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Tras meses de trámites, hoy se aprueba una reforma del Reglamento del Senado
05 noviembre 2025.- En la reforma del Reglamento del Senado hay voces que sostienen que tal reforma es un retroceso democrático o un abuso por parte de la mayoría que ostenta el Grupo Popular. Tales voces agumentan lo siguiente:
Mayor Poder de Veto: Se busca introducir mecanismos que amplían las posibilidades de que el Senado ejerza un veto efectivo a iniciativas legislativas provenientes del Congreso de los Diputados, como establecer que el rechazo a la toma en consideración o a un debate a la totalidad suponga un veto, requiriendo mayoría absoluta en la Cámara Alta. Esto podría interpretarse como una sobrerrepresentación de la minoría del Congreso (la mayoría del Senado) y un bloqueo a la voluntad legislativa de la Cámara Baja, que ostenta la confianza del Gobierno.
Conflictos de Atribuciones ante el TC: Se facilita la vía para plantear un conflicto de atribuciones ante el Tribunal Constitucional (TC) si se considera que el Congreso demora de forma "injustificada" la tramitación de proposiciones de ley nacidas en el Senado. Esto podría ser visto como una herramienta para judicializar la actividad parlamentaria del Congreso e interferir en sus ritmos internos de trabajo.
Limitación en Sesiones de Control: Se establecen tiempos tasados o limitados para las intervenciones de los miembros del Gobierno (ministros y presidente) en las sesiones de control, lo que, según los críticos, podría obstaculizar la capacidad del Ejecutivo de ofrecer explicaciones detalladas o de defender su posición adecuadamente.
Uso de la Mayoría Absoluta: El hecho de que la reforma se apruebe únicamente con la mayoría absoluta del PP, sin el consenso de otros grupos parlamentarios, genera críticas sobre su legitimidad y la utilización del poder para reformar las "reglas del juego" a favor de la mayoría coyuntural.
La reforma como ejercicio de control democrático
Por otro lado, los defensores de la reforma (principalmente el Partido Popular) argumentan que ésta busca fortalecer el papel constitucional del Senado como Cámara de representación territorial y de segunda lectura, mejorando el control al Gobierno:
Refuerzo del Control al Gobierno: Se introduce la obligación de que el Presidente del Gobierno comparezca al menos una vez al mes a las sesiones de control en el Senado, así como la obligación de que el Gobierno comunique con antelación las ausencias de ministros. Esto se presenta como un mecanismo para aumentar la rendición de cuentas del Ejecutivo ante la Cámara Alta.
Garantía en la Tramitación de Leyes: La posibilidad de acudir al TC por la "demora injustificada" en el Congreso se justifica como una manera de proteger la iniciativa legislativa del Senado y evitar que las proposiciones de ley aprobadas en la Cámara Alta queden bloqueadas indefinidamente por la Mesa o la mayoría del Congreso.
Mejora de la Eficacia Parlamentaria: Se acortan los plazos para que el Gobierno responda por escrito a las preguntas de los senadores (de 30 a 20 días prorrogables).
Conclusión del análisis
La reforma del Reglamento del Senado, impulsada por el Grupo Popular, es un ejemplo de cómo una mayoría parlamentaria puede utilizar sus potestades reglamentarias para redefinir el equilibrio de poderes entre las Cámaras y entre el poder Legislativo y el Ejecutivo.
¿Recorte a la democracia? La etiqueta es fuerte. Más precisamente, los cambios buscan desplazar el equilibrio de poder hacia el Senado (y, por ende, hacia la mayoría que lo controla), lo que podría dificultar la acción de gobierno y la tramitación de leyes del Congreso. Mientras que algunos cambios (como la comparecencia mensual del Presidente) pueden verse como una mejora del control democrático del Ejecutivo, otros (como el aumento del poder de veto o el recurso al TC) son percibidos como un intento de bloqueo institucional o una "guerra de Cámaras" impulsada por una mayoría parlamentaria.
En definitiva, si bien la reforma se realiza dentro del marco formal de las atribuciones del Senado, el debate democrático se centra en si el espíritu de los cambios promueve una mejor gobernanza y un equilibrio sano entre instituciones o si, por el contrario, utiliza una mayoría coyuntural para imponer límites sustanciales al Gobierno y al Congreso.

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