opinión, cambio climático, monzón, Asia
03 diciembre 2025.- Mientras el mundo discute metas de emisiones en salas climatizadas, Asia se ahoga. La cifra de muertos ha superado ya los 1.400, una estadística fría que intenta cuantificar el horror que se vive desde Sumatra hasta Sri Lanka. Pero reducir esta tragedia a una "temporada de monzones inusualmente fuerte" no solo es un error técnico, es una negligencia intelectual. Lo que estamos presenciando en el sureste asiático no es el ciclo natural de la lluvia; es el rostro visible y violento de un desastre climático que ya no admite negacionismo ni tibieza.
La pregunta que encabeza el titular —¿Temporada de monzones o desastre climático?— plantea una falsa dicotomía. La realidad, respaldada por la ciencia más reciente, es que el cambio climático ha secuestrado al monzón. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) nos advirtió: por cada grado que se calienta el planeta, la atmósfera retiene un 7% más de humedad. No estamos ante lluvias "normales"; estamos ante tormentas dopadas por un océano sobrecalentado y condiciones de La Niña que actúan como gasolina sobre el fuego. Ciclones como Senyar o Ditwah no son anomalías estadísticas, son los hijos directos de nuestra inacción colectiva.
Sin embargo, sería hipócrita culpar exclusivamente al CO2 global sin mirar a la gestión local. Los informes desde Indonesia son devastadores: en lugares como Batang Toru (Sumatra del Norte), las aguas no solo arrastraron lodo, sino troncos talados ilegalmente. La deforestación ha despojado a la tierra de su capacidad de esponja, convirtiendo cada tormenta en un arma letal. Hemos asfaltado los humedales y talado los bosques que servían de barrera natural, y ahora nos sorprendemos cuando el agua reclama su espacio con furia. Como bien señalan los activistas locales, esto es tanto una crisis climática como una crisis de desarrollo depredador.
La cifra de 1.400 fallecidos no es solo un número; es una advertencia de que la adaptación ha fallado. Los sistemas de alerta temprana sirven de poco si la intensidad del desastre supera cualquier infraestructura prevista. La "nueva normalidad" de la que tanto se habla en los foros internacionales ha llegado a Asia en forma de ríos de lodo que borran pueblos enteros del mapa.
Argumentar que esto es "solo el clima" es un insulto a las víctimas. Estamos ante un crimen de dos autores: un calentamiento global que "turbocarga" los fenómenos meteorológicos y una gestión territorial que prioriza el lucro inmediato sobre la seguridad ambiental.
Si diciembre de 2025 nos enseña algo, es que el tiempo de debatir si el cambio climático es una amenaza futura se terminó. La amenaza está aquí, tiene el agua al cuello y nos está gritando que el modelo actual es insostenible. No podemos evitar que llueva, pero sí podemos —y debemos— dejar de convertir la lluvia en una sentencia de muerte.
La Crónica del Henares
Fuentes:
Gilliver, L. (3 de diciembre de 2025). Monsoon season or climate disaster? What's driving Asia's flash floods as death toll hits 1,400. Yahoo News / Euronews Green. Recuperado de
euronews.com The Guardian. (2 de diciembre de 2025). Global heating and other human activity are making Asia’s floods more lethal. Recuperado de
theguardian.com Al Jazeera. (2 de diciembre de 2025). At least 1,250 people dead: What caused the devastating Asia floods? Recuperado de
aljazeera.com AP News. (3 de diciembre de 2025). Deadly Asian floods are no fluke. They’re a climate warning, scientists say. Recuperado de
apnews.com

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