica. Esto se debe, en parte, a que la mutilación genital femenina es ilegal en muchos países donde se practica y, por lo general, se lleva a cabo en entornos no clínicos sin supervisión médica.
Dónde la crisis es más severa
La práctica está especialmente extendida en varios países africanos. En Guinea, nuestros datos muestran que el 97% de las mujeres y niñas han sido sometidas a la mutilación genital femenina, mientras que en Malí la cifra es del 83% y en Sierra Leona del 90%. Las altas tasas de prevalencia en Egipto, donde el 87% de las mujeres y niñas son un recordatorio de que la mutilación genital femenina no se limita al África subsahariana.
En el estudio, se analizaron datos de 15 países africanos para los que se dispone de información completa y de referencia sobre la incidencia de la mutilación genital femenina. Es decir, los datos son completos, fiables y ampliamente aceptados para la investigación, la formulación de políticas y las iniciativas de promoción para combatir la mutilación genital femenina.
Los investigadores desarrollaron un nuevo enfoque para ayudar a superar las lagunas de datos anteriores. Compararon los datos sobre la proporción de niñas sometidas a mutilación genital femenina a diferentes edades con las tasas de mortalidad específicas por edad en 15 países entre 1990 y 2020. La edad en la que se produce la mutilación genital femenina varía significativamente según el país. En Nigeria, el 93% de los procedimientos se realizan en niñas menores de cinco años. En cambio, en Sierra Leona, la mayoría de las niñas se someten al procedimiento entre los 10 y los 14 años.
Dado que las condiciones de salud varían de un lugar a otro y a lo largo del tiempo, y varían en el mismo lugar de un año a otro, fue preciso tener en cuenta estas diferencias. Esto ayudó a determinar si morían más niñas en las edades en las que suele producirse la mutilación genital femenina en cada país.
Por ejemplo, en Chad, el 11,2% de las niñas se someten a mutilación genital femenina entre los 0 y los 4 años, el 57,2% entre los 5 y los 9 años y el 30% entre los 10 y los 14 años. Se pudo observar cómo las tasas de mortalidad varían entre estos grupos de edad en comparación con países con diferentes patrones de mutilación genital femenina.
Este cuidadoso enfoque estadístico ayudó a identificar el exceso de muertes asociadas con la práctica y al mismo tiempo tener en cuenta otros factores que podrían afectar la mortalidad infantil.
Hallazgos sorprendentes
El estudio reveló que cuando la proporción de niñas sometidas a mutilación genital femenina en un determinado grupo de edad aumenta en 50 puntos porcentuales, su tasa de mortalidad aumenta en 0,1 puntos porcentuales. Si bien esto puede parecer poco, cuando se aplica a la población de los países afectados, se traduce en decenas de miles de muertes evitables al año.
La escala es asombrosa: mientras que los conflictos armados en África causaron aproximadamente 48.000 muertes en combate por año entre 1995 y 2015, nuestra investigación sugiere que la mutilación genital femenina causa alrededor de 44.000 muertes al año. Esto convierte a la mutilación genital femenina en uno de los problemas de salud pública más graves que enfrentan estas naciones.
Más allá de los números
Estas estadísticas representan vidas reales truncadas. La mayoría de los procedimientos de mutilación genital femenina se realizan sin anestesia, sin la supervisión médica adecuada ni equipo esterilizado. Las complicaciones resultantes pueden incluir hemorragias graves, infecciones y shock. Incluso cuando no son inmediatamente fatales, la práctica puede provocar problemas de salud a largo plazo y mayores riesgos durante el parto.
El impacto va más allá de la salud física. Las sobrevivientes a menudo enfrentan traumas psicológicos y desafíos sociales. En muchas comunidades, la mutilación genital femenina está profundamente arraigada en las prácticas culturales y vinculada a las perspectivas de matrimonio, lo que hace que a las familias les resulte difícil resistir la presión de continuar con la tradición.
Crisis urgente
La mutilación genital femenina no es solo una violación de los derechos humanos: es una crisis de salud pública que exige atención urgente. Si bien se han logrado avances en algunas áreas y algunas comunidades han abandonado la práctica , nuestra investigación sugiere que es necesario intensificar drásticamente los esfuerzos actuales para combatir la mutilación genital femenina.
La pandemia de COVID-19 ha empeorado potencialmente la situación , debido a sus efectos más amplios en las sociedades, las economías y los sistemas de atención sanitaria. La ONU estima que la pandemia puede haber provocado 2 millones de casos adicionales de mutilación genital femenina que podrían haberse evitado. Según estimaciones de mortalidad, esto podría dar lugar a aproximadamente 4.000 muertes adicionales en los 15 países analizados.
El camino a seguir
Poner fin a la mutilación genital femenina requiere un enfoque multifacético. Las reformas legales son cruciales: la práctica sigue siendo legal en cinco de los 28 países donde se practica con mayor frecuencia. Sin embargo, las leyes por sí solas no son suficientes. La participación de la comunidad, la educación y el apoyo a las organizaciones de base son esenciales para cambiar creencias y prácticas culturales profundamente arraigadas.
Estudios anteriores han demostrado que las campañas de información y las iniciativas comunitarias pueden ser eficaces. Por ejemplo, estudios han documentado reducciones en las tasas de mutilación genital femenina tras un mayor alcance en las redes sociales en Egipto y el uso de películas educativas que muestran diferentes puntos de vista sobre la mutilación genital femenina.
Lo más importante es que cualquier solución debe involucrar a las comunidades donde se practica la mutilación genital femenina. La investigación pone de relieve que no se trata solo de cambiar tradiciones, sino de salvar vidas. Cada año de retraso significa decenas de miles de muertes evitables más.
Los hallazgos sugieren que la eliminación de la mutilación genital femenina debería considerarse una prioridad tan urgente como la lucha contra las principales enfermedades infecciosas. La vida de millones de niñas y mujeres jóvenes depende de ello.
Fuente: Arpita Ghosh, Heather Flowe, James Rockey. "Estimating excess mortality due to female genital mutilation". Pubmed Central, DOI. 10.1038/s41598-023-38276-6
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