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Canuto II de Dinamarca - Wikipedia |
Canuto el Grande (c. 994–1035) logró tejer una red de poder que abarcó Dinamarca, Inglaterra y Noruega, configurando un “Imperio del Mar del Norte” que impulsó la estabilidad política y sentó las bases de un intercambio cultural sin precedentes en el norte de Europa.
Canuto el Grande nació hacia 994 en Dinamarca, hijo de Sweyn I “Barba Hendida” y de Sigrid (o Swietoslawa) de Polonia, princesa de la dinastía Piasta. Pertenecía a la influyente Casa de Jelling, bisnieto de Gorm el Viejo, fundador de la monarquía danesa unificada. Durante su juventud, Dinamarca y Noruega vivían un proceso de consolidación territorial y de cristianización impulsado por sus antepasados, mientras que Inglaterra atravesaba un período de inestabilidad política bajo el reinado de Etelredo II “el Indeciso” y sus continuas luchas con los vikingos.
Hechos de armas
1013–1014: Primera invasión de Inglaterra Acompañó a su padre en la invasión que desembocó en la breve conquista de gran parte de Inglaterra. Tras la muerte de Sweyn en febrero de 1014, Canuto fue proclamado rey por las tropas danesas, aunque se vio forzado a regresar a Dinamarca al restaurarse Etelredo II.
1015–1016: Segunda campaña inglesa y batalla de Assandun Reunió refuerzos en Dinamarca y regresó en 1015. Tras enfrentamientos con Etelredo II y luego con su hijo Edmundo “Brazo de Hierro”, derrotó decisivamente a los sajones en Assandun (octubre 1016). La muerte de Edmundo poco después le permitió ser aclamado rey de toda Inglaterra en enero de 1017.
1018: Ascenso al trono danés Con la muerte de su hermano Harald II, Canuto heredó la corona de Dinamarca. Mantuvo soberanía conjunta con su cuñado y lugarteniente Ulf Thorgilsson, aunque más tarde éste sería ejecutado por conspirar contra él.
1026–1028: Conquista de Noruega En 1026 venció a los ejércitos de Olaf II Haraldsson y suecos en Helgeå, sancionando su dominio sobre Noruega en 1028. Instaló a su hijo Svein y a su primera esposa Aelfgifu como regentes, aunque tras su muerte el país retornó a la línea de Olaf con Magnus I.
1031: Campaña en Escocia Sin derramamiento de sangre, tres reyes escoceses reconocieron su soberanía, ampliando su influencia sobre las rutas marítimas del norte de Gran Bretaña.
Gobierno y administración
Como rey de Inglaterra, Canuto fusionó el derecho anglosajón con sus propias cortes danesas:
Respetó las leyes de Wessex y consolidó un ejército mixto para mantener la paz.
Favoreció matrimonios mixtos, nombrando conde de Wessex a Godwin, líder sajón clave.
Apoyó a la Iglesia anglosajona: codificó legislación eclesiástica y mantuvo privilegios clericales a cambio del apoyo popular.
Aseguró la lealtad de la nobleza a través de donaciones de tierras y cargos administrativos a sus hǫskartar (guardia personal danesa).
En Dinamarca y Noruega cambió los jefes locales por leales escandinavos, reforzó la recaudación de danegeld y promovió un sistema de acuñación de moneda común en sus territorios, facilitando el comercio en el “Imperio del Mar del Norte”.
Unificación y diplomacia imperial
Canuto cristalizó la idea de un poder escandinavo común al consolidar tres coronas bajo su mando.
Tras la victoria en Assandun (1016) se convirtió en rey de Inglaterra y, dos años después, heredó Dinamarca. En 1028 se anexionó Noruega sin grandes despliegues bélicos, mediante presiones políticas sobre la nobleza local.
En 1027 fue invitado por el emperador Conrado II a la coronación del Sacro Imperio Romano Germánico en Roma, donde se le reconoció como monarca igual en rango a los príncipes europeos. Conrado II le cedió además las marcas de Schleswig y Pomerania, estrechando sus lazos con la corte germánica.
