energía, EU, gas ruso, hoja de ruta
![]() |
El TurkStream lleva el gas ruso a Europa evitando Ucrania |
Las importaciones de petróleo, gas y materiales nucleares rusos deben cesar a más tardar en 2027, según ha propuesto Bruselas en una nueva y ambiciosa estrategia.
06 mayo 2025.- La Unión Europea fija 2027 como fecha límite para que los 27 Estados miembros, desde los que no tienen salida al mar hasta los costeros, eliminen progresivamente todas las compras de energía rusa que aún les quedan, sobre todo los cargueros de gas natural licuado (GNL) que siguen llegando a las costas del bloque a pesar de la brutal guerra de Ucrania.
La ruptura se producirá gradualmente. Primero, con la prohibición de contratos nuevos y a corto plazo para finales de 2025. En una segunda fase, los contratos a largo plazo, que representan dos tercios del gas ruso, se rescindirán a finales de 2027. También se introducirán nuevas restricciones para acabar con la flota en la sombra del petróleo ruso y detener las importaciones de uranio y otros materiales nucleares rusos.
Se pedirá a cada Estado miembro que elabore un plan nacional detallando cómo pretende eliminar el gas, la energía nuclear y el petróleo rusos de su combinación energética.
Todas las medidas figuran en una estrategia global presentada por la Comisión Europea el martes por la tarde. La hoja de ruta, que debe concretarse en textos legislativos antes de entrar en vigor, se esperaba inicialmente para los primeros 100 días de la nueva Comisión, pero se ha retrasado varias veces en medio de la profunda incertidumbre por el impulso de Donald Trump a la puesta en marcha de negociaciones entre Ucrania y Rusia.
Putin militariza el gas ruso
La reanudación de las compras de energía rusa se ha barajado como posible condición para un futuro acuerdo de paz. Con su estrategia, Bruselas descarta esa controvertida idea e instituye las salvaguardas necesarias para dejar definitivamente en el pasado los combustibles fósiles rusos.
"Aunque hubiera paz mañana, no sería sensato que volviéramos a depender del combustible ruso", dijo Dan Jorgensen, comisario europeo de Energía. "Ante todo, Vladímir Putin ha demostrado que no le importa militarizar el gas. No debemos volver a ponernos en una situación tan vulnerable. Y en segundo lugar, no queremos llenar su cofre de guerra y apoyar su economía de guerra porque quién sabe qué países serán los siguientes".
El consumo de energía rusa ha estado en el centro del debate político desde el inicio de la invasión a gran escala, cuando la UE se vio obligada de repente a hacer cuentas con su multimillonaria dependencia de Moscú. Como reacción, Bruselas aprobó medidas sin precedentes para cortar las importaciones de carbón y petróleo marítimo rusos, pero el gas, gran fuente de ingresos del Kremlin, se libró llamativamente de las sanciones.
El año pasado, el bloque compró 31.620 millones de metros cúbicos (bcm) de gas ruso por gasoducto y 20.050 bcm de GNL ruso, lo que representa el 19% del consumo total de gas. Mientras tanto, el crudo ruso seguía pasando por el oleoducto de Druzhba, exento de sanciones por la presión húngara.
La UE gastó 23.000 millones de euros en combustibles fósiles rusos en 2024
En total, se calcula que la UE gastó 23.000 millones de euros en combustibles fósiles rusos en 2024, cifra superior al apoyo militar prestado a Ucrania. Este desequilibrio ha sido durante mucho tiempo fuente de fricciones entre los Estados miembros, que, a pesar de las constantes súplicas de Kiev, nunca han logrado un consenso para eliminar por completo la energía rusa.
A principios de año, diez países de la UE -Dinamarca, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Rumanía y Suecia- firmaron una carta conjunta exigiendo la prohibición total del gas ruso, incluidas las importaciones de GNL. "La capacidad de Rusia para sostener sus esfuerzos bélicos está profundamente entrelazada con sus ingresos energéticos", escribieron.
