La extracción de litio, un elemento esencial para impulsar la transición de energía limpia, puede tener impactos negativos en el medio amb...
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| La extracción de litio, un elemento esencial para impulsar la transición de energía limpia, puede tener impactos negativos en el medio ambiente. Imagen: TomTooM03 |
20 enero 2023.- La carrera hacia las emisiones netas cero depende en gran medida del litio: para impulsar vehículos eléctricos, almacenar energía eólica y solar.
Este elemento de la tabla periódica es uno de los principales protagonistas de la transformación económica y de infraestructuras que estamos viviendo en la actualidad. Nuestra dependencia del litio recuerda la del petróleo y el carbón que transformaron nuestra sociedad en el pasado. En ese momento, sin embargo, se desconocían los efectos a largo plazo de la quema de combustibles fósiles, mientras que hoy conocemos los aspectos altamente negativos de la extracción de litio en el medio ambiente.
Con este conocimiento debe venir la responsabilidad hacia el medio ambiente y las generaciones futuras. No debemos caer en las mismas trampas de las que estamos tratando de liberarnos.
Junto con las poderosas cualidades "curativas" y "paliativas" del litio sobre los efectos del cambio climático, es necesario considerar los posibles "efectos secundarios" y comunicarlos de manera transparente.
Estos efectos secundarios incluyen: uso de grandes cantidades de agua y contaminación relacionada; aumento potencial de las emisiones de dióxido de carbono ; producción de grandes cantidades de desechos minerales; aumento de los problemas respiratorios ; alteración del ciclo hidrológico.
Obviamente, los intereses económicos en juego son enormes. Australia, Chile y China producen el 90% del litio del mundo. El mercado mundial del litio se acerca rápidamente a los 8.000 millones de dólares.
Puede surgir una paradoja, por tanto, entre la revolución "limpia" y las minas de litio "sucias": es cierto que electrificar los coches y otros aspectos de nuestra sociedad favorece la reducción de las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, después de considerar el coste de las emisiones asociadas con la extracción de litio, es posible que la transición no sea tan eficiente como creemos, especialmente cuando los mineros no utilizan energía limpia.
Consideremos, por ejemplo, los coches eléctricos. Para dar una idea de este efecto, producir una batería de 500 kilos emite más de un 70% más de dióxido de carbono que producir un coche convencional en Alemania, según un estudio de la consultora de automoción Berylls Strategy Advisors.
Además, la minería de litio requiere mucha agua. Para extraer una tonelada de litio se requieren alrededor de 500.000 litros de agua y puede provocar el envenenamiento de los embalses y los problemas de salud relacionados.
¿Qué hacer, entonces? Para empezar, deberíamos invertir en soluciones alternativas a las baterías de litio. Al mismo tiempo, reciclar y aumentar la vida útil de estas baterías reduciría la necesidad de extraer grandes cantidades del preciado material. Este esfuerzo debe ir acompañado del lanzamiento de operaciones de minería de litio con leyes y regulaciones ambientales estrictas, y de invertir en métodos de minería avanzados capaces de extraer litio del agua de mar.
Remediar y reducir el impacto de la minería de litio es fundamental para poder llamar "progreso" a los pasos que estamos dando hacia un nuevo mundo. De lo contrario, solo estaremos dando vueltas en círculo.
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