Pactó matrimonios estratégicos: con Emma de Normandía, reforzó su legitimidad en Inglaterra; y con la hija de Conrado II, Gunhilda, afianzó relaciones con la dinastía salia alemana.
Estas alianzas dinamizaron las rutas comerciales del Báltico al Canal de la Mancha y estabilizaron las fronteras del reino, reduciendo las incursiones piráticas y generando un largo periodo de paz.
Administración y monetización común
Para cohesionar su imperio, Canuto implantó estructuras administrativas y monetarias unificadas:
Reforzó la ley sajona en Inglaterra, respetando tribunales locales y premiando a los nobles que colaboraron en la pacificación tras la conquista.
Introdujo un sistema de acuñación uniforme: sus monedas, con su efigie y leyenda circular, circularon desde Dublín hasta Schleswig, facilitando el comercio interregional y legitimando su autoridad visualmente.
Reemplazó jefes rebeldes por leales en los condados escandinavos, estableciendo un cuerpo de condes y jarls que garantizaban la recaudación del danegeld y el mantenimiento del orden.
Este modelo administrativo supuso un hito en la organización de los reinos nórdicos, más acostumbrados al poder fragmentado de varios caudillos.
Promoción del cristianismo y el mecenazgo cultural
Aunque de origen pagano, Canuto abrazó el cristianismo para consolidar su poder y promover la unidad cultural:
Fundó iglesias y otorgó donaciones a obispados en Inglaterra y Escandinavia, integrando a la Iglesia como aliada esencial del trono real.
Patrocinó la educación clerical y la elaboración de códices, atrayendo a eruditos anglosajones como el arzobispo Wulfstan de York, que ayudaron a redactar sus leyes inspiradas en la tradición de Edgar el Pacífico.
Fomentó la poesía escáldica: en su corte, los escaldos compusieron drápas que glorificaban sus gestas, contribuyendo a un florecimiento literario que difundió su imagen y el relato de su “Imperio del Mar del Norte” más allá de sus dominios inmediatos.
Este impulso artístico y religioso marcó la transición de las antiguas tradiciones vikingas a una cultura nórdica cristianizada.
Influencia política en la Europa de los siglos X–XI
Canuto el Grande articuló su hegemonía nórdica mediante alianzas dinásticas y diplomáticas:
En 1017 se casó con Emma de Normandía, viuda de Etelredo II, fortaleciendo vínculos con el ducado normando y legitimando su trono sajón.
En 1027 asistió a la coronación de Conrado II como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico; su hija Gunhilda contrajo nupcias con Enrique III, heredero imperial.
Su título de “emperador del mar del Norte” reflejó el control de las principales rutas comerciales entre el Báltico, las islas británicas y Flandes.
Monedas con su efigie y leyenda circularon desde Dublín hasta Schleswig, testimonio de su influencia económica y simbólica más allá de sus dominios inmediatos.
La red de alianzas y su autoridad sobre tres coronas contribuyó a una fase de estabilidad y prosperidad en el norte de Europa antes de su muerte en Shaftesbury (1035). A su fallecimiento, el vasto conjunto se fragmentó entre sus hijos —Haroldo Harefoot en Inglaterra, Knut Hardeknut en Dinamarca y Svein en Noruega— marcando el fin de su imperio personal.
El reinado de Canuto dejó huellas palpables en el siglo XI y posteriores:
Sentó las bases de un espacio político ágil en el norte de Europa, precursor de las rutas de la Liga Hanseática, al asegurar la libre circulación de mercaderes y reducir los peajes en rutas imperiales tras su viaje a Roma (1027).
Su concepto de monarquía multicoronal inspiró modelos de poder personalista, donde el rey ejercía autoridad directa sobre varios territorios, anticipando el desarrollo de estados más centralizados.
Las sucesivas sagas nórdicas y las crónicas anglosajonas perpetuaron su memoria como paradigma de un rey guerrero y cristiano, símbolo de la fusión entre tradición vikinga y orden feudal europeo.
Aunque su imperio se desmembró tras su muerte (1035), los cimientos de cooperación política y cultural que erigió pervivieron en las instituciones y en la conciencia colectiva de la Europa del Norte medieval.
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