La oposición de Hungría y Eslovaquia
En cambio, Hungría y Eslovaquia cerraron filas para oponerse a las sanciones, alegando que hacerlo pondría en peligro sus economías nacionales y la competitividad de la UE. Los dos países sin litoral reaccionaron con furia cuando el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, decidió rescindir el contrato con Gazprom y poner fin al tránsito de gas ruso por el territorio de su país a finales de 2024. "No permitiremos que ganen más miles de millones con nuestra sangre", declaró Zelenski en diciembre.
Budapest y Bratislava pidieron a Bruselas que interviniera, pero la Comisión se abstuvo de criticar la medida de Zelenski, dado que contribuía a acelerar la retirada. La interrupción dejó a TurkStream, que cruza Turquía hacia los Balcanes y Europa Central, como el único gasoducto que lleva activamente gas ruso al bloque. Los flujos a través de los gasoductos NordStream y Yamal-Europa cesaron en el primer año de la guerra.
"Las prohibiciones que forman parte del plan se adoptarán por mayoría cualificada. Al contrario de lo que ocurre con las sanciones, en las que se necesita unanimidad", dijo Jorgensen. "Esperamos que todos los países, aunque no estén de acuerdo con la decisión, cumplan la ley".
Un quebradero de cabeza político para Bruselas
Mientras las compras de gas ruso por gasoducto han caído a mínimos históricos, los barcos que transportan GNL ruso siguen llegando a las terminales del bloque en volúmenes aún mayores, sin ningún impedimento, lo que supone un quebradero de cabeza para Bruselas.
Según el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), las importaciones de la UE de GNL ruso en 2024 aumentaron un 9% respecto al año anterior. Casi el 90% de estas compras llegaron a Francia (7,7 bcm), España (5,7 bcm) y Bélgica (5,1 bcm).
"Rusia depende enormemente del mercado de la UE para sus exportaciones de gas, ya que le proporciona el 52% de sus ingresos por exportación de GNL", señalaba CREA en un informe de abril.
La falta de restricciones ha permitido a las empresas europeas firmar libremente contratos con proveedores rusos, algunos de los cuales se extienden hasta 2040. Según el plan de la Comisión, la prohibición de comprar gas ruso bastará para que las empresas de la UE declaren fuerza mayor -es decir, acontecimientos o circunstancias que escapan al control de los firmantes- y se libren de los compromisos legales.
Los litigios entre empresas de la UE y proveedores rusos ascienden a 18.500 millones de euros
"Por lo tanto, no se les puede considerar responsables. Esta es la evaluación clara de nuestros servicios jurídicos. Y por lo tanto, también pensamos que tenemos un mensaje muy reconfortante para las empresas que tienen estos contratos", dijo Jorgensen.
La opción, sin embargo, corre el riesgo de ser impugnada ante los tribunales y puede acarrear cuantiosas sanciones para los europeos. Los contratos rusos suelen regirse por condiciones bien definidas de 'take-or-pay', lo que significa que los compradores están obligados a aceptar las entregas acordadas o a pagar una compensación económica por su negativa. Según Reuters, los litigios entre empresas de la UE y proveedores rusos ascienden ya a 18.500 millones de euros.
El método más blindado para invocar la fuerza mayor y desafiar las demandas en los tribunales sería la aprobación de sanciones a nivel de la UE, afirma Elisabetta Cornago, investigadora principal del Centro para la Reforma Europea (CER), quien admite que las posiciones de Hungría y Eslovaquia lo hacen prácticamente imposible.
Trump plantea aumentar las ventas de GNL estadounidense para reequilibrar el superávit
Esta nueva hoja de ruta que presenta hoy la Comisión reconoce esa dificultad, pero trata de encontrar nuevas vías para conseguir técnicamente una retirada progresiva de las importaciones de combustibles fósiles rusos, como ofrecer vías de salida de los contratos a las empresas europeas.
Esto no está exento de riesgos, ya que podrían producirse costosos arbitrajes para dichas empresas, pero es una forma de avanzar y de señalar que la UE (por fin) se está tomando en serio la eliminación progresiva de todas las importaciones rusas de combustibles fósiles.
La presentación del martes se produce en medio de las negociaciones comerciales entre la Comisión y la Casa Blanca. Donald Trump ha planteado la idea de aumentar las ventas de GNL de fabricación estadounidense para reequilibrar el superávit de bienes con el bloque.
COMENTARIOS