arqueología, Muralla del Gobi
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| Excavación en el área G05. Fuente: M. Ullman |
Los investigadores descubrieron que la Muralla del Gobi fue construida por la dinastía Xi Xia para regular la vida fronteriza, no solo para defenderla. El diseño de la estructura aprovechó la geografía y los recursos de Mongolia para un control a largo plazo.
11 junio 2025.- Un reciente estudio arqueológico ha desvelado nuevos detalles sobre la enigmática Muralla del Gobi, una vasta infraestructura construida durante la dinastía Xi Xia (1038–1227 d.C.) que, lejos de ser únicamente una barrera defensiva, cumplía funciones integrales de regulación social y económica en la frontera.
La investigación, presentada en el artículo “Exploring the Gobi Wall: Archaeology of a Large-Scale Medieval Frontier System in the Mongolian Desert” (15 de mayo de 2025, Land, DOI: ), ha sido coordinada por Dan Golan junto a un equipo internacional que incluye a Gideon Shelach-Lavi, Chunag Amartuvshin, Zhidong Zhang, y otros destacados expertos.
Una muralla multifuncional en el desierto
Según los hallazgos, la Muralla del Gobi se extiende a lo largo de 321 kilómetros a través del árido desierto mongol y fue concebida como un sistema de control territorial combinado con mecanismos de gestión de recursos estratégicos. En lugar de actuar simplemente como una estructura para frenar invasiones, la muralla fue diseñada para regular el tránsito de personas y bienes, facilitando el movimiento ordenado a través de puntos críticos de cruce.
Las excavaciones, que han empleado técnicas avanzadas de teledetección, estudios de campo y excavaciones puntuales, han revelado la cuidadosa planificación en el trazado de la muralla, donde su ubicación fue influenciada especialmente por la disponibilidad de recursos esenciales como agua y madera.
El estudio revela que la muralla y sus complejos de guarnición se construyeron principalmente durante la dinastía Xi Xia (1038-1227 d. C.), gobernada por la tribu Tungut del oeste de China y el sur de Mongolia. Este período estuvo marcado por la expansión de los sistemas de defensa fronterizos en medio de importantes transformaciones geopolíticas.
Contrariamente a la visión tradicional de estos muros como estructuras meramente defensivas, la investigación destaca el papel multifuncional del Muro del Gobi en la demarcación de fronteras, la gestión de recursos y la consolidación del control imperial.
El estudio destaca que la construcción de este complejo sistema se realizó con materiales locales, tales como tierra apisonada, piedra y madera, lo que permitió la edificación de fortificaciones adaptadas a las condiciones extremas del entorno desértico. Los restos descubiertos en diversos puntos del sistema revelan la existencia de fortalezas y puestos de control estratégicamente situados en accidentes geográficos naturales, como desfiladeros y dunas, lo que sugiere que la muralla no solo protegía, sino que también organizaba el flujo de comercio y la movilidad social en la región fronteriza.
La reinterpretación de la Muralla del Gobi aporta una nueva perspectiva sobre los sistemas fronterizos medievales en Asia Interior. Lejos de considerarla únicamente como una barrera militar, este hallazgo subraya su papel como mecanismo de regulación territorial y socioeconómica, que facilitó el control imperial en un contexto de intensas transformaciones geopolíticas. Los arqueólogos han identificado capas superpuestas de ocupación que se remontan a varios siglos, lo que evidencia la importancia estratégica y el uso continuo de esta infraestructura a través del tiempo.
El estudio, fruto de la colaboración de expertos de diversas instituciones internacionales, no solo enriquece el conocimiento sobre la arquitectura militar y política de la dinastía Xi Xia, sino que también sienta las bases para futuras investigaciones sobre las infraestructuras fronterizas en regiones de difícil acceso. Además, estos descubrimientos abren nuevas líneas de diálogo sobre la interacción entre la adaptación al entorno y el ejercicio del poder en la Edad Media, aportando datos valiosos al estudio de las civilizaciones del Asia Interior.
Además, el análisis ecológico y espacial del estudio muestra que el trazado de la muralla se seleccionó cuidadosamente en función de la disponibilidad de recursos, en particular agua y madera. La ubicación de fuertes y guarniciones aprovechó accidentes geográficos naturales, como pasos de montaña y dunas de arena, para potenciar la eficacia de la muralla.
La divulgación de estos hallazgos representa un avance significativo en el campo de la arqueología y en la comprensión de la identidad histórica de las fronteras en el desierto mongol.
Para mayor información, se invita a consultar el artículo completo publicado en Land a través del siguiente enlace: .
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