La Tribuna, apagón eléctrico
03 mayo 2025.- El apagón eléctrico experimentado por el conjunto del sistema eléctrico peninsular el lunes 28 de abril ha tenido graves consecuencias personales y económicas. Al mismo tiempo, y como es esperable, la excepcionalidad del evento ha generado una intensa discusión en los medios de comunicación y también en el ámbito político.
Un evento inédito en el sistema eléctrico peninsular, con el objetivo de esclarecer sus posibles causas y consecuencias regulatorias. A continuación, se destacan las aportaciones más relevantes para entender el tema.
Causas del apagón
- Naturaleza del incidente: El apagón pudo originarse por la pérdida consecutiva de grupos de generación, posiblemente térmicos, cercanos geográficamente, que desencadenó un efecto en cascada. La frecuencia de la red cayó significativamente, alejándose del valor estable de 50 Hz, lo que llevó al colapso del sistema.
- Comparación con sistemas insulares: Se referencia un caso similar en Tenerife (2020), donde la pérdida secuencial de grupos térmicos causó un "cero energético". En la península, la reposición del suministro en menos de 12 horas se considera un éxito, dado el tamaño y complejidad del sistema.
- Hipótesis principales: Aunque no se descartan fallos en generación renovable, es más probable que el problema inicial estuviera en grupos térmicos (como ciclos combinados), ya que su mayor potencia tiene un impacto más significativo en la red. No se observan evidencias de intrusiones en los sistemas de control del Operador del Sistema (OS).
- Limitaciones de los mecanismos de ajuste: A pesar de los servicios de regulación (como la regulación secundaria y terciaria), el breve lapso del incidente (segundos) pudo impedir una respuesta efectiva. La dimensión geográfica es clave, ya que el equilibrio generación-demanda debe garantizarse no solo globalmente, sino también en zonas específicas.
- Rol de la generación síncrona: Generadores térmicos e hidráulicos aportan inercia al sistema, estabilizando la frecuencia. En el momento del apagón, la generación nuclear estaba reducida (3.384 MW), y la capacidad síncrona total, aunque suficiente en teoría, pudo no serlo en ciertas zonas.
Consecuencias y recomendaciones
- Refuerzo de la seguridad del sistema:
- Almacenamiento: Incrementar la capacidad de almacenamiento (bombeo y baterías) para mejorar la flexibilidad y el control de frecuencia, aunque su desarrollo está frenado por la falta de regulación.
- Firmeza del sistema: Mantener ciclos combinados y el parque nuclear existente, ya que aportan inercia y estabilidad, especialmente en un contexto de alta penetración renovable. Un mecanismo de capacidad podría garantizar ingresos a estas tecnologías.
- Importancia de la generación nuclear: Aunque no es útil para recuperar un cero energético, su aporte constante de firmeza reduce la probabilidad de estos eventos. El cierre temprano de centrales nucleares podría aumentar la vulnerabilidad del sistema.
- Perspectiva regulatoria: El OS, la CNMC y el Miteco deberán identificar la secuencia exacta de eventos para proponer cambios operativos o de infraestructura, como refuerzos en la red o almacenamiento.
- Seguridad de suministro: El incidente subraya que la seguridad del sistema eléctrico es una prioridad que requiere inversión. La integración de renovables es viable, pero debe complementarse con tecnologías que garanticen firmeza y flexibilidad.
Reflexión final
Existe un consenso general sobre la necesidad de integrar un porcentaje creciente de generación renovable y la experiencia sugiere que los mecanismos de resolución de problemas ya existentes permiten integrar perfectamente la actual generación fotovoltaica y eólica. Es más, deberán permitir integrar sin mayores problemas técnicos contingentes crecientes de generación fotovoltaica y eólica en el futuro, como ocurre en otros sistemas eléctricos.
Pero también indica que, más allá de las lecciones a aprender una vez se conozcan con precisión las causas del apagón, este ha puesto de manifiesto la necesidad de volver a recordar que la seguridad de suministro, y por tanto la necesidad de asegurar firmeza, flexibilidad y condiciones que aseguren el funcionamiento seguro del sistema es algo que concierne a todos y, de modo prioritario, a los responsables de la política energética. Una seguridad que, obviamente, tiene un coste.
Autor: Diego Rodríguez Rodríguez, Fedea, 2025
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