naturaleza, biodiversidad, castañar de Osorio, Gran Canaria
![]() |
| Imágenes del castañar de Osorio en Gran Canaria |
Cuando uno piensa en Gran Canaria, la mente suele viajar automáticamente a las dunas doradas de Maspalomas o a los barrancos áridos del sur. Sin embargo, en el interior de la isla, abrazada por las neblinas de los vientos alisios, existe una joya verde que desafía el estereotipo subtropical: la Finca de Osorio y su majestuoso castañar.
Situado a las afueras de la villa mariana de Teror, dentro del mítico Parque Rural de Doramas, este bosque representa uno de los pocos lugares en el archipiélago donde se puede vivir el otoño en su máxima expresión cromática.
Un superviviente de la Selva de Doramas
Osorio no es un bosque cualquiera; es un testigo histórico y un laboratorio natural. La finca ocupa una parte de lo que antiguamente fue la legendaria Selva de Doramas, el gran bosque de laurisilva que cubría el norte de la isla y que fue talado masivamente tras la conquista.
Hoy, Osorio es un ejemplo de recuperación. En sus más de 200 hectáreas conviven los castaños (Castanea sativa), introducidos hace siglos por su madera y su fruto, con una laurisilva en plena regeneración. Es un paisaje de contrastes: el verde perenne de los laureles, fayas y brezos se entrelaza con el ciclo caducifolio de los castaños, robles y álamos.
El espectáculo del otoño
Es entre finales de octubre y diciembre cuando Osorio se viste de gala. El suelo se cubre de una alfombra crujiente de hojas cobrizas y los erizos de las castañas comienzan a abrirse. La luz del sol se filtra con dificultad entre las copas, creando una atmósfera de cuento de hadas, húmeda y silenciosa, rota solo por el canto de los pájaros.
Los senderos que recorren la finca permiten al visitante transitar por diferentes ecosistemas en cuestión de minutos. Se puede pasar de un jardín romántico del siglo XIX, con araucarias y alcornoques, a un bosque denso y húmedo que parece sacado de la Era Terciaria.
Biodiversidad: más que árboles
El castañar y el monteverde de Osorio son el hogar de una fauna fascinante. Entre las ramas, es fácil avistar al petirrojo (Erithacus rubecula), confiado y curioso, o escuchar el canto del pinzón vulgar.
Pero la verdadera "reina" del lugar es pequeña y esquiva: la musaraña de Osorio (Crocidura russula osorio). Esta subespecie endémica de musaraña gris, exclusiva del norte de Gran Canaria, encuentra en el suelo húmedo y rico en invertebrados de este bosque su hábitat ideal. También es territorio de rapaces como el aguililla canaria y de lechuzas que aprovechan las oquedades de los árboles viejos.
Un legado cultural y agrícola
La Finca de Osorio no se entiende sin la mano del hombre. La Casona principal, que combina el estilo tradicional canario con influencias inglesas (reflejo de sus antiguos propietarios, la familia Manrique de Lara), preside el recinto.
Históricamente, el castañar no era solo un adorno paisajístico; era una despensa. Las castañas fueron un recurso alimenticio vital en tiempos de escasez y su madera, resistente y flexible, se usaba para la cestería y la construcción.
Una visita responsable
El Castañar de Osorio es un ecosistema frágil. En los últimos años, la afluencia masiva de recolectores de castañas ha puesto en riesgo el equilibrio del suelo y la regeneración del bosque. Por ello, los expertos recuerdan: Osorio se visita para admirar, no para esquilmar.
Caminar por sus senderos bajo la neblina, respirar el olor a tierra mojada y laurel, y observar cómo la naturaleza recupera su terreno en la antigua Selva de Doramas es, sin duda, el mejor fruto que nos puede ofrecer este rincón mágico de Gran Canaria.
Guía rápida para el visitante:
Ubicación: Teror, Gran Canaria (Parque Rural de Doramas).
Mejor época: Noviembre (para ver los colores otoñales) y primavera (para el esplendor verde).
Acceso: Entrada gratuita, pero con aforo limitado y horarios controlados para proteger el entorno. Algunas zonas requieren permiso previo del Cabildo.

COMENTARIOS