conciertos, CaixaForum Madrid, Xavier Sabata y Kebyart
Un contratenor y un cuarteto de saxofones en el escenario. Sin duda, algo inusual. Kebyart y Xavier Sabata unen fuerzas para ofrecer un cancionero ecléctico y personal donde toda la música, desde Vivaldi hasta Weill, adquiere una nueva dimensión bajo esta combinación innovadora.
Su virtuosismo individual y la mezcla distintiva de sus instrumentos aportan una nueva perspectiva a la música clásica. El título de la canción “I'm an unusual thing” de Michael Nyman, que retoma las cartas de Mozart tres días antes de morir, define la esencia de la misma propuesta artística.
Su programa, que ya se ha escuchado en festivales y salas de concierto como Heidelberger Frühling, Dresdner Musikfestspiele, Konzerthaus Blaibach o August Everding Saal Grünwald, llega ahora a nuestro centro, embarcándose en un cautivador viaje de exploración musical.
Horarios: Martes 16 de diciembre, a las 19 h
Crítica Musical: Cuando el anacronismo se convierte en arte
Xavier Sabata y Kebyart Ensamble: Un diálogo imposible hecho realidad
Calificación: ⭐⭐⭐⭐⭐
En el papel, la premisa parece un desafío a la lógica musicológica: unir a Xavier Sabata, uno de los contratenores más carismáticos y teatrales de la escena actual, con Kebyart, un cuarteto de saxofones —un instrumento inventado siglos después de que se secara la tinta de las partituras que interpretan—. Sin embargo, el resultado de esta colaboración no es una curiosidad excéntrica, sino una revelación sonora de primer orden.
La alquimia instrumental de Kebyart
Lo primero que destaca es la madurez del cuarteto Kebyart (Pere Méndez, Víctor Serra, Robert Seara y Daniel Miguel). Lejos de tratar el saxofón como un instrumento de fuerza o puramente jazzístico, lo abordan con una delicadeza camerística.
En este programa, los saxofones asumen el rol que tradicionalmente pertenecería al basso continuo o a un conjunto de cuerdas. La sorpresa es mayúscula: la homogeneidad del empaste es tal que, por momentos, evocan el sonido de un órgano de tubos humano o de un consort de violas da gamba. Sus arreglos son inteligentes, respetando la estructura armónica del barroco pero aportando la calidez y el "fuelle" propios del viento, creando una base armónica rica y envolvente.
Sabata: El maestro de los afectos
Xavier Sabata demuestra, una vez más, por qué es un referente. No se limita a cantar; encarna el texto. Su voz, de un timbre oscuro, carnoso y homogéneo en todo el registro, navega sobre la textura de los saxofones con una naturalidad pasmosa.
Dramatismo: Sabata utiliza la tímbrica de los saxofones para potenciar el pathos de las obras (ya sean de Händel, Purcell o compositores catalanes).
Versatilidad: La ausencia de instrumentos de época "ortodoxos" libera al cantante de ciertas rigideces estilísticas, permitiéndole una expresividad más audaz y teatral, sin perder la elegancia del fraseo barroco.
Una simbiosis inesperada
Lo más fascinante del concierto/disco es la ósmosis entre voz y metal. Hay momentos donde el vibrato de Sabata y el de los saxofones se alinean con tal precisión que es difícil distinguir dónde termina el aliento humano y dónde empieza el instrumento.
El veredicto: Lejos de ser un experimento de "crossover" forzado, la unión de Sabata y Kebyart es un acto de respeto y renovación. Demuestran que la música antigua es un organismo vivo que, cuando se trata con inteligencia y sensibilidad, respira con la misma fuerza a través de la madera de un violín barroco que a través del latón de un saxofón moderno.
Una propuesta valiente, ejecutada con una excelencia técnica impecable y una profundidad emocional que desarma al oyente desde el primer compás.

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