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Euparkeria capensis, un pequeño reptil de 60 cm de largo del Triásico Inferior (hace 245-237 millones de años). Fuente: Taenadoman, 2011 |
Primer estudio que explora cómo los antiguos reptiles se extendieron por la Tierra después de la extinción masiva del final del Pérmico.
Una nueva investigación sugiere que los ancestros de los dinosaurios y los cocodrilos del período Triásico pudieron migrar a través de regiones del mundo antiguo que alguna vez se creían completamente inhabitables. La extinción masiva del final del Pérmico supuso uno de los episodios más devastadores en la historia de la vida en la Tierra, eliminando una gran parte de las especies que habitaban el planeta.
Sin embargo, en medio de esa aparente desolación surgieron los primeros archosauromorfos, ese grupo de antiguos reptiles que, contra todo pronóstico, se extendió y diversificó, abriendo el camino para la evolución de los dinosaurios y de los actuales cocodrilos.
Según el estudio, estos reptiles heredaron una notable tolerancia frente a condiciones climáticas extremas, lo que les permitió atravesar lo que muchos anteriores habían considerado obstáculos insuperables, como el denominado "dead zone" tropical de Pangea. Lejos de actuar como una barrera infranqueable, estos amplios territorios inhóspitos se convirtieron en corredores de dispersión que facilitaron su expansión geográfica. Este comportamiento contrasta con la visión tradicional, la cual señalaba a las zonas tropicales del Pangea como limitantes para la movilidad de los vertebrados.
Se creía que los primeros arcosauromorfos, que se parecían a los reptiles modernos y eran mucho más pequeños que los dinosaurios que les siguieron, sólo sobrevivían en regiones limitadas del mundo. Muchos paleontólogos creían que el calor extremo en los trópicos creó una “zona muerta” durante el Triásico temprano, haciendo que esas áreas fueran inhabitables para estos animales.
La investigación no solo destaca la capacidad de estos reptiles para sobrellevar condiciones ambientales adversas, sino que también evidencia un pico en la disparidad climática durante los albores del Triásico, lo que habría impulsado su rápida diversificación y conquista de nuevos nichos ecológicos. Este periodo crítico permitió que los archosauromorfos ocuparan una variedad de hábitats, preparándolos para roles evolutivos que, con el tiempo, derivarían en linajes dominantes.
Modelado de rutas de dispersión antiguas
Mediante una nueva técnica de modelado que combina reconstrucciones de paisajes con árboles evolutivos, el equipo de investigación descubrió pistas sobre cómo estos reptiles se desplazaron por la Tierra durante el Triásico. Este desplazamiento tuvo lugar tras una extinción masiva que extinguió a más de la mitad de los animales terrestres y al 81 % de las especies marinas .
Los arcosauromorfos que sobrevivieron a la extinción cobraron relevancia en los ecosistemas terrestres durante el Triásico, lo que condujo a la evolución de los dinosaurios. El equipo ahora sugiere que su éxito posterior se debió en parte a su capacidad para migrar hasta 16.000 kilómetros a través de la zona muerta tropical para acceder a nuevos ecosistemas.
En medio del peor evento climático en la historia de la Tierra, donde murieron más especies que en cualquier otro período desde entonces, la vida sobrevivió. Sabemos que los arcosauromorfos, como grupo, lograron emerger de este evento y, durante el Triásico, se convirtieron en uno de los principales actores en la configuración de la vida posterior.
Las lagunas en su registro fósil nos revelan cada vez más información sobre lo que no veíamos en estos reptiles. Gracias a un sistema de modelado, se ha podido comprender qué les sucedía a los arcosauromorfos en estas lagunas y cómo se dispersaron por el mundo antiguo.
Los resultados sugieren que estos reptiles eran mucho más resistentes al clima extremo de la zona muerta tropical del Pangea, capaces de soportar estas condiciones infernales para llegar al otro lado del mundo. Es probable que esta capacidad para sobrevivir en los trópicos inhóspitos les haya otorgado una ventaja que les permitió prosperar en el mundo Triásico.
La evolución de la vida ha estado controlada en ocasiones por el medio ambiente, pero resulta difícil integrar nuestro conocimiento limitado e incierto sobre el paisaje antiguo con nuestro conocimiento limitado e incierto sobre la ecología de los organismos extintos. Sin embargo, al combinar los fósiles con mapas reconstruidos del mundo antiguo, en el contexto de los árboles evolutivos, se presenta una manera de superar estos desafíos.
Esta investigación nos invita a repensar la resiliencia de la vida en nuestro planeta. Los antiguos archosauromorfos, lejos de limitarse a refugiarse en zonas seguras, se aventuraron a conquistar ambientes adversos, demostrando que la capacidad de dispersión y la tolerancia al cambio climático fueron factores decisivos para el éxito evolutivo. Este hallazgo no solo amplía nuestro entendimiento sobre la dinámica de recuperación tras las extinciones masivas, sino que también subraya la importancia de la adaptabilidad en la evolución de los grandes linajes vertebrados.
Referencia: “Landscape-explicit phylogeography illuminates the ecographic radiation of early archosauromorph reptiles” by Joseph T. Flannery-Sutherland, Armin Elsler, Alexander Farnsworth, Daniel J. Lunt and Michael J. Benton, 11 June 2025, Nature Ecology & Evolution.
DOI: 10.1038/s41559-025-02739-y
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