opinión, brecha generacional, transformación digital
06 junio 2025.- El panorama político actual se caracteriza por dinámicas que trascienden la tradicional polémica migratoria, revelando una tensión de fondo de marcada índole generacional. Según diversos análisis, el ascenso de los conservadores en el ámbito político no se explica únicamente por las preocupaciones relacionadas con la inmigración, sino también por una transformación de los valores y las formas de vida que ha afectado a las distintas generaciones.
Queda patente que las personas mayores, habituadas a un mundo “analógico”, han experimentado una transición tecnológica que las ha dejado en una situación de marginalidad frente a las nuevas generaciones. Mientras ellas se ven inmersas en una realidad de procesos y comunicación más tradicionales, los jóvenes, en cambio, se orientan hacia entornos digitales dominados por influencers y plataformas sociales. Esta diferencia de contexto no solo repercute en la comunicación y el acceso a la información, sino que también influye en la forma de percibir la política y la solución de problemas colectivos.
En este contexto, muchos ciudadanos mayores sienten que las nuevas políticas y tendencias comunicativas ignoran sus necesidades y prioridades, generando un desencanto que se traduce en una inclinación hacia opciones conservadoras, percibidas como garantes de una estabilidad basada en valores y referencias familiares. Este fenómeno, lejos de ser aislado, se inserta en un escenario en el que la identidad política se redefine en función de una distancia generacional cada vez más marcada.
Por otro lado, se observa un cambio notable en la socialdemocracia, tradicional defensora de valores liberales que durante décadas representó un ideal de progreso social. Según algunas voces críticas, la socialdemocracia ha perdido parte de ese compromiso liberal y, en su lugar, se ha entregado a la órbita de unos "populistas" de izquierdas. Estos nuevos actores, frecuentemente con escasa experiencia política, parecen más interesados en la promoción personal y en la obtención de visibilidad mediática que en abordar de manera integral los desafíos estructurales.
Esta transformación se evidencia en discursos que priorizan estrategias de respuesta rápida y emotiva, en lugar de propuestas de políticas de verdad que atiendan a los requerimientos de una sociedad cada vez más compleja. La elección de mensajes simplificados y centrados en cuestiones puntuales, junto a la exaltación de figuras emergentes que se viralizan en las redes sociales, contrasta fuertemente con el enfoque más matizado y fundamentado que caracterizó a la socialdemocracia en el pasado.
El análisis de estos fenómenos invita a reflexionar sobre la necesidad de un reencuentro entre diferentes generaciones dentro del ámbito político. Por una parte, es indispensable encontrar mecanismos que permitan a los mayores superar la sensación de exclusión en medio de la incesante evolución tecnológica, integrando sus inquietudes y conocimientos en la construcción de nuevos modelos de convivencia y participación. Por otra parte, se plantea el reto para la socialdemocracia de recuperar aquellos valores liberales que en su día le hicieron merecedora de la confianza de amplias capas sociales, en vez de ceder ante propuestas populistas que, si bien generan un fuerte impacto mediático, carecen de la profundidad y la experiencia necesarias para abordar los complejos problemas del presente.
En definitiva, el ascenso de los conservadores y el cambio en el discurso de la socialdemocracia ponen de relieve la urgente necesidad de repensar la política desde una perspectiva que reconozca y alivie las brechas generacionales. Se trata de construir un puente que permita una comunicación efectiva y un compromiso político genuino, donde las experiencias y necesidades de todas las edades sean escuchadas y consideradas en la búsqueda de soluciones reales y sostenibles.
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