agricultura, PAC, UE
La reforma del presupuesto comunitario a largo plazo marca un punto de inflexión en la política agraria de la UE, al conceder a los Estados miembros un mayor control en una renacionalización parcial de las subvenciones agrarias del bloque.
19 julio 2025.- La propuesta de renacionalización parcial de la PAC supone un giro histórico que abre la puerta a recortes profundos y a una gestión heterogénea por Estados miembros. Para proteger la viabilidad y la cohesión del sector agrario europeo será clave el resultado de las negociaciones en el Parlamento Europeo y el compromiso de los gobiernos nacionales para mantener un apoyo suficientemente robusto, homogéneo y alineado con los retos medioambientales y de seguridad alimentaria.
En qué consiste la reforma
El borrador del Marco Financiero Plurianual (2028-2034) fusiona los fondos de la PAC con los de cohesión y otros programas en un único “megafondo” gestionado a nivel nacional, en lugar de partidas autónomas por política comunitaria.
Se prevé una reducción del presupuesto agrario de más del 20 %, pasando de 386 000 M € (2021-2027) a menos de 300 000 M € (2028-2034).
Los pagos directos, el desarrollo rural y las ayudas de crisis se integran en Planes Estratégicos Nacionales, dejando a cada Estado miembro la decisión final sobre reparto y prioridades.
Mecanismos de renacionalización parcial
Disolución de los dos pilares de la PAC (pagos directos y desarrollo rural) en un único sobre presupuestario a cargo de los Estados.
Autonomía ampliada para ajustar criterios de acceso, condicionalidades ambientales y eco-regímenes según necesidades nacionales.
Disminución del papel co-legislador del Parlamento Europeo y centralización de la gestión en gobiernos nacionales y, en algunos casos, regiones.
Amenazas internas para agricultores y ganaderos
Fragmentación del mercado único: los recortes y distintos criterios nacionales pueden generar desigualdades entre regiones y productores.
Competencia presupuestaria: partidas agrarias compiten con defensa, digitalización u otras prioridades —riesgo de desvío de fondos—.
Complejidad administrativa: un megafondo multisectorial incrementa la burocracia y el riesgo de solapamientos, encareciendo la gestión.
Pérdida de coherencia verde: se diluyen los objetivos comunes de sostenibilidad y clima, comprometiendo los eco-regímenes y la transición hacia prácticas más respetuosas.
Obstáculos al relevo generacional: la inestabilidad en las ayudas dificulta la planificación a largo plazo de jóvenes agricultores y ganaderos.
Amenazas externas al bloque
Dependencia de importaciones: recortes de la PAC pueden encarecer la producción interna y forzar la entrada de alimentos de terceros países con estándares sanitarios y medioambientales más laxos.
Volatilidad de precios globales: menor nivel de apoyo reduce la capacidad de amortiguar crisis de mercados, subidas de insumos o tensiones geopolíticas.
Presiones de acuerdos comerciales: mayor desprotección del campo europeo frente a tratados con potencias exportadoras (Mercosur, UE-EE UU).
Riesgos climáticos y de seguridad alimentaria: con menos recursos comunitarios, la UE afronta peor las sequías, plagas o interrupciones de suministro derivadas de conflictos.